viernes, julio 28, 2006

 
"No es el corazón lo que os falta, sino la cabeza".
Renan

Hubo un tiempo en nuestro país en que uno podía ser de "izquierda" sin ser antidemocrático. La izquierda mexicana, de hecho, tuvo un papel crucial en la construcción de la democracia en México. Estoy seguro de que los hombres y mujeres de izquierda que han luchado en nuestra historia para construir un país más libre y democrático llenarían muchas veces el Zócalo, que es lo que hoy parece estar de moda entre los políticos de esta tendencia. Pero sin importar su número, su ejemplo debería pesar poderosamente sobre todos los mexicanos.

Valentín Campa, el líder ferrocarrilero fallecido en 1999, podría parecer un paradójico héroe de la democracia por su pertenencia al Partido Comunista. Pero no hay duda de que lo fue. Encarcelado varias veces por su activismo, nunca perdió la fe en construir una vía electoral al poder. En 1976, cuando incluso el PAN se negó a presentar candidato a la Presidencia de la República, él fue postulado por el Partido Comunista (como candidato no registrado, al igual que el Doctor Simi). El Congreso convertido en Colegio Electoral se negó a validarle un solo voto. Tras la reforma electoral de 1977 que legalizó al Partido Comunista, Campa impulsó la unión de su agrupación con otras fuerzas para formar el PSUM, que daría lugar posteriormente al Partido Mexicano Socialista y al PRD.

Gilberto Rincón Gallardo, también proveniente del Partido Comunista, ha enarbolado siempre la democracia como una de sus banderas. Encarcelado como Campa en el 68, luchador siempre por la construcción de un México de mayor justicia social, hoy cuestiona la trivialización de la larga y dolorosa lucha por la democracia que surge de las comparaciones entre el fraude de 1988 y las elecciones del 2006. Cuando hace unos días le pregunté directamente si él veía un fraude en estos últimos comicios, él respondió tajante: "No".

Cuauhtémoc Cárdenas surgió de las filas del PRI, partido por el cual fue gobernador de Michoacán, pero buscó un difícil camino en las filas de la oposición a partir de 1987. Fue candidato presidencial por el Frente Democrático Nacional en 1988. Las cosas no fueron fáciles en su campaña. No tenía ni dinero ni acceso a medios. Dos colaboradores cercanos, Francisco Xavier Ovando y Román Gil, fueron asesinados. Aun así, el ingeniero obtuvo un apoyo muy fuerte de la población. Quizá haya ganado incluso la elección. No lo sabremos nunca porque las irregularidades del proceso fueron innumerables. Pero la estatura como demócrata de Cárdenas se ratificó pronto. A pesar de lo injusto de la elección, de la información que sugería que había ganado y de su rechazo a las ofertas que buscaban hacerlo reconocer la legitimidad de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, Cárdenas se negó a empujar al País al precipicio de la violencia.

Hay muchos otros héroes de la izquierda democrática en la historia de nuestro país. A Amalia García, también antigua militante del Partido Comunista, me ha tocado verla en muchas batallas. En ellas siempre terció su proyecto de impulsar políticas de beneficio social con la convicción de que al poder sólo se puede acceder por un voto democrático. Por ello pareció casi una burla que su contendiente priista en la elección de Zacatecas del 2004, José Bonilla, quien obtuvo el 35 por ciento de los votos contra el 48 por ciento de Amalia, haya acudido a los tribunales electorales para protestar el resultado. Al final fueron los magistrados, esos mismos que hoy habrán de determinar la validez de la elección presidencial, los que ratificaron su triunfo.

Muchos mexicanos pertenecen todavía a una verdadera izquierda democrática. Tienen respeto al voto, aun en los casos en que éste no los favorece, y muestran tolerancia ante las opiniones distintas a las suyas. Por eso inquieta tanto observar un movimiento de supuesta izquierda que desprecia estas virtudes.

Lo he señalado otras veces. Nadie cuestiona que se impugnen los resultados del 2 de julio en los tribunales: para eso, precisamente, tenemos estos cuerpos. No molesta tampoco que se señalen posibles errores o incluso fraudes en la elección. Preocupa que se hagan acusaciones falsas o que se presenten denuncias penales sin sustento contra los consejeros del IFE. O que alguien mantenga la posición de que sólo un resultado que lo favorezca puede ser legítimo.

Algunas voces de la izquierda democrática histórica se han levantado ya para cuestionar las actitudes antidemocráticas que hemos visto. Pero hay muchas voces dentro del PRD que en el pasado estaban comprometidas con la democracia y que hoy se mantienen calladas. Y es muy triste. Antes la izquierda no se avergonzaba de ser demócrata.

Casillas especiales
Muy pocas fueron las quejas de los ciudadanos o de los representantes de los partidos políticos el día de la elección. La mayor parte de las que se registraron surgieron de las casillas especiales, aquéllas en que podían votar por presidente los ciudadanos que estaban fuera de su distrito. La ley limita tanto el número de casillas especiales como el de boletas que puede tener cada una. Mucha gente que no pudo votar en ellas el 2 de julio dijo que el rechazo se debía a un fraude contra López Obrador. Hoy sabemos que en esas casillas especiales Calderón obtuvo el 42.54 por ciento de los votos contra el 37.35 por ciento de López Obrador. Si un candidato salió perjudicado por la limitación de boletas, fue Calderón.

Sergio Sarmiento, El Norte
sarmiento.jaquemate@gmail.com

Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?