domingo, agosto 23, 2020
La Convención
La Convención Nacional Demócrata (CND) que terminó el 20 de agosto fue un espectáculo. No era para decir algo. El objetivo era cerrar filas en torno a su candidato, Joe Biden, y estimular a los insatisfechos con Trump a salir a votar en su contra. Cada minuto estuvo perfectamente programado.
El juicio a Lozoya es un espectáculo similar. Todo está diseñado para manchar y dividir a la oposición y hacerla menos interesante para quienes están en desacuerdo con el proyecto de AMLO. Es también un esfuerzo por galvanizar a los amlovers con una bandera atractiva en medio del desastre actual.
Como en la CND, lo importante del juicio contra Lozoya ya se decidió. Fue la negociación sobre qué diría y qué no. Lozoya se ha ido contra sus adversarios del gabinete peñista; y sumó a los adversarios de AMLO, por ello en la batería de acusados salpicaron hasta a Calderón y Salinas.
La filtrada denuncia de hechos de Lozoya no ha aportado pruebas y muchos de sus argumentos son absurdos. Odebrecht, por ejemplo, no tenía razón para financiar la reforma energética. Su mundo era el de los contratos otorgados por el gobierno, como los concedidos por Lozoya antes de la reforma. Oderbrecht ha confesado que los sobornos eran para eso.
La CND es un acto de propaganda. Para eso existe. Un proceso judicial debería ser otra cosa. Los montajes, como concluyó la Corte en el caso Florence Cassez, tienen un efecto corruptor sobre un proceso judicial.
Les tocará a los jueces determinar qué tiene valor judicial y qué son meros disparates. Pero desde el punto de vista político, el tribunal relevante es el de la opinión pública. Ahí, todos ya fueron expuestos y AMLO espera que hayan sido condenados.
Ha habido tanta corrupción en nuestra clase política que veremos más videos incriminatorios. Ya aparecieron los del hermano de AMLO recibiendo dinero para apoyar al movimiento. Dar y recibir dinero para fines electorales en efectivo, sin reportarlo, es un delito. Supongo vendrán más videos de todos los bandos.
Con el juicio de Lozoya, AMLO quiere mostrar tener voluntad política de confrontar al pasado corrupto. Me gustaría que realmente la tenga. Ello requiere procesos pulcros y la voluntad de aplicar la ley a todos, amigos y enemigos. Justicia es castigar a cualquiera que haya cometido un delito con una pena similar. El gobierno de AMLO presume el imponer una multa de 13.5 veces el contrato de 74 mil pesos que la revista Nexos ganó en una adjudicación en el 2018. Con ese rigor en todas la compras gubernamentales, podrían dejar de cobrar impuestos y dedicarse a multar contratistas.
Filtrar videos y denuncias penales es ilegal y no sirve para erradicar la corrupción. Esto requiere un proceso judicial creíble e instituciones robustas para prevenirla. A AMLO no le interesan las instituciones fuertes. Hoy se pueden estar dando todo tipo de pagos a través de contratos públicos sin licitación, ¿quién lo puede saber? A pesar de la promesa explícita de AMLO de que no habría más asignaciones directas, éstas son más frecuentes que antes.
El escándalo mediático, incluso el de su propio hermano, sirve para enterrar las cifras de muertes por la pandemia y de más de un millón de empleos formales perdidos. También le permite a AMLO avanzar en su propia agenda.
El mismo día que se difundieron las declaraciones de Lozoya, se anunció que la CFE había aceptado regresar a las antiguas reglas para el retiro de sus empleados: nuevamente una mujer, sin importar la edad, se jubilará a los 25 años de servicio, y los hombres, si tienen más de 55 años y 25 años de servicio, o a los 30 de servicio sin importar la edad. No están claros los detalles, pero implica un alto costo para CFE.
Probablemente vendrá ahora un regalo similar a los trabajadores de Pemex que debilitará aún más sus precarias finanzas. Nos tocará a todos pagar los platos rotos. Mientras, estábamos entretenidos leyendo la denuncia de hechos de Lozoya.
Carlos Elizondo Mayer-Serra