viernes, julio 24, 2020

 

Irritante democracia

El Presidente López Obrador no sabe lo que está diciendo, como de costumbre, cuando perifonea en sus pataletas matutinas, como lo hizo la semana pasada, que es el mandatario más atacado en los últimos 100 años.

Un grupo de intelectuales, académicos, periodistas y líderes sociales publicó un desplegado en el que convocó a los partidos de oposición a crear un bloque ciudadano para ganar espacios en la Cámara de Diputados en la elección del año próximo y hacer frente a las decisiones de AMLO y del partido presidencial, Morena.

Pero los 30 firmantes de la publicación no atacaron al Presidente, ni siquiera pusieron en duda la legitimidad de su triunfo "inequívoco" en las elecciones federales de 2018. Si acaso, advierten a la ciudadanía del peligro de las acciones políticas que el régimen y su partido han emprendido en los 20 meses de su gestión.

Recuerdan, lo que no es delito, que Morena logró tramposamente convertir su minoría en una mayoría en San Lázaro, pues "compró" Diputados, y la consecuencia es la asfixia del pluralismo que vive la Cámara baja, que aprueba todo lo que le dicta el Jefe del Ejecutivo federal.

En la carta abierta, acusan a López Obrador de pretender centralizar el poder del Estado, en detrimento del Legislativo y Judicial, por lo que, lejos de alcanzar logros, ha destruido o deteriorado la administración pública y las instituciones constitucionales.

"Invocando una supuesta cuarta transformación menoscaba las capacidades del Gobierno, toma decisiones unipersonales, polariza la sociedad con bandos artificiales, desacredita la autoridad de los órganos especializados como el INE y ataca toda forma de expresión que no se identifique con su visión política.

"El Gobierno de López Obrador ha mantenido una actitud despreciativa, no sólo hacia las instituciones autónomas, sino también hacia las esferas científicas y culturales así como muy notorio hacia el movimiento de las mujeres que luchan por la igualdad", resumen.

Los autores del desplegado muestran su oposición, sí, pero frente a lo que consideran imposición del Ejecutivo federal, a través de su partido en una argucia legislativa mañosa (o muchas), lo que es inaceptable en una democracia legal, tan legal como el triunfo de López Obrador en las urnas en el 2018.

En una democracia todos tenemos los mismos derechos y todos debemos tener acceso a esos derechos, protección que el mismo Andrés Manuel López Obrador tuvo al ganar inequívocamente la elección presidencial de 2018.

Nadie, ni siquiera de entre sus más ácidos críticos opositores, cuestionó el triunfo de AMLO en 2018, como sistemáticamente lo hacía él cada vez que participaba en una elección y perdía.

Así lo hizo, recordémoslo con horror, cuando tomó Paseo de la Reforma, sumiendo a la Ciudad de México y al resto del País en el caos, encaprichado obsesivamente como estaba y sigue estando en ese tema, en que era el ganador de la elección de 2006 y Presidente legítimo de México, despojado del triunfo por el villano Felipe Calderón, al que sigue odiando y considerando su chamuco.

Cuando AMLO ganó en 2018, Peña Nieto no sólo no lo obstaculizó en su asunción, sino que lo reconoció primero que nadie, como lo hizo el candidato priista Meade, así devenidos en oposición. Igual hicieron todos los medios de comunicación, que recibieron respetuosamente al nuevo Presidente.

Y éste ahora califica a esos medios de prensa fifi, conservadora, reaccionaria, corrupta y demás calificativos que le quedan mejor al Presidente atacante que se llama atacado, pero bien que muerde.

Y no hay antídoto para el mordisco fatal: sólo la democracia, en la que tenemos derecho de pensar, hablar, opinar, disentir, aunque le caiga gordo al Presidente, cuando el mínimo disenso le constipa el intestino.

Riesgo es de la libertad.

 

Felipe Díaz Garza


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