martes, julio 28, 2020

 

Repartiendo culpas

En la peor pandemia de la historia moderna, a México no le va bien. Al momento de escribir este texto, oficialmente más de 395 mil casos de covid-19 han sido detectados, más de 44 mil personas han perdido la vida, la enfermedad por SARS CoV-2 es ya la 4a. causa de muerte en México y en los próximos días ocuparemos el 3er lugar en muertes en el mundo. Un panorama nada halagador.

 

Paradójicamente, las autoridades de salud no han hecho obligatorio del uso de cubrebocas y se niegan a realizar ampliamente pruebas para detectar, dar seguimiento y contener a los contagios. En su lugar, el Dr. López-Gatell ha decidido adoptar una nueva estrategia: señalar culpables.

 

La semana pasada, el discurso que ya había comenzado a dirigirse hacia comorbilidades presentes en algunos pacientes fallecidos (obesidad, diabetes e hipertensión arterial) y que en algún momento llegó casi a culpar a los mismos pacientes por padecerlas, encontró un nuevo blanco: los alimentos procesados, concretamente, las bebidas azucaradas. En un desliz verbal, el subsecretario de Salud llegó a hablar de "veneno embotellado", desatando una gran polémica y un rechazo escrito de la industria de bebidas envasadas. El mensaje era claro: Los alimentos procesados, específicamente los refrescos, están matando a la gente por covid-19. López-Gatell había encontrado a su culpable.

 

Antes de continuar debo aclarar dos puntos: Primero, no es de mi interés el defender a las refresqueras; ellas pueden hacerlo solas. Segundo, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes son desde hace tiempo, las principales causas de muerte en México (INEGI 2018), seguidas por el cáncer y ahora, la covid-19.

 

Según la encuesta ENSANUT 2018, la prevalencia de diabetes en México es del 10.3%, la de obesidad en áreas urbanas del 19.5% y la de hipertensión arterial el 18.4%. De acuerdo con la OMS, México es el 2o. país en obesidad en adultos en el mundo, pero es el número 20 en diabetes (International Diabetes Federation). Pese a estos datos, el equipo de López-Gatell se apresuró a etiquetar a estas comorbilidades, concretamente a la obesidad, como la responsable de la muerte en los pacientes fallecidos por covid-19 y esta idea quedó en la opinión pública.

 

La conclusión es errónea. Si analizamos los datos de comorbilidades asociadas a defunciones, proporcionados por la misma Secretaría de Salud, observamos que el 45% de los pacientes fallecidos cursaba con hipertensión arterial, el 39% con diabetes y solo el 26% con obesidad. Llama mucho la atención, además, que los estados del país con mayores índices de obesidad asociada a sus muertes por covid-19, no correspondan a aquellos donde la prevalencia de este factor de riesgo es mayor. Hablar así de obesidad, como causa de muerte por covid-19, además de ser terriblemente arriesgado, refleja un gran error metodológico. Correlación no es causalidad.

 

En un estudio serio, se debe cuantificar la mortalidad de dos poblaciones de pacientes con covid-19: una con obesidad y otra sin ella y hacer un análisis que muestre si el número de muertes en la población obesa es mayor, con una diferencia que sea estadísticamente significativa. Se debe medir el índice de masa corporal (IMC), ya que la covid-19 se comporta de forma distinta con un IMC de 30 a 34, que con uno de 35 o más. Se deberá estudiar la ingesta calórica de los pacientes y el volumen de bebidas azucaradas consumidas, así como su tipo y origen.

 

Si de verdad se quiere analizar el papel de la obesidad y la relación que pudiera existir con el consumo de bebidas azucaradas, debe hacerse de forma seria. Si se va a acusar a alguien, debe hacerse con bases, no con razonamientos simplistas.

 

Lo mejor sería tal vez, no seguir buscando culpables y ponerse a trabajar con un solo objetivo en mente: evitar que sigan muriendo mexicanos.

 

Xavier Tello

El autor es médico cirujano y analista en políticas de salud. @StratCons


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