sábado, julio 18, 2020

 

El Estado le falla a las mujeres

¿Por qué su Gobierno le ha fallado a las mujeres, señor Presidente?, insistía la reportera de Vice, medio de comunicación británico, en la mañanera de este 14 de julio.

 

Le recordó los datos: en México mueren en promedio 10 mujeres al día, menos de 5 por ciento de las acusaciones de feminicidio terminan en encarcelamiento, y el Gobierno federal recortó 37 millones al presupuesto para el combate a la violencia de género.

 

Andrés Manuel de entrada no respondió directamente. Habló de los pobres, del pueblo y de la justicia, de todo menos del feminicidio, y luego evadió el tema. Pero las feministas sí podemos dar algunas respuestas para nuestro País y para nuestro Estado.

 

La respuesta estéril del Presidente a preguntas puntuales es una muestra de lo primero que padecen las mujeres: la invisibilización. Negarse a nombrar nuestras muertes es matarnos otra vez, pero ahora en el discurso.

 

La clave de la democracia es el debate público y por lo tanto no se puede atender un problema si no se habla de él, si no es parte de la agenda política, si no lo reconocen los representantes del Estado. Por eso es tan grave que el Presidente sistemáticamente minimice la tragedia.

 

Lo peor es que cuando los medios de comunicación y la sociedad civil insisten, las respuestas son tan evasivas como perversas. En este caso, AMLO esquivó el asunto hablando del origen de la violencia como el resultado de la desintegración familiar y la pérdida de valores.

 

Sabemos perfectamente que, tal como está hoy estructurada, la familia mexicana es parte del problema porque fomenta la autoridad total de los hombres, misma que algunos aprovechan para hacer valer su reinado a punta de abusos, golpes y asesinatos.

 

Las mujeres tenemos que servir en todos los sentidos: hacer de comer, lavar la ropa, cuidar a los niños, satisfacer los deseos sexuales y, por si fuera poco, en la mayoría de los casos, también trabajar fuera del hogar y contribuir a los gastos.

 

Los datos lo muestran: desde que inició la pandemia -con ellos más tiempo en casa- las llamadas por violencia doméstica al 911 (calificadas por el mismo Presidente como "falsas" en su mayoría) han aumentado 47 por ciento. El feminicidio subió de 9 casos en febrero a 36 en junio.

 

Nuevo León no es la excepción. La asociación Arthemisas por la Equidad reportó 5 mil 940 casos de violencia familia, o su equiparable, para el año pasado. Los casos llegaron a 7 mil 103 en lo que va de este 2020.

 

Además, se registraron 33 muertes violentas de mujeres, de las cuales 24 han sido declaradas como feminicidios ocurridos entre enero y abril.

 

Recordemos que las víctimas también son menores de edad que sufren abusos por parte de quienes debieran cuidarlos: sus tíos, padres y allegados.

 

Ojalá se desintegrara la familia y la volviéramos a armar, como una institución más democrática en donde todas y todos tuviéramos garantizado el derecho a la vida y la integridad. En donde la responsabilidad de las tareas fuera compartida junto con la autoridad.

 

Pero esto no será posible mientras nuestros representantes políticos esgriman ideas machistas y añejas como si fueran valores para justificar roles de género y tabús que van en contra de los derechos humanos, valores legítimos de la modernidad.

 

En nuestro Estado por ejemplo, quienes promueven el PIN parental niegan la educación sexual en las escuelas porque satanizan el placer y quieren controlar el sexo de acuerdo con su moral, en lugar de reconocerlo como parte fundamental del derecho al cuerpo y al ejercicio de las libertades.

 

Además, se tergiversa el lenguaje, acusando de ideología de género a toda idea progresista de igualdad.

 

La ideología es una creencia impuesta a las personas desde el sistema social. Nosotros vivimos en un sistema social machista, por lo tanto, la ideología de género que predomina hoy es el machismo y la supremacía masculina en todos los espacios, desde el Gobierno hasta la casa. Sin embargo, se acusa a las feministas de promover la ideología de género en una total inversión de la realidad.

 

En resumen, las razones por las cuales tanto el Presidente como el Estado le han fallado a las mujeres son la invisibilización, la negación en el debate político y la distorsión de los hechos a través del discurso, incluyendo el de aquel que señala a quienes exigimos las cuentas.

 

Mariana Gabarrot Arenas

La autora es profesora-investigadora de la Escuela de Humanidades y Educación del Tec de Monterrey.


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