domingo, marzo 11, 2018

 

La gravedad de AMLO

Participé en un encuentro de empresarios con López Obrador. En ejercicio del diálogo hice uso de la palabra, apertura a escuchar que habla bien del candidato.

 

Momentos antes, AMLO había citado a Peña Nieto cuando dijo que la corrupción era cultural, luego puntualizó: "Nos quieren hacer creer que la corrupción es parte de la idiosincrasia del mexicano", y remató que como él será un Presidente honesto, se acabará la corrupción.

 

Sugerí a AMLO sustituir "idiosincrasia" por "modus operandi" y afirmé que la corrupción sí es cultural, es cómo resolvemos el día a día, que no verlo así es no entender el problema y que su solución del Presidente honesto era cándida y muy optimista.

 

AMLO me respondió: "No comparto eso, yo considero que la corrupción se da de arriba para abajo, no de abajo hacia arriba", y terminó: "En los pueblos hay una gran reserva de valores culturales, morales, espirituales para regenerar la vida pública del País". En otra respuesta, refiriéndose a buenos hábitos, se contradijo: "Tenemos que crear esa cultura".

 

En corto sugerí a Alfonso Romo que le explicara que la corrupción no sólo es de arriba para abajo. Respondió que estaba de acuerdo conmigo, que entendiera que se trataba de un evento masivo (estimo 300 personas), que estaban en la etapa de transmitir ideas inspiradoras, y me invitó a leer el documento Proyecto 18, porque ahí está ese enfoque de la corrupción, dijo.

 

Estuve leyendo el Proyecto de Nación 2018-2024. Tiene ideas muy rescatables aunque difiero de algunas formas: "La corrupción no es, como se ha dicho, un asunto cultural ante el cual debamos resignarnos ni una forma de ser de los mexicanos en general, sino una desviación de los gobernantes que puede y debe ser erradicada". (Op. cit., p. 6). Quizá Romo no recuerda esta parte.

 

La corrupción es una práctica común, modus operandi, instrucción no escrita, hábito social. Esto no quiere decir que esté en nuestros genes, en nuestra nacionalidad, en nuestra idiosincrasia, ni que todos sean corruptos, ni que sea exclusiva de los gobernantes.

 

Es cotidiana, sistémica, por lo tanto sí es forma de ser, no de todos ("Más de la mitad de los mexicanos admite que ha sobornado a autoridades, en el último año, para acceder a servicios públicos básicos...", op. cit., p. 15) y sí es combatible, ¡no tenemos que resignarnos! Cultural no quiere decir incurable.

 

"México ha tenido en la corrupción un problema constante y sistémico". (Op. cit., p. 30). Si aceptan (aunque tal vez no entiendan) que es sistémico, ¿por qué AMLO ve a la corrupción como la ley de la gravedad, "de arriba para abajo", cuando es circular? O no se sabe el guión o no está de acuerdo con él.

 

Si AMLO gana y es un Presidente honesto, no modificará la conducta social, no disminuirá la corrupción, se requiere un Mandatario que entienda (o se deje ayudar) en temas sistémicos, que entienda que el sistema cultural moldea la conducta, no un Presidente que ponga a la sociedad, al "pueblo bueno" como víctima, cuando es corresponsable de la corrupción.

 

Atina al mencionar la reserva de honestidad en los mexicanos, no al creer que esa honestidad se activará con el ejemplo presidencial, no es suficiente, se requiere un plan profundo para regenerar prácticas cívicas, reforzar límites y castigar con la ley (he propuesto el territorio de la movilidad y el trabajo del doctor Guillermo Zúñiga, "Las Hazañas Bribonas", como punta de lanza).

 

"Se convocará a la sociedad en su conjunto a fortalecer los hábitos de la honestidad y velar por el bien común, pues hacer realidad estos ideales depende, en mucho, de involucrar a todas las mexicanas y a todos los mexicanos (sic)". (Op. cit., p. 31). ¿Qué implica esta "convocatoria", algo voluntario?

 

En resumen, me pareció ver a un actor en la obra "No te equivoques, Andrés", un candidato cuidando su ventaja, diciendo a la gente lo que quiere escuchar, sin comprometerse en temas como el aborto y, cual Juan Preciado en la novela de Rulfo, "en un plan de prometerlo todo".

 

Su postura de perdonavidas y su repetido "amor y paz" son mala señal en la lucha contra la corrupción. ¿Impunidad hoy para no tener impunidad mañana?

 

En la utopía de AMLO ya no habrá corrupción. En México sí.

 

Eduardo Caccia


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