lunes, febrero 19, 2018

 

Comercio y populismo

"El comercio no es entre naciones sino entre individuos".

Deirdre McCloskey

ÁLAMOS, Sonora.- Mi déficit comercial con el 7-Eleven de la esquina es del 100 por ciento y no me preocupa, comenta la economista Deirdre McCloskey. Lo raro sería que fuera de otra manera. "El comercio no es entre naciones sino entre individuos. Quizá sería mejor que no mantuviéramos estadísticas sobre el comercio internacional".

 

En la Álamos Alliance, que cada año reúne a un grupo de economistas liberales en este pequeño poblado del sur de Sonora, se escuchan con frecuencia observaciones así. No son las simples enumeraciones de cifras de la economía, aunque no faltan presentaciones con desfiles de estadísticas. Lo más valioso de Álamos son observaciones como las de McCloskey, que permiten entender la ignorancia de un Donald Trump que quiere hacer de la desaparición del déficit el objetivo fundamental de la política comercial estadounidense.

 

La Álamos Alliance, lo he dicho, es como un pequeño Davos en el desierto. Si el Foro Económico Mundial buscó un lugar aislado en los Alpes Suizos para promover una reflexión sobre la globalización y otros temas para mejorar el estado del mundo, la Álamos Alliance ha querido encontrar en este pueblo mágico un lugar para llevar a cabo discusiones sobre temas fundamentales de la economía. Sólo que Álamos se ha mantenido siempre pequeño, sin caer en la tentación de convertirse en un enorme circo de 20 pistas ni de alejarse de los temas económicos.

 

Este año la Álamos Alliance celebró su 25º aniversario en una reunión del 15 al 18 de febrero. Participaron, entre otros, el titular de Hacienda, José Antonio González Anaya, y los ex secretarios Pedro Aspe y Francisco Gil Díaz. Entre los economistas se contaron Arnold Harberger, Thomas Saving, Anne Krueger, Rolf Lüders, Nicolás Ardito Barletta, Carlos Hurtado, Herminio Blanco y muchos más. Luis Rubio presentó una visión del momento político de México. Una mesa sobre el populismo reflexionó sobre la manera en que las ideas aparentemente sencillas, pero fundamentalmente equivocadas, de personajes como Trump hacen cada vez más difícil impulsar políticas económicas sensatas. Roberto Salinas León ha presidido en los últimos años la reunión.

 

"La gente piensa que la economía es un juego de suma cero -señaló McCloskey-. Si yo mejoro, tú empeoras. Hasta hace algún tiempo así era la situación, porque no había crecimiento". El populismo incorpora esta forma de pensar, como lo han hecho políticos como Hitler, Perón, Chávez y Trump. "El liberalismo es lo opuesto al populismo. Llevó a la innovación y a una ampliación dramática de la economía y a la reducción de la pobreza... En lugar de una política basada en la envidia, que es el instrumento del populismo, hemos empezado a admirar los avances. Éste es el resultado de las sociedades libres".

 

Los populistas, que no entienden cómo funciona la economía, toman medidas que tienen resultados contrarios a los que quieren. "Nada incrementa más el déficit comercial que el estímulo fiscal que Trump está aplicando (con el recorte de impuestos). Y lo peor es que después nos van a echar la culpa (a los mexicanos)", advierte Pedro Aspe.

 

Quizá la mejor razón para sentirse optimista es que, a pesar del triunfo de Trump, el populismo no ha borrado el sentido común de los estadounidenses. Douglas Irwin, autor de Free Trade Under Fire, cita una encuesta de Gallup según la cual 72 por ciento de sus compatriotas están a favor del libre comercio y sólo 23 por ciento en contra. Es lo contrario de lo que quiere Trump.

 

Sergio Sarmiento


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