domingo, noviembre 30, 2014
¿Mover la cola o mover el perro?
En su mensaje de toma de gobierno hace dos años, el Presidente dio cinco ejes en los que pensaba fincar un cambio para mover a México.
Yo le sugerí un sexto eje (del que seguramente no se enteró, y si se enteró, no le entendió, y si le entendió, no le importó), que cito tal cual: "Permítame, Presidente, aumentar un sexto eje a su proyecto de trabajo: cero tolerancia a la impunidad. Lo imagino decir: 'Impulsaré cambios sociales que fomentarán la aplicación de límites y consecuencias desde lo más básico, como la vialidad, hasta temas mayores. No más impunidad'. ¡Caray! Hasta el perro de Montiel hubiera ladrado".
La alusión canina se debe a que en aquel texto establecí que un entrenador de perros le decía al Presidente cómo cambiar al país.
Cito: "César (Millán) usa perros con buena conducta para contagiar al perro rebelde, opera lo que él llama una transferencia de energía positiva. Enseña al dueño a entender la naturaleza animal del perro, no la naturaleza humana del perro (que por supuesto no existe). Cuando el dueño aprende a cambiar su propia conducta, cambia la del perro.
"Así, el encantador de perros es en realidad un entrenador de dueños, y sus principios funcionan con animales lo mismo que personas: se basan en entender la naturaleza de un sistema y balancear sus símbolos y significados para moldear comportamientos.
"¿Qué haría César Millán con un perro violento, tan violento y sin límites como México? Si Peña Nieto quiere un México en paz, como lo mencionó en su primer eje de trabajo, debería rodearse no sólo de un gabinete con experiencia, sino de un buen grupo de científicos sociales para trabajar cambios en el sistema social del mexicano.
"Lo he dicho ya, y no me cansaré de repetirlo: en el sistema vial, en nuestra forma de conducir, está la gran posibilidad de empezar a cambiar conductas donde un mexicano vea que otro mexicano sí respeta, y que cada día son más los que obedecen la ley que los que la infringen. Yo les he llamado 'metáforas de cambio', César Millán le llama 'transferencia de energía positiva'".
Cuando el Presidente dijo que "la corrupción es cultural", connotadas figuras atacaron su postura; ni el Mandatario supo explicarlo, ni los críticos entenderlo. Yo lo defendí.
El tema "cultural" no es el de la nacionalidad o el genético, es el del sistema cultural o sistema social (el conjunto de prácticas y hábitos que marcan comportamientos), por ello es vital que tanto el Gobierno como la sociedad trabajen para modificar el sistema cultural, sólo así podemos esperar un cambio de conducta (aquí sí vale el ejemplo del mexicano que cruzando la frontera en Estados Unidos no tira basura y respeta la leyes, el sistema de allá lo moldea).
Las 10 medidas anunciadas por el Presidente (donde mezcla estrategias con tácticas) serán poco efectivas sin un cambio en el sistema. Es como crear un archivo nuevo en una computadora infectada.
Por ello, me permito añadir el punto 11 al decálogo presidencial: ¡Cero tolerancia a la impunidad! Lo imagino decir: "Tendré un grupo de asesores para ayudar a generar un cambio en el sistema social del mexicano, incluyéndonos a nosotros, los políticos. Impulsaré cambios que fomentarán la aplicación de límites y consecuencias desde lo más básico, como la vialidad, hasta temas mayores. No más impunidad".
¿Suena familiar? Necesitamos lo mismo de hace dos años, ¿se dará cuenta ahora el Presidente?
Ayer fueron los cinco ejes, hoy los 10 puntos. ¿Habrá 15 puntos en un nuevo plan emergente dentro de dos años? Si no hay un cambio en el sistema, me temo que sí.
El cambio pasa por rescatar la enseñanza de la ética (palabra que por cierto no recuerdo haber escuchado en el mensaje presidencial) y aplicar la ley. Presidente, enfrente la impunidad, ¡aplique la ley!
No necesitamos más leyes ni derrocar al Presidente, es el sistema el que hay que arreglar, necesitamos que Peña Nieto y su equipo se convenzan de que el sistema moldea conductas, no al revés. Lo sabe César Millán: es más fácil que el perro mueva la cola, que la cola mueva al perro.
Eduardo Caccia
Yo le sugerí un sexto eje (del que seguramente no se enteró, y si se enteró, no le entendió, y si le entendió, no le importó), que cito tal cual: "Permítame, Presidente, aumentar un sexto eje a su proyecto de trabajo: cero tolerancia a la impunidad. Lo imagino decir: 'Impulsaré cambios sociales que fomentarán la aplicación de límites y consecuencias desde lo más básico, como la vialidad, hasta temas mayores. No más impunidad'. ¡Caray! Hasta el perro de Montiel hubiera ladrado".
La alusión canina se debe a que en aquel texto establecí que un entrenador de perros le decía al Presidente cómo cambiar al país.
Cito: "César (Millán) usa perros con buena conducta para contagiar al perro rebelde, opera lo que él llama una transferencia de energía positiva. Enseña al dueño a entender la naturaleza animal del perro, no la naturaleza humana del perro (que por supuesto no existe). Cuando el dueño aprende a cambiar su propia conducta, cambia la del perro.
"Así, el encantador de perros es en realidad un entrenador de dueños, y sus principios funcionan con animales lo mismo que personas: se basan en entender la naturaleza de un sistema y balancear sus símbolos y significados para moldear comportamientos.
"¿Qué haría César Millán con un perro violento, tan violento y sin límites como México? Si Peña Nieto quiere un México en paz, como lo mencionó en su primer eje de trabajo, debería rodearse no sólo de un gabinete con experiencia, sino de un buen grupo de científicos sociales para trabajar cambios en el sistema social del mexicano.
"Lo he dicho ya, y no me cansaré de repetirlo: en el sistema vial, en nuestra forma de conducir, está la gran posibilidad de empezar a cambiar conductas donde un mexicano vea que otro mexicano sí respeta, y que cada día son más los que obedecen la ley que los que la infringen. Yo les he llamado 'metáforas de cambio', César Millán le llama 'transferencia de energía positiva'".
Cuando el Presidente dijo que "la corrupción es cultural", connotadas figuras atacaron su postura; ni el Mandatario supo explicarlo, ni los críticos entenderlo. Yo lo defendí.
El tema "cultural" no es el de la nacionalidad o el genético, es el del sistema cultural o sistema social (el conjunto de prácticas y hábitos que marcan comportamientos), por ello es vital que tanto el Gobierno como la sociedad trabajen para modificar el sistema cultural, sólo así podemos esperar un cambio de conducta (aquí sí vale el ejemplo del mexicano que cruzando la frontera en Estados Unidos no tira basura y respeta la leyes, el sistema de allá lo moldea).
Las 10 medidas anunciadas por el Presidente (donde mezcla estrategias con tácticas) serán poco efectivas sin un cambio en el sistema. Es como crear un archivo nuevo en una computadora infectada.
Por ello, me permito añadir el punto 11 al decálogo presidencial: ¡Cero tolerancia a la impunidad! Lo imagino decir: "Tendré un grupo de asesores para ayudar a generar un cambio en el sistema social del mexicano, incluyéndonos a nosotros, los políticos. Impulsaré cambios que fomentarán la aplicación de límites y consecuencias desde lo más básico, como la vialidad, hasta temas mayores. No más impunidad".
¿Suena familiar? Necesitamos lo mismo de hace dos años, ¿se dará cuenta ahora el Presidente?
Ayer fueron los cinco ejes, hoy los 10 puntos. ¿Habrá 15 puntos en un nuevo plan emergente dentro de dos años? Si no hay un cambio en el sistema, me temo que sí.
El cambio pasa por rescatar la enseñanza de la ética (palabra que por cierto no recuerdo haber escuchado en el mensaje presidencial) y aplicar la ley. Presidente, enfrente la impunidad, ¡aplique la ley!
No necesitamos más leyes ni derrocar al Presidente, es el sistema el que hay que arreglar, necesitamos que Peña Nieto y su equipo se convenzan de que el sistema moldea conductas, no al revés. Lo sabe César Millán: es más fácil que el perro mueva la cola, que la cola mueva al perro.
Eduardo Caccia