miércoles, julio 04, 2012

 

AMLO: liderazgo para el 2018, #132: bienvenidos a la realidad

Como Andrés Manuel López Obrador es un táctico del poder, su conferencia de prensa el lunes sirvió para puntualizar luchas:

1.- La ventaja de 3 millones 200 mil votos es difícil de remontar en los recuentos; pero de todos modos, de algo le servirá manchar el proceso.

2.- Las elecciones no fueron de santos contra mapaches, sino de operadores de votos contra operadores de votos… y ganó el PRI. Pero el PRD hizo exactamente lo mismo que el PRI, sólo que con menores resultados. En el 2006 ser revisaron urnas y en el recuento Calderón logró más votos que López Obrador.

3.- Con López Obrador no existen secretos. Al explicar en campaña las razones de la protesta del 2006, el candidato perredista adelantó vísperas: no modificar resultados ni dictámenes sino crear en la protesta un factor de cohesión para mantener a sus seguidores. El plantón en Reforma fue un factor sorpresa que le dio tiempo para amarrar alianzas. Luego vino la orden para que el PRD impidiera la toma de posesión, siguió la instrucción de no reconocer a Calderón y terminó con el circo de la toma de posesión como presidente legítimo.

4.- Ahora careció de imaginación: sus acusaciones en la conferencia de prensa del lunes pasado no llevaron a la presentación de pruebas para acomodar 3.2 millones de votos. Un nuevo plantón es imposible porque ya no lo seguirían a esa aventura. El PRD condicionó su participación al seguimiento de los canales legales porque anular la elección sería reponer las elecciones en las que el PRD desbancó al PAN como segunda fuerza política nacional y la victoria en las gubernaturas de Morelos y Tabasco logradas a pulso. Al PRD no le conviene reponer la elección.

5.- Como López Obrador se impone por lo efectista de algunas de sus protestas, la conferencia de prensa y el anuncio de impugnaciones legales fueron el indicio de que ya no hay nada qué hacer más que manchar la elección con acusaciones contra el PRI por el uso de mecanismos no legales pero con la realidad de que el PRD hizo lo mismo, sólo que sin poder movilizar más votos que el tricolor. Por tanto, la conferencia y la impugnación fueron mensajes políticos hacia el interior de la coalición PRD-PT-MC-Morena y no para la sociedad.

6.- El saldo electoral del domingo pasado fue una victoria del PRI, una derrota del PAN y un saldo más que positivo para el PRD: a pesar del costo político del plantón del 2006, de la insurrección para estallar una crisis constitucional en diciembre impidiendo la toma de posesión de Calderón y la payasada de la presidencia legítima, López Obrador perdió en el 2012 pocos votos en términos reales --descontándole el aumento del padrón-- sobre el 2006 y bajó apenas del 35.3% del 2006 a 31.6%, cuando el PAN se desplomó de 35.8% hace seis años a 25.4% el domingo pasado y el PRD disminuyó 3.7 puntos porcentuales y el PAN 10.4.

7.- Más que el primero de julio del 2012, a López Obrador le preocupa el domingo primero de julio del 2018. Cárdenas compitió tres veces por la presidencia, pero del 30% de 1988 bajó a una media de 16% en las dos siguientes; López Obrador mantuvo su tercio de votos, nada desdeñable luego de haber bajado a 20% sus tendencias a finales del año pasado. Por lo pronto, el tabasqueño ya creó su propia estructura partidista con la absorción de Convergencia, el dominio sobre el PT y su organización Morena. Estas formaciones indicarían la fragmentación de los grupos neopopulistas.

8.- Como la historia casi nunca tiene sorpresas y suele ser circular, López Obrador enfrenta un escenario que ya vivió Cárdenas cuando perdió las elecciones por tercera vez: López Obrador fue impulsado por Cárdenas como jefe de gobierno 2000-2006, desde ahí construyó su candidatura presidencial y luego desplazó a Cárdenas en el 2006. El tabasqueño impuso a Marcelo Ebrard como jefe de gobierno, éste usó el cargo para construir su candidatura presidencial, estaba listo para competir en el 2012 pero decidió "no pelearse con la historia" de liderazgo de López Obrador y le cedió el turno. Hoy Ebrard aparece como el jefe máximo del gobierno del DF para el siguiente sexenio, tiene el control del PRD en la capital del país y opera una coalición progresista a través de Manuel Camacho Solís. En el 2018 Ebrard será el caudillo de refresco del PRD como una figura mediática, mientras López Obrador seguirá estancado en sus estilos tropicales.

9.- De ahí que López Obrador esté urgido en construir una protesta contra la elección como factor de cohesión de sectores sociales inconformes con el resultado electoral. Ahí es donde apareció el movimiento de estudiantes de universidades privadas YoSoy132 como una protesta contra Peña Nieto y ahora como punta de lanza del discurso político del tabasqueño. Como López Obrador sabe que otra protesta como la del 2006 será difícil porque el PRD tendría que deslindarse de cuestionar una elección que hizo crecer al partido, entonces está pivoteando a los chavos del 132 al conflicto poselectoral con los mismos argumentos políticos del 2006.

10.- El 132 fracasó en sus resultados porque nació con el objetivo limitado de impedir la victoria del PRI. Los datos indican que el mismo número de jóvenes votó por Peña que por López Obrador. Su discurso democratizador se está enlodando con su rechazo a los resultados electorales de un proceso democrático, aunque peligrosamente en el terreno pantanoso de la violencia contestataria extremista, antidemocrática y amenazante. Ingenuamente el 132 está siendo impulsado a querer cambiar un proceso electoral que no pudo modificar en el 2006 el PRD como partido y cifras más apretadas.

11.- El 132 se enfila a la ruptura violenta, está a punto de provocar choques con la policía por su intransigencia estilo chileno, quieren su primera víctima para redinamizarse y se perfilan como los fascios del lopezobradorismo.

12.- Sólo que el escenario social del 2012 es mejor que el del 2006.



@carlosramirezh
 
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Todos sabemos que el PRI compró y acarreó votos, eso no está en duda. Lo que se critica de AMLO es que siga diciendo que él y sus partidos son limpios. Ellos hicieron lo mismo que el PRI, compraron y acarrearon. También el PAN y el PANAL. Obvio que el PRI fue el que mejor lo hizo. Pero ¿cómo exigirle cuentas al IFE, querer anular la elección cuando todos hicieron lo mismo? ¿Con qué calidad moral lo hacen? Y luego piden conteo de voto por voto, pero si el fraude fue por compra de votos y acarreo, ¿qué saldrá de contar los votos? Lo que quieren es manchar el proceso para justificar otros 6 años de su movimiento.
 
Lo que necesitamos es una reforma política que acabe con la partidocracia, pero eso no sucederá, pues los partidos no se harán harakiri acabando con los miles de millones de pesos que reciben del Erario cada año. Ya es un negocio para ellos, y AMLO y toda la izquierda forman parte de esa mafia. Así que no venga AMLO a darse baños de pureza. Eso sólo se lo creen sus fanatizados y acríticos seguidores.

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