martes, diciembre 20, 2011
Yo no quería (hacer el bloqueo en Reforma)
"Si no hubiésemos tomado esa decisión, hubiesen habido (sic) muertos." Andrés Manuel López Obrador
Ahora resulta que Andrés Manuel López Obrador no quiso hacer el plantón del 2006 en el Paseo de la Reforma, Avenida Juárez, Madero y el Zócalo de la Ciudad de México, sino que se vio obligado a llevarlo a cabo para evitar una explosión de violencia.
En un mensaje divulgado por YouTube ayer lunes, el candidato presidencial de la izquierda en el 2006 y el 2012 ha retomado una de las decisiones que más daño le han hecho políticamente. El bloqueo duró seis semanas y paralizó buena parte de la actividad económica en el centro de la Ciudad de México. Cientos de trabajadores, quizá miles, perdieron sus empleos por este bloqueo, que fue un durísimo golpe a las empresas establecidas en la zona.
Lo que más irritaba era que se trataba de un plantón fantasma. Las tiendas de campaña se quedaban vacías en el día y en las noches sólo permanecía una pequeña guardia. Los pocos participantes se dedicaban a jugar futbol callejero. La policía del Distrito Federal protegía el plantón. No podía hacer otra cosa porque el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Alejandro Encinas, respondía más a los intereses de López Obrador que a los de los ciudadanos.
Sabemos que el plantón dividió profundamente a la izquierda. Varios dirigentes y colaboradores de López Obrador -quien había realizado con anterioridad violentos bloqueos de pozos petroleros en Tabasco- se opusieron y argumentaron que se estaba desplomando el respaldo popular a los partidos participantes. Andrés Manuel se negó a levantar el plantón hasta el 15 de septiembre, en vísperas del desfile de independencia. La Secretaría de la Defensa había señalado que la parada militar se llevaría a cabo en su ruta tradicional con plantón o sin él.
Pero ahora resulta que las cosas no fueron así. "Lo del plantón de Reforma y del Zócalo", afirmó ayer López Obrador, en un mensaje difundido por YouTube, "se hizo precisamente para evitar la violencia. Nos costó mucho, nos han cuestionado mucho por eso; pero hay que decirles que si no hubiésemos tomado esa decisión hubiesen habido (sic) muertos. Y que nosotros sinceramente queremos el cambio por la vía pacífica. No queremos la violencia".
El candidato añadió en su mensaje: "Yo no odio. Yo lo que quiero es la transformación con la participación de todos. Queremos la reconciliación de los mexicanos para salvar al País. Todo lo que estoy planteando de la República Amorosa es sincero. No es de coyuntura electoral. Yo no odio a nadie".
Yo no sé si la transformación de López Obrador es real o no. Todos tenemos el derecho de cuestionar el amor del tabasqueño por el prójimo con el historial que tiene. Pero pretender que él no quería el plantón de Reforma, y se vio obligado a ordenarlo para evitar una explosión de violencia, simplemente no es congruente con la información que tenemos sobre lo ocurrido entre fines de julio y mediados de septiembre del 2006. Los testimonios disponibles permiten saber que había muchas objeciones al plantón entre los seguidores de López Obrador, pero que éste insistió en llevarlo a cabo.
Siempre pensé que la estrategia de Andrés Manuel en la actual campaña sería apostar al olvido colectivo sobre lo sucedido en el 2006. Lo ayudaba la prohibición a la crítica en la ley electoral, la cual impediría que sus rivales mostraran en televisión imágenes de los bloqueos de los pozos petroleros de Tabasco o del plantón de Reforma.
Sin embargo, la decisión de explicar este bloqueo como una medida de sacrificio para evitar actos de violencia rebasa los límites de lo que uno hubiera considerado plausible.
Sergio Sarmiento
Ahora resulta que Andrés Manuel López Obrador no quiso hacer el plantón del 2006 en el Paseo de la Reforma, Avenida Juárez, Madero y el Zócalo de la Ciudad de México, sino que se vio obligado a llevarlo a cabo para evitar una explosión de violencia.
En un mensaje divulgado por YouTube ayer lunes, el candidato presidencial de la izquierda en el 2006 y el 2012 ha retomado una de las decisiones que más daño le han hecho políticamente. El bloqueo duró seis semanas y paralizó buena parte de la actividad económica en el centro de la Ciudad de México. Cientos de trabajadores, quizá miles, perdieron sus empleos por este bloqueo, que fue un durísimo golpe a las empresas establecidas en la zona.
Lo que más irritaba era que se trataba de un plantón fantasma. Las tiendas de campaña se quedaban vacías en el día y en las noches sólo permanecía una pequeña guardia. Los pocos participantes se dedicaban a jugar futbol callejero. La policía del Distrito Federal protegía el plantón. No podía hacer otra cosa porque el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Alejandro Encinas, respondía más a los intereses de López Obrador que a los de los ciudadanos.
Sabemos que el plantón dividió profundamente a la izquierda. Varios dirigentes y colaboradores de López Obrador -quien había realizado con anterioridad violentos bloqueos de pozos petroleros en Tabasco- se opusieron y argumentaron que se estaba desplomando el respaldo popular a los partidos participantes. Andrés Manuel se negó a levantar el plantón hasta el 15 de septiembre, en vísperas del desfile de independencia. La Secretaría de la Defensa había señalado que la parada militar se llevaría a cabo en su ruta tradicional con plantón o sin él.
Pero ahora resulta que las cosas no fueron así. "Lo del plantón de Reforma y del Zócalo", afirmó ayer López Obrador, en un mensaje difundido por YouTube, "se hizo precisamente para evitar la violencia. Nos costó mucho, nos han cuestionado mucho por eso; pero hay que decirles que si no hubiésemos tomado esa decisión hubiesen habido (sic) muertos. Y que nosotros sinceramente queremos el cambio por la vía pacífica. No queremos la violencia".
El candidato añadió en su mensaje: "Yo no odio. Yo lo que quiero es la transformación con la participación de todos. Queremos la reconciliación de los mexicanos para salvar al País. Todo lo que estoy planteando de la República Amorosa es sincero. No es de coyuntura electoral. Yo no odio a nadie".
Yo no sé si la transformación de López Obrador es real o no. Todos tenemos el derecho de cuestionar el amor del tabasqueño por el prójimo con el historial que tiene. Pero pretender que él no quería el plantón de Reforma, y se vio obligado a ordenarlo para evitar una explosión de violencia, simplemente no es congruente con la información que tenemos sobre lo ocurrido entre fines de julio y mediados de septiembre del 2006. Los testimonios disponibles permiten saber que había muchas objeciones al plantón entre los seguidores de López Obrador, pero que éste insistió en llevarlo a cabo.
Siempre pensé que la estrategia de Andrés Manuel en la actual campaña sería apostar al olvido colectivo sobre lo sucedido en el 2006. Lo ayudaba la prohibición a la crítica en la ley electoral, la cual impediría que sus rivales mostraran en televisión imágenes de los bloqueos de los pozos petroleros de Tabasco o del plantón de Reforma.
Sin embargo, la decisión de explicar este bloqueo como una medida de sacrificio para evitar actos de violencia rebasa los límites de lo que uno hubiera considerado plausible.
Sergio Sarmiento
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AMLO es un mentiroso. Ahora quiere lavar su imagen con el bloqueo que hizo de Reforma en el DF con su berrinche de que le habían hecho fraude (nunca comprobado, al contrario, se comprobó que no lo hubo). La principal prueba de que AMLO miente es que ese bloqueo causó la división en el PRD que duró varios años, donde el grupo de los "chuchos" se distanció del peje, pues éstos son más moderados, más progresistas que los radicales cercanos al mesías tropical. Lo dije en el '95 antes que los panistas y lo vuelvo a decir ahora: AMLO es un peligro para México. Lo bueno es que ahora va en 3er lugar y ese peligro es menos probable en ésta ocasión.