jueves, noviembre 11, 2010
Sanguijuela (el gobierno y sus burócratas)
"Estoy a favor de un gobierno rigurosamente frugal y simple". Thomas Jefferson
La Cámara de Diputados está estudiando cómo repartir los 3 billones 439 mil millones de pesos del presupuesto de gastos del Gobierno federal para 2011. Es un monto realmente extraordinario. Cada día el Gobierno federal erogará 9 mil 421.9 millones de pesos. En el año estos egresos equivaldrán a 31 mil pesos por cada hombre, mujer y niño de nuestro país. Si el Gobierno repartiera el dinero en lugar de gastarlo, cada familia típica de dos adultos y tres niños recibiría 155 mil pesos o 12 mil 917 pesos al mes. Esto es mucho más que el ingreso promedio de las familias mexicanas. Si quisiéramos acabar de un golpe con la pobreza en México, no tendríamos más que suspender las funciones del Gobierno durante un año y entregar directamente el dinero del gasto público a los mexicanos.
La afirmación de que el Gobierno ha sido austero bajo las administraciones panistas es simplemente falsa. Las propias cifras del proyecto de presupuesto lo desmienten. El gasto neto total ha venido creciendo de manera sistemática y alarmante de tal suerte que en el 2011 alcanzará su nivel más alto de la historia. Tan sólo entre el 2006, el último año de Vicente Fox, y el próximo 2011 se registrará un incremento de 36 por ciento real.
Lo peor es que el aumento no se traduce en mejores servicios para los gobernados. El gasto en la Secretaría de Seguridad Pública ha tenido un crecimiento real de 184 por ciento entre 2006 y 2010. En ese periodo, sin embargo, el país ha registrado una expansión brutal de la inseguridad y la violencia. Parecería que entre más se gasta en seguridad, más vive el país en la inseguridad.
En el mismo periodo los subsidios -que son una forma de destruir los incentivos e impedir una mayor competitividad de la economía- aumentaron 130.2 por ciento. Las pensiones y jubilaciones de los burócratas lo hicieron en 67 por ciento. El gasto corriente se ha elevado 54.1 por ciento y los servicios personales -sueldos y honorarios de burócratas y funcionarios- 37.6 por ciento.
Para el 2011 quienes viven del presupuesto se preparan para un nuevo festín. El Poder Judicial busca un aumento en un solo año de 17.3 por ciento; el IFE, 17 por ciento; la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 19.1 por ciento; la Defensa Nacional, 10.3 por ciento, y la Marina, 9.9 por ciento. Las pensiones y jubilaciones de los burócratas aumentarán 8.4 por ciento.
El gasto gubernamental es bastante ineficaz. Una serie de cuadernos documentales elaborados por el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) bajo la coordinación de Carlos Elizondo Mayer-Serra y Ana Laura Magaloni ofrece muchos ejemplos (www.cide.edu.mx). Muchos más podemos ver en la vida cotidiana: desde el nuevo edificio del Senado y la inconclusa Estela de Luz del bicentenario hasta la alberca en el Paseo de la Reforma de la Conade y el gasto en sueldos de maestros que no sabemos si existen o trabajan. El gasto gubernamental está lleno de dispendios justificados por los políticos porque "son sólo 200 millones de pesos" o lo que sea.
Parece obsceno que los diputados se peleen por repartir los 3 billones 439 mil millones de pesos que el Gobierno arranca a la sociedad. Lo lógico sería examinar los gastos para eliminar todo aquello que no sea estrictamente necesario. Este ejercicio podría reducir el gasto público de manera muy importante, quizá a la mitad o más, sin afectar las operaciones fundamentales del Gobierno. Los beneficios a la sociedad serían enormes. Por lo menos ya no habría una sanguijuela que absorbiera casi una cuarta parte de los recursos de la sociedad.
Inyecciones de dinero
Los políticos y economistas se preguntan por qué las inyecciones de dinero del Gobierno no han servido para impulsar un mayor crecimiento de la economía de Estados Unidos. No han entendido que una crisis generada por una inyección excesiva de dinero no se cura aumentando la dosis.
Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com
La Cámara de Diputados está estudiando cómo repartir los 3 billones 439 mil millones de pesos del presupuesto de gastos del Gobierno federal para 2011. Es un monto realmente extraordinario. Cada día el Gobierno federal erogará 9 mil 421.9 millones de pesos. En el año estos egresos equivaldrán a 31 mil pesos por cada hombre, mujer y niño de nuestro país. Si el Gobierno repartiera el dinero en lugar de gastarlo, cada familia típica de dos adultos y tres niños recibiría 155 mil pesos o 12 mil 917 pesos al mes. Esto es mucho más que el ingreso promedio de las familias mexicanas. Si quisiéramos acabar de un golpe con la pobreza en México, no tendríamos más que suspender las funciones del Gobierno durante un año y entregar directamente el dinero del gasto público a los mexicanos.
La afirmación de que el Gobierno ha sido austero bajo las administraciones panistas es simplemente falsa. Las propias cifras del proyecto de presupuesto lo desmienten. El gasto neto total ha venido creciendo de manera sistemática y alarmante de tal suerte que en el 2011 alcanzará su nivel más alto de la historia. Tan sólo entre el 2006, el último año de Vicente Fox, y el próximo 2011 se registrará un incremento de 36 por ciento real.
Lo peor es que el aumento no se traduce en mejores servicios para los gobernados. El gasto en la Secretaría de Seguridad Pública ha tenido un crecimiento real de 184 por ciento entre 2006 y 2010. En ese periodo, sin embargo, el país ha registrado una expansión brutal de la inseguridad y la violencia. Parecería que entre más se gasta en seguridad, más vive el país en la inseguridad.
En el mismo periodo los subsidios -que son una forma de destruir los incentivos e impedir una mayor competitividad de la economía- aumentaron 130.2 por ciento. Las pensiones y jubilaciones de los burócratas lo hicieron en 67 por ciento. El gasto corriente se ha elevado 54.1 por ciento y los servicios personales -sueldos y honorarios de burócratas y funcionarios- 37.6 por ciento.
Para el 2011 quienes viven del presupuesto se preparan para un nuevo festín. El Poder Judicial busca un aumento en un solo año de 17.3 por ciento; el IFE, 17 por ciento; la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 19.1 por ciento; la Defensa Nacional, 10.3 por ciento, y la Marina, 9.9 por ciento. Las pensiones y jubilaciones de los burócratas aumentarán 8.4 por ciento.
El gasto gubernamental es bastante ineficaz. Una serie de cuadernos documentales elaborados por el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) bajo la coordinación de Carlos Elizondo Mayer-Serra y Ana Laura Magaloni ofrece muchos ejemplos (www.cide.edu.mx). Muchos más podemos ver en la vida cotidiana: desde el nuevo edificio del Senado y la inconclusa Estela de Luz del bicentenario hasta la alberca en el Paseo de la Reforma de la Conade y el gasto en sueldos de maestros que no sabemos si existen o trabajan. El gasto gubernamental está lleno de dispendios justificados por los políticos porque "son sólo 200 millones de pesos" o lo que sea.
Parece obsceno que los diputados se peleen por repartir los 3 billones 439 mil millones de pesos que el Gobierno arranca a la sociedad. Lo lógico sería examinar los gastos para eliminar todo aquello que no sea estrictamente necesario. Este ejercicio podría reducir el gasto público de manera muy importante, quizá a la mitad o más, sin afectar las operaciones fundamentales del Gobierno. Los beneficios a la sociedad serían enormes. Por lo menos ya no habría una sanguijuela que absorbiera casi una cuarta parte de los recursos de la sociedad.
Inyecciones de dinero
Los políticos y economistas se preguntan por qué las inyecciones de dinero del Gobierno no han servido para impulsar un mayor crecimiento de la economía de Estados Unidos. No han entendido que una crisis generada por una inyección excesiva de dinero no se cura aumentando la dosis.
Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com
++++++++++++++++++++++++++++++
Por eso lo mejor es un gobierno lo más esbelto, pequeño, y eficiente posible. Entre más atribuciones se dejen en mano de los políticos y burócratas, más obesos se harán, y más caro será para toda la sociedad. El gobierno debe enfocarse a lo básico: seguridad, educación y salud. Así como infraestructura. Todo lo demás es secundario y debe dejarse en manos de la sociedad civil, de la iniciativa privada, lo más posible.