miércoles, octubre 20, 2010

 

Más allá de la clase media

El libro Clasemediero, de Luis Rubio y Luis de la Calle, es una gran aportación a los debates sobre las futuras bases del desarrollo de la sociedad mexicana. Es una bomba de tiempo, en la medida que las tesis elaboradas en el tracto refutan consensos básicos de la sabiduría política convencional y uno que otro tabú. Es, pues, un libro políticamente incorrecto. Sin embargo, si las conclusiones tienen validez, los debates sobre crecimiento, desigualdad, empleo, y política económica en general, cambian en forma radical; las "implicaciones de esta nueva circunstancia son extraordinarias."

La tesis de que la sociedad mexicana es de clase media significa que la idea de una lucha de clases representa un mito genial de una corriente política desgastada, fuera de toda realidad contemporánea. Una sociedad de clase media, según el criterio de los autores, implica una población económica con "ingresos suficientes para poder vivir en una sociedad urbana" pero a la misma vez una disposición de no arriesgar "lo que ya logró" cosechar.

Una clase media es fruto de la soberanía del consumidor y, por tanto, de la competencia, apertura y estabilidad de precios. El riesgo de un futuro impuesto inflacionario es anatema a familias que, según el mismo criterio, tienen ingresos disponibles para un auto, una hipoteca, un televisor, una computadora, acceso a Internet y hasta una vacación ocasional.

Si la mayoría económica, como dice la obra, es representada por clasemedieros, los desafíos de política económica estarían por preservar ciertos logros alcanzados, como la estabilidad de la unidad de cuenta o la apertura al comercio exterior, a la vez que modificar otros discursos, sustituir la retórica del asistencialismo por la de la flexibilidad, o dar un mayor énfasis a un régimen facilitador en vez de a uno de sobre-reglamentación.

Éstas son ocurrencias, reflexiones que se derivan de los alcances de esta dramática tesis. En las palabras de los autores, la clase media "entraña una actitud", una actitud que además se define, no por afiliación partidista u orientación ideológica, sino por preservar (y mejorar) esta nueva posición económica.

Este debate es fresco, y bienvenido; y no tan sólo en los círculos nacionales. Vaya, si el país es mayoritariamente clasemediero, ello tiene implicaciones fundamentales para los vecinos del norte, tanto por su nuevo afán de impulsar las exportaciones, como por la eventual necesidad de profundizar los procesos de integración que dieron inicio hace más de dos décadas, aquellos tiempos cuando, en definitiva, no éramos clasemedieros…

Roberto Salinas León

rsalinas@eleconomista.com.mx

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A los populistas y demagogos no les conviene que los mexicanos seamos mayoritariamente clasemedieros, al menos no les conviene que la clase media sepa que son clase media y las repercusiones políticas y económicas de serlo. Se les acaba la administración de la pobreza que los mantiene pegados a la ubre del Erario. A los políticos les conviene una gorda burocracia justificada en la lucha contra la pobreza con subsidios y dádivas gubernamentales que nunca resuelven el problema.

 

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