lunes, junio 25, 2007

 

Jarabe para un cáncer, culpa del populismo

El impuesto al valor agregado, no es una opción... es obligatorio en el mercado comunitario europeo y al hacerlo neutral garantiza la libre circulación y competencia. Por esta razón, la Unión Europea exige a estados miembros su aplicación, ya que clarifica la carga impositiva que grava y hace proporcionales a las economías, en función del volumen que son capaces de desplazar en su apetito por bienes o servicios.

El Informe Neumark, propuesto en 1958 para ser aplicable en Francia, se ha convertido, en el último medio siglo, en fuente de riqueza y en un medio nivelador de los diferentes estratos de la sociedad europea del siglo XXI. La facilidad para la recolección, la inmediatez que su masa monetaria ofrece en aplicación a la esfera gubernamental y el estímulo que representa el poder reducir impuestos indirectos, detonando la reinversión empresarial sin importar giro, han hecho del IVA la panacea, no sólo en recolección impositiva, sino por la redistribución que de la riqueza representa. Las enormes recaudaciones que provoca una aplicación que va directo al apetito del consumismo no se prestan a interpretaciones. Si tienes para comprar... ¡compra! Entre más bienes y servicios demandes... más pagarás de manera automática. El Estado o los estados en cuestión colectan más recursos, pudiendo subsanar a los que también les afecta la carga indiscriminada del IVA -ya que la base es la no discriminación-, por lo que para los más pobres esta enorme masa monetaria generada por un impuesto directo viene a subsidiar "todo y más" de lo que son sus necesidades.

Pero sucede otro fenómeno aún más interesante. La aportación directa de este impuesto abona en construcción de infraestructura de todo orden, paga las mejores prácticas de una administración central: eficiencia, esbeltez y supervisión constante... Pero, sobre todas las cosas, genera empleos. Francia primero, después la gran recuperación de la Alemania de la posguerra, Bélgica, Italia, Dinamarca, el Reino Unido, más tarde: Países Bajos, Irlanda y, con extraordinarios efectos sobre el deterioro social sufrido en la España del posfranquismo, Portugal, Grecia y Turquía. A partir de enero de 1993, "ningún Estado miembro podrá aplicar un IVA menor al 15%"... Lo que empezó en aplicaciones graduales, acabó en mandatos, necesarios e indispensables porcentajes mínimos.

El presidente Calderón escogió salir de la inercia de la que ha hablado. Nada se puede hacer sin la alianza con el PRI... nada. Malo cuando empieza una reunión en Mazatlán con legisladores del PRI en la que agradecen a Agustín Carstens el que en la iniciativa presidencial no se hubiera incluido el "espantoso" IVA. El PRD sigue en el rupturismo -cosa que no es muy buena-. Pero, peor aún... queriendo encontrar salidas, ignoran rutas de evacuación. Es como explicarle a un niño, en medio del llanto, que una inyección le será beneficiosa para su enfermedad cuasi terminal. La medicina de la que habla Carstens puede no ser la adecuada. "Un jarabito, no cura un cáncer".

El Presidente está en lo correcto cuando lanza esta iniciativa. Es la posible dentro de lo deseable. Entiendo que a Europa no le fue fácil la aplicación de lo que hoy le beneficia. Pero esos pueblos han sabido históricamente lo que se sufre antes, durante y después de una guerra. México tiene una, pero no la ve. ¿O no equivale a una guerra: la pobreza, la delincuencia, la ignorancia y la polarización de un pueblo en donde el que tiene, no reniega y el que no... no tiene cómo hacerlo?

Sólo una pregunta más... Si Europa tardó 50 años para llegar a estabilizar a la sociedad, en este tramo de su historia. Nosotros... ¿Cuántos? Algunos piensan que llegar al bienestar implica no abandonar completamente lo que siempre hemos sido.

Todo por culpa del populismo demagógico, que en nombre de los pobres, rechazan todo, llevándose entra las patas precisamente a los pobres.

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