jueves, julio 20, 2006

 

Fox Maquiavelo

"Es doble placer engañar al engañador".
Maquiavelo
 
 
¿Dónde nos cambiaron a Vicente Fox? Como lo señalaba el lector Francisco Quiroz en un correo, los partidos de oposición, y en especial el PRD, han presentado al Presidente a todo lo largo del sexenio como un hombre torpe e ineficaz que difícilmente puede andar y mascar chicle al mismo tiempo. Ahora resulta, sin embargo, que los propios colaboradores de Andrés Manuel López Obrador lo describen como un político que habría envidiado el propio Maquiavelo.

Los integrantes de la alianza Por el Bien de Todos, efectivamente, nos dicen que el Presidente Fox ha realizado un fraude maquinado que habría dejado en ridículo a los grandes operadores políticos de todos los tiempos.

Según sus acusaciones, el Presidente primero nos habría hecho creer a todos que su candidato a la Presidencia de la República era Santiago Creel, cuando el delfín real era Felipe Calderón. Después de todo, no puede pensarse que quien ha montado una elección de Estado tan compleja como la que supuestamente hizo Fox hubiera permitido que un ex subalterno, a quien despidió de su gabinete por desobediente, le arrebatara la candidatura de su propio partido.

No sorprendería que Fox hubiese supuestamente comprado a los nueve consejeros del Instituto Federal Electoral. Es relativamente fácil cooptar a nueve individuos sin dejar huellas. Pero más complicado habría sido corromper a miles de consejeros de distrito y a decenas de miles de funcionarios de carrera del IFE, cuya complicidad habría sido imprescindible para ejecutar y ocultar el fraude.

En la conjura debieron haber entrado también miles de observadores electorales nacionales y cientos de expertos internacionales que los asesoraron. Sólo así se explicaría por qué, como dijo López Obrador, observaron todo pero no vieron nada.

Todavía más difícil debe haber sido meter en el fraude a los más de 100 mil representantes de la alianza Por el Bien de Todos que estuvieron en las casillas el día de la elección. Coincido con López Obrador: muchos pudieron haber sido comprados. Pero corromperlos a todos, especialmente si consideramos que en su mayoría se trataba de militantes o simpatizantes del PRD, debe haber sido una tarea monumental. Sin su complicidad, sin embargo, el fraude habría sido imposible, porque ellos hubieran asentado las irregularidades en actas de protesta que simplemente no se elaboraron. Lo más sorprendente es que se les corrompió sin que uno solo hubiese rechazado el pago y denunciado el intento.

De poco habría servido comprar a los representantes de la alianza si no hubieran estado también en la nómina unos 400 mil representantes de otros partidos y 900 mil ciudadanos funcionarios de casilla que, de otra manera, habrían sido testigos del fraude "a la antigüita" y lo habrían denunciado. La operación debe haber sido particularmente perfecta porque ni uno solo del más de millón de mexicanos que participaron en la elección ha dicho públicamente: "A mí me trataron de comprar, pero rechacé la oferta".

El fraude, sin embargo, necesitaba todavía más para tener éxito. Había que comprar a los principales encuestadores del país para que sus sondeos y conteos rápidos se cucharearan y salieran empatados o con ligeras ventajas para Felipe Calderón. También había que corromper a los miles de representantes del IFE en las casillas desde donde se transmitieron los resultados del conteo rápido oficial que desde un principio dio una pequeña delantera a Calderón. Y en la compra había que incluir también a los respetados científicos que participaron en el comité técnico de este conteo rápido.

Mucho se ha hablado ya de ese algoritmo misterioso -que seguramente le ganará un Premio Nobel o un Premio Fields a su inventor- que transformó los votos de López Obrador en sufragios por Calderón en el PREP. Pero además de corromper a los operadores del programa y a los prestigiados expertos que lo supervisaron, debió aplicarse una increíblemente compleja operación para que el resultado del PREP correspondiera con casi total exactitud con el conteo rápido, con el recuento físico de las boletas que se hizo en las casillas y con la suma de actas que se llevó a cabo en 300 consejos distintos en el país. La precisión es especialmente sorprendente si tomamos en cuenta que, en los consejos, se abrieron y recontaron 2 mil 800 paquetes a instancias del PRD.

Yo tengo dudas muy serias de si realmente existió ese fraude de Estado, pero si tuvo lugar ya nadie podrá cuestionar al Presidente por su supuesta falta de inteligencia. Estaríamos, de hecho, frente a uno de los grandes genios de la historia. Después de todo, hacer un fraude no es difícil, pero hacerlo con tanta precisión, a pesar de las enormes salvaguardas del sistema electoral mexicano y sin dejar huellas, es algo que sólo una mente privilegiada podría lograr.

Pero ¿es verdad que no quedaron huellas? Por supuesto. Si las hubiera, López Obrador no estaría todavía tratando de decidir si el fraude fue cibernético o a la antigüita.
 
 
Descartado
 
 
Por lo pronto, los inversionistas están descartando que pueda haber problemas de fondo en México. Sólo así se entiende que la Bolsa Mexicana de Valores haya avanzado más de 5 por ciento ayer. 
Sergio Sarmiento, El Norte 
sarmiento.jaquemate@gmail.com
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Entre mas grande es un complot, mas improbable es. Entre mas grande se quiere hacer parecer a un complot, mayor es su probabilidad de ser descubierto. Por eso, el "complo" de AMLO es falso, no existe. Tendria que englobar a mas de 2 millones de personas. A estas alturas ya habria cientos, si no miles, de personas que habrian dicho que los trataron de comprar y se negaron, y otros tantos que estarian arrepentidos y confesando. ¿Donde estan esas pruebas?

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