jueves, noviembre 29, 2012

 

La seguridad es primero

El Presidente saliente de México, Felipe Calderón, nunca fue muy querido. Su elección en el 2006 se vio eclipsada por acusaciones de fraude por su oponente izquierdista.

Después, Calderón batalló con una profunda recesión provocada por la crisis económica global. Y durante todo su periodo apoyó una "guerra contra el narco" encabezada por el Ejército que ha dejado un índice de muertos diversamente estimado entre 65 mil y 100 mil decesos. No es de sorprenderse que la mayoría de los mexicanos está ansiosa por verlo dejar el cargo el sábado.

Sin embargo, tampoco hay mucho entusiasmo sobre lo que viene. El Presidente entrante, Enrique Peña Nieto, un ex Gobernador con una imagen de niño bonito, representa la restauración del PRI que gobernó al País de 1929 al 2000 mediante una mezcla de represión, corrupción, cooptación y elecciones amañadas.

La novedad es que Peña Nieto fue elegido limpiamente, aunque con sólo el 38 por ciento de los sufragios entre tres candidatos. La realidad es que los mexicanos votaron menos a favor del candidato del PRI que en contra del aspirante del PRD y de la candidata de Acción Nacional.

Una buena cantidad de personas en la derecha e izquierda teme que los instintos autoritarios del PRI no tarden en resurgir. Peña Nieto, de 46 años, insiste en que su partido ha acogido las nuevas reglas del juego.

Tiene algunas cosas a favor. La economía está creciendo de nuevo, con la combinación de un desempleo a la baja en casa y menos empleos en Estados Unidos provocando una disminución dramática en la inmigración ilegal al norte. Y gracias al TLC, en lugar de exportar personas, México es ahora importante exportador de autos, televisiones, partes de aeronaves y otros productos.

Peña Nieto también podría poder gobernar mejor que Calderón o Vicente Fox, cuyos esfuerzos reformistas fueron invariablemente bloqueados por el PRI y el PRD en el Congreso.

El PAN no sólo está apoyando el plan del nuevo Gobierno de abrir el debilitado monopolio petrolero, Pemex, al capital privado, sino que el servilismo tradicional del PRI ante su líder debe también fortalecer la mano de Peña Nieto al negociar con otras centrales.

Hay mucho por hacer. La corrupción, mucho tiempo asociada con el régimen del PRI, no se ha aplacado en los últimos 12 años. La reforma fiscal es urgentemente necesaria: México tiene el nivel más bajo de recaudación fiscal en relación con el PIB de cualquier miembro de la OCDE. Los monopolios florecen, en particular el imperio de las telecomunicaciones controlado por Carlos Slim, el hombre más rico del mundo.

Los sindicatos laborales, muchos años aliados con el PRI, también son más independientes hoy. El líder de los trabajadores de Pemex, Carlos Romero Deschamps, esperará grandes beneficios para sus miembros a cambio de una reforma energética. Elba Esther Gordillo, presidenta del sindicato de maestros desde 1989, sigue siendo el principal obstáculo para una modernización de la educación.

No obstante, el mayor dolor de cabeza heredado a Peña Nieto es "la guerra contra el narco". Calderón asevera que un número considerable de los principales capos ha sido abatido o arrestado; también que la mayoría de las decenas de miles de muertos ha sido víctima de una guerra territorial que es librada por cárteles rivales. Sin embargo, aun entre señales de que la violencia podría haber alcanzado su punto máximo, el apoyo doméstico se evaporó hace mucho.

Hoy en día, los mexicanos libran una batalla estadounidense en suelo mexicano. Calderón estimó que los cárteles de México perciben 20 mil millones de dólares al año de los consumidores de drogas estadounidenses, más que suficiente para adquirir armamento sofisticado al norte de la frontera.

Y después de que los electores en Colorado y Washington aprobaron el uso recreativo de la mariguana, este mes, resulta difícil explicar por qué los mexicanos deben morir para evitar que el enervante sea introducido ilegalmente al vecino del norte.

Como candidato, Peña Nieto expresó alarma respecto al precio que México paga por la guerra contra el narco y señaló que él podría reducir la violencia, pero no ha detallado cómo.

(En su reunión en Washington, el martes, Peña Nieto y el Presidente Obama prometieron una cooperación más estrecha en seguridad, pero aún no está claro qué significa eso).

Una explicación favorita para el aumento de la violencia desde que el PRI dejó la Presidencia es que los líderes del partido estaban en contubernio con los cárteles y que, de forma bastante innecesaria, Calderón incitó al conflicto. En respuesta, los asesores de Peña Nieto han descartado cualquier noción de un trato con los capos de la droga y han prometido expandir a la Policía Federal para que libre una guerra más eficaz.

Un enfoque más prudente podría ser adoptar la política preferida por los otros dos países involucrados en el negocio más rentable del tráfico de drogas. Ni Colombia, uno de los principales productores de cocaína, ni Estados Unidos, el principal consumidor, están siendo destruidos por la violencia relacionada con el narco. Ambos han aprendido a coexistir con el problema, ambos han optado por la contención y ambos han dejado que México sea el que libre la guerra.

La prioridad de Peña Nieto es hacer que México sea un lugar más seguro y esto podría ser posible sólo al reconocer que el narcotráfico continuará siempre que exista un mercado lucrativo en el país vecino. Si la guerra desaparece discretamente de los titulares en los próximos meses, esto no significará que los cárteles han sido derrotados. Simplemente significará que el nuevo Gobierno ha puesto los intereses de México por encima de los de Estados Unidos.


Alan Riding
Ex corresponsal para The New York Times, es autor de "Vecinos Distantes: Un Retrato de los Mexicanos".
 
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Creo que es la mejor reseña sobre el sexenio de Calderón que he leído. Concisa, precisa, objetiva. Sin tufos ideológicos ni partidistas que columnistas/periodistas mexicanos tienen. Obvio, la escribe un extranjero.
 
¿Qué tan malo fue Calderón? Pues como cualquier ser humano, tuvo sus errores y aciertos, así como todos los presidentes. Pero es interesante resaltar que sólo a Zedillo y a Calderón han invitado a trabajar en prestigiosas universidades de EUA. Ni a Fox ni a Salinas los invitaron, ¿por qué será?.
 
Lo más negro, negativo, que se le achaca a Calderón son los 60, 80 o 100 mil muertos (parece que quien de la cifra más alta se vuelve más creíble, más políticamente correcto) como si todos ellos hubieran sido asesinados directamente por la PFP, el Ejército o la Marina. He leído inclusive a quienes comparan esa cantidad de muertos con los que hubo en la Guerra de los Balcanes o con la de Irak. Nada que ver. Los muertos por enfrentamiento directo con las fuerzas federales no llegan a 5000 en 6 años. Todos los demás, criminales o inocentes, fallecieron por causa directa de las bandas criminales. ¿Son muertos de Calderón?
 
Al menos yo si tengo memoria y recuerdo que las ejecuciones y levantones ya ocurrían en Nuevo León y Tamaulipas antes de diciembre del 2006. Que el Ejército y la Marina hayan incursionado no generó esas muertes, al contrario, creo que las contuvieron. Sin las Fuerzas Armadas patrullando las carreteras y calles de Nuevo León y Tamaulipas los criminales habrían matado a mucha más gente. Hoy las carreteras son medio transitables, de día, en estos dos estados, sólo porque sabemos que las patrullan los soldados.
 
La división y guerra entre el CDG y los Zetas habría ocurrido, con o sin Fuerzas Armadas en las calles. Ha sido la presencia de ellos lo que ha contenido a esas dos bandas de criminales. Las matazones y levantones hubiesen sido peores.
 
Yo a Calderón le puedo criticar que se rodeó de amigos, que no hizo lo suficiente para eliminar muchos trámites burocráticos y que no se esforzó más en combatir la corrupción, por mencionar algunos. Pero sobre haber sacado a las calles a las Fuerzas Armadas no, en eso, le estoy muy agradecido. Los gobernadores y alcaldes pusilánimes de Nuevo León y Tamaulipas nos abandonaron a nuestra suerte. También reconozco que se manejó muy bien la crisis del 2008-2009 y que no cayó en las redes del populismo keynesiano, endeudándose como lo hicieron los europeos. Se le critican el poco crecimiento, quienes eso hacen desconocen la magnitud de la crisis mundial. Pero al final de cuentas siempre la Historia pone todo en su lugar, tarde o temprano. Al tiempo.

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