lunes, enero 02, 2012
Celebración del totalitarismo
En esa fantástica alacena que es el blog de Guillermo Sheridan encontré una nota que creí producto de su imaginación. Un texto inverosímil cuyo motivo y redacción parecían una parodia de la política otro tiempo. Lo firmaba la Comisión Nacional Ejecutiva del Partido del Trabajo de México:
"El Partido del Trabajo de México lamenta el sensible deceso de nuestro camarada Kim Jong Il, líder del pueblo de Corea del Norte, y quien con gran sabiduría condujo a los norcoreanos por el camino de la paz y el desarrollo económico, político, social y cultural. Sus aportaciones son, sin duda, un legado de suma importancia para todos los pueblos que buscan su liberación de las cadenas del capitalismo salvaje, siguiendo el ejemplo de su padre Kim Il Sung, fundador de la República Popular Democrática de Corea, quien hasta el último aliento luchó por un mejor país. Reconocemos en ellos su liderazgo y su fortaleza para conducir los destinos de su gran nación.
"Descanse en paz".
¿Era posible que un partido político mexicano elogiara a Kim Jong Il como un líder sabio y ejemplar que condujo a su país... al desarrollo? Al leer el texto pensé que esto era una parodia de Sheridan. Un remedo de la oratoria de la izquierda cavernaria que sigue celebrando a las tiranías que están del lado correcto de la Historia.
Llamar "camarada" a Kim Jong Il tenía su gracia, pero era mucho más simpático celebrar su "legado". Hablar de Kim Jong Il como el estadista que condujo al desarrollo es como elogiar las contribuciones de Hitler a la convivencia en la diversidad. El texto del Partido del Trabajo era más inverosímil al subrayar -tendría que ser irónicamente- la integridad del desarrollo norcoreano: desarrollo económico, político, social y cultural, decía el lamento del PT.
Convencido de que se trataba de una parodia, brinqué a la página del Partido del Trabajo para escuchar el himno que canta a una "morena madre de la nación", y encontrar el comunicado lamentando el deceso de su camarada. El texto en el blog de Sheridan no era una parodia. La Comisión Nacional Ejecutiva del PT efectivamente expresaba su pesar por el deceso de un gobernante al que consideraba sabio y cuyo legado admiraba como ejemplo para combatir al capitalismo salvaje.
El estalinismo norcoreano era celebrado por el Partido del Trabajo como si fuera un faro en la oscuridad neoliberal. De todas las autocracias contemporáneas no hay ninguna política tan grotesca, tan abominable, tan contraria a los derechos elementales, tan perniciosa para su población como el totalitarismo norcoreano que los petistas elogian. Corea del Norte es lo peor de lo peor, la mayor opresión política, la mayor miseria económica del planeta, decía con justicia Christopher Hitchens.
El PT elogia el desarrollo económico de un país que aparece en las imágenes de satélite como un agujero negro por la noche. Frente a la electrificación de los vecinos, Corea del Norte es la oscuridad total. Elogia la política económica que produjo una de las hambrunas más devastadoras de la historia reciente del planeta. Una escasez que, según algunos reportes, llevó a la muerte de casi el 10 por ciento de la población norcoreana. Para el sabio líder fue mucho más importante la conversión de su país en una potencia militar que en un proveedor de alimentos para su gente.
El PT elogia el desarrollo político de un país que es, en la expresión de Hitchens, una tanatocracia. Tal vez a los legisladores del PT empeñados en la reforma del Estado les resulta interesante la figura de su constitución que establece la presidencia eterna de Kim Il Sung. En efecto, en Corea del Norte gobierna un muerto y en su nombre gobiernan sus descendientes sobrehumanos. Según la biografía oficial del camarada, dos arcoiris, el canto de una golondrina y una nueva estrella celebraron su nacimiento. El sabio dirigente fue padre de la patria, sabio y amado líder, rayo del sol, destino nacional, comandante victorioso y de férrea voluntad, descendiente de los cielos, estrella del futuro.
Ese régimen elogia el PT: una dictadura dinástica en el que los gobernantes son tratados como dioses, donde la disidencia es un crimen, donde la única diversidad política proviene de los estados de ánimo del amado tirano. Millones podían morir de hambre a su lado pero nunca faltó buen cognac para el bienamado Sol del Socialismo.
El PT elogia también el desarrollo cultural de Corea del Norte. Será quizá que le convence a sus dirigentes esa ridícula filosofía que Kim Il Sung y su hijo convirtieron en Idea Oficial. Será tal vez que disfrutan la producción cinematográfica de este admirador de Hollywood que llegó a secuestrar durante años a un director surcoreano para producir joyas de la cinematografía universal como "Pulgasari", un genial Godzilla anticapitalista.
Me uno a Guillermo Sheridan en esperanza de que los integrantes del Partido del Trabajo, incluyendo a su candidato presidencial, encuentren resignación ante la irreparable pérdida de su camarada.
"El Partido del Trabajo de México lamenta el sensible deceso de nuestro camarada Kim Jong Il, líder del pueblo de Corea del Norte, y quien con gran sabiduría condujo a los norcoreanos por el camino de la paz y el desarrollo económico, político, social y cultural. Sus aportaciones son, sin duda, un legado de suma importancia para todos los pueblos que buscan su liberación de las cadenas del capitalismo salvaje, siguiendo el ejemplo de su padre Kim Il Sung, fundador de la República Popular Democrática de Corea, quien hasta el último aliento luchó por un mejor país. Reconocemos en ellos su liderazgo y su fortaleza para conducir los destinos de su gran nación.
"Descanse en paz".
¿Era posible que un partido político mexicano elogiara a Kim Jong Il como un líder sabio y ejemplar que condujo a su país... al desarrollo? Al leer el texto pensé que esto era una parodia de Sheridan. Un remedo de la oratoria de la izquierda cavernaria que sigue celebrando a las tiranías que están del lado correcto de la Historia.
Llamar "camarada" a Kim Jong Il tenía su gracia, pero era mucho más simpático celebrar su "legado". Hablar de Kim Jong Il como el estadista que condujo al desarrollo es como elogiar las contribuciones de Hitler a la convivencia en la diversidad. El texto del Partido del Trabajo era más inverosímil al subrayar -tendría que ser irónicamente- la integridad del desarrollo norcoreano: desarrollo económico, político, social y cultural, decía el lamento del PT.
Convencido de que se trataba de una parodia, brinqué a la página del Partido del Trabajo para escuchar el himno que canta a una "morena madre de la nación", y encontrar el comunicado lamentando el deceso de su camarada. El texto en el blog de Sheridan no era una parodia. La Comisión Nacional Ejecutiva del PT efectivamente expresaba su pesar por el deceso de un gobernante al que consideraba sabio y cuyo legado admiraba como ejemplo para combatir al capitalismo salvaje.
El estalinismo norcoreano era celebrado por el Partido del Trabajo como si fuera un faro en la oscuridad neoliberal. De todas las autocracias contemporáneas no hay ninguna política tan grotesca, tan abominable, tan contraria a los derechos elementales, tan perniciosa para su población como el totalitarismo norcoreano que los petistas elogian. Corea del Norte es lo peor de lo peor, la mayor opresión política, la mayor miseria económica del planeta, decía con justicia Christopher Hitchens.
El PT elogia el desarrollo económico de un país que aparece en las imágenes de satélite como un agujero negro por la noche. Frente a la electrificación de los vecinos, Corea del Norte es la oscuridad total. Elogia la política económica que produjo una de las hambrunas más devastadoras de la historia reciente del planeta. Una escasez que, según algunos reportes, llevó a la muerte de casi el 10 por ciento de la población norcoreana. Para el sabio líder fue mucho más importante la conversión de su país en una potencia militar que en un proveedor de alimentos para su gente.
El PT elogia el desarrollo político de un país que es, en la expresión de Hitchens, una tanatocracia. Tal vez a los legisladores del PT empeñados en la reforma del Estado les resulta interesante la figura de su constitución que establece la presidencia eterna de Kim Il Sung. En efecto, en Corea del Norte gobierna un muerto y en su nombre gobiernan sus descendientes sobrehumanos. Según la biografía oficial del camarada, dos arcoiris, el canto de una golondrina y una nueva estrella celebraron su nacimiento. El sabio dirigente fue padre de la patria, sabio y amado líder, rayo del sol, destino nacional, comandante victorioso y de férrea voluntad, descendiente de los cielos, estrella del futuro.
Ese régimen elogia el PT: una dictadura dinástica en el que los gobernantes son tratados como dioses, donde la disidencia es un crimen, donde la única diversidad política proviene de los estados de ánimo del amado tirano. Millones podían morir de hambre a su lado pero nunca faltó buen cognac para el bienamado Sol del Socialismo.
El PT elogia también el desarrollo cultural de Corea del Norte. Será quizá que le convence a sus dirigentes esa ridícula filosofía que Kim Il Sung y su hijo convirtieron en Idea Oficial. Será tal vez que disfrutan la producción cinematográfica de este admirador de Hollywood que llegó a secuestrar durante años a un director surcoreano para producir joyas de la cinematografía universal como "Pulgasari", un genial Godzilla anticapitalista.
Me uno a Guillermo Sheridan en esperanza de que los integrantes del Partido del Trabajo, incluyendo a su candidato presidencial, encuentren resignación ante la irreparable pérdida de su camarada.
Jesús Silva-Herzog Márquez
http://blogjesussilvaherzogm.typepad.com/
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Éste es el problema con López Obrador, por eso no le creo. Está rodeado de gente radical de izquierda, que no tienen tapujos para aplaudirle a gobernantes totalitarios como los de Corea del Norte, Cuba o Venezuela. No basta que en el discurso hablen de amor, honestidad y justicia, si sus ideas, sus propuestas son de corte anti-liberal. Si defienden el totalitarismo, ¿qué garantía tenemos de que una vez en el poder no resulte otro Hugo Chávez?