lunes, julio 16, 2007

 

Guía económica para descarriados

Hace ya muchos años, el distinguido historiador José Fuentes Mares publicó un libro estupendo con el título de "Guía para descarriados". La intención de la obra era orientar al lector hacia el camino correcto del buen comer y del buen beber. Sin duda un propósito loable de por sí, que el Sr. Fuentes Mares realizó, además, utilizando una buena prosa y un sentido del humor refinado. Apenas la semana pasada, leí en Letras Libres un artículo de carácter pedagógico, intitulado "Breve guía para internautas perplejos" (R. González Férriz). Descarriarse quiere decir, entre otras cosas, apartarse de lo razonable. Y perplejidad significa confusión o duda.

El apunte anterior viene a cuento porque, en mi opinión, en nuestro medio sería muy útil la existencia de una guía económica para descarriados o para perplejos. Me baso para esta propuesta en la idea, fácilmente sustentable, de que abundan en México las personas que abrigan y defienden nociones económicas que se han apartado de lo razonable o, en el mejor de los casos, que se encuentran confundidas, indecisas o dudosas al respecto.

Desde luego, el fenómeno no es nuevo ni es privativo de México.

Allá por 1944, en un discurso dirigido a la Sociedad de Alumnos de The London School of Economics, Friedrich Hayek señalaba, con tono pesimista: "El destino de los economistas es estudiar un campo donde, más que en ningún otro, se manifiesta la falta de juicio de la humanidad". Y agregaba que la economía es un disciplina en la que a veces es difícil distinguir entre la opinión experta y la charlatanería. El juicio citado parece exagerado, excepto si se piensa que un solo error en materia de políticas públicas puede producir un daño enorme, prolongado quizá durante generaciones. Así pues, la necesidad de una guía económica era, y es, incuestionable. (Por cierto, Hayek obtuvo el Premio Nobel en 1974).

Cincuenta años después de Hayek, otro economista distinguido, Ronald Coase, reflexionaba sobre el mismo asunto en términos apenas menos preocupantes: "Dado el estado de la economía -decía- cabe suponer que los consejos (de los economistas) han sido malos o, si han sido buenos, han sido ignorados". Como quiera, Coase finalizaba su ensayito con una nota esperanzadora: "La demanda de tonterías económicas -sentenciaba- parece estar sujeta a la ley universal de la demanda: se demanda una menor cantidad de ellas cuando su precio aumenta". (Coase se hizo merecedor del Premio Nobel en 1991). Vuelvo al tema: es obvio que los (buenos) economistas deberían funcionar como guías para perplejos. Su utilidad es obvia. Pero quizá sea útil recurrir a un par de ejemplos recientes.

1.- Todavía se escucha (qué pena) con demasiada frecuencia, en círculos supuestamente integrados por conocedores, la idea de que debe adoptarse una política económica expansionista (vulgo, más gasto público financiado con emisión de dinero) dizque para promover el crecimiento económico y el empleo en el largo plazo.

Tal proposición -declaraba Ben Bernanke apenas el pasado 10 de julio- ha sido enteramente desacreditada y, de hecho, las políticas que se han basado en ella han conducido a resultados muy malos donde quiera que se han aplicado.

En efecto, la teoría económica generalmente aceptada no avala un planteamiento de dicha índole. Y por si faltaran ilustraciones prácticas de su carácter desacertado, bastaría con revisar (otra vez) la historia económica de México -digamos, durante los últimos 40 años.

2.- A lo largo del tiempo, en todas partes del mundo, la ignorancia sobre la ley de la oferta y la demanda se ha traducido a menudo en una regulación torpe que, aunque bien intencionada, ha causado sin remedio fenómenos de escasez. El famoso caso histórico de las rentas congeladas viene a la mente de inmediato.

Sin embargo, de mucha más actualidad, según me enteré hace unos cuantos días, resulta la aparente resurrección en México del concepto medieval de la usura como delito, si bien ya no como pecado. Según entiendo, en ciertas circunstancias la tasa de interés pactada entre adultos racionales, en un contrato formal, podrá ser sustituida por una tasa tope legal -claramente fuera de mercado, para que sea significativa.


Así pues, y en resumen, ¿de qué pueden servir los economistas a la sociedad? Si son de veras profesionales en la materia, podrían desempeñarse al menos como consejeros eficaces de los agentes económicos, reduciendo la probabilidad de que se tomen decisiones erróneas. Sobre todo en lo tocante a políticas públicas.

Una Guía Económica para Descarriados no sería tan sabrosa como la obra de Fuentes Mares. Sin embargo, quizá resultaría más trascendente. Se trata de un trabajo en espera de autor.


Tomé todas las citas anteriores de los artículos compilados por Daniel Klein en What do economists contribute?, New York University Press, 1999.


Everardo Elizondo

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Comments:
Importante, el texto de Krauze. Recuerdo una frase que le escuché decir hace tiempo, más o menos decía así: “¿será México un país con un tigre en las entrañas, que esperará siempre al Hueytlatoani-cacique-señorpresidente que venga a resolver sus problemas?”. Y otra, no menos fascinante: “He usado tanto la palabra caudillo, que tal vez yo tengo la culpa”.

Hace poco escuché decir que la corta vida de un ser humano, no alcanza para entender cómo se mueve el mundo. Los sistemas de gobierno crean y desbaratan países y eso no es para echarlo en saco roto. Basta ver el mapa de la votación del 2 de julio de 2006 para entender que hay visiones encontradas. Que a muchos no nos gusta lo que está pasando, y sólo entendemos que es el mismo sistema de siempre, reajustado y con una máscara engañosa, que sólo oculta las formas de siempre.

Como siempre, me remito al texto introductorio de este blog, no para defender a la APPO ni a López Obrador. Más bien, intento profundizar y compartir mis razonamientos con quienes leen este blog. Como siempre aclaro, no tengo las verdades en la mano ni nada por el estilo, pero no alcanzo a ver a estos movimientos como el origen de un problema, sino como un síntoma del mismo. De ahí parten mis diferencias.

Revisaba ayer una encuesta publicada por Milenio –y eso que María de las Heras no es tiene precisamente mi credibilidad- y francamente me alarma que un 40 por ciento de mexicanos considere que las explosiones ocurridas en los gaseoductos de PEMEX –presuntamente perpetradas por el EPR- son una cortina de humo –y altísimas llamas- para encubrir el tema de Ye Gon. En el fondo, veo un México que cree todavía muy poco en las instituciones. Y no es para menos. En la mayor parte del país, billetes entregados a discreción inclinan la balanza de la justicia en los ministerios públicos. Las policías –con esa estructura vertical que sobrevivió a la instauración de la “democracia” y del cual ya detallé en otro comentario en este mismo blog- son aliadas del crimen organizado, en todos sus niveles –federal, estatal y municipal-.

Hoy, el infierno renace en Oaxaca, por que su autor principal sigue sentado en la casa de gobierno. Y sigue sentado ahí, por que hay acuerdos que lo mantienen. Por ello, mientras escribo este comentario, escucho que la PFP está llegando a Oaxaca, para acabar otra vez con el problema. ¿Acabar con el problema? Y vemos Tijuana, y Veracruz y esta amada Puebla desde la que escribo. Viven las mismas situaciones. ¿Qué podemos defender de las instituciones? Si fueron creadas durante la dictadura –la dictadura tácita, por que la actual se escuda en el legítimo esfuerzo de este país por tener una democracia real- y se originaron para ser completamente verticales y leales a los que controlan, llámense caciques, narcotraficantes o “reyes” de la empresa –como todos los Kamel Nacif que hay en cada estado-.

Necesitamos mejores gobiernos, mejores instituciones, mejores empresarios, mejores instituciones de educación. Necesitamos ahogar el contagio de la división. Dejar de sumarnos al bando derecho o izquierdo, como si fuéramos porras de futbol. El país es algo más profundo que eso. No veamos sólo los síntomas. NO ME GUSTAN las marchas, ni los bloqueos, pero creo que echándoles granaderos nada se logra. Hay que ir a las causas. Y los causantes, están bien apertrechados en las instituciones.

Si fuera tú, Dany, ya cambiaría el tema de este blog, por que -pienso y que conste que no creo tener todas las verdades- nos aleja más del entendimiento. Que los políticos riñan en la tele y en los discursos. Nosotros y NADIE MÁS tenemos tareas más importantes que realizar, como construir un país cimentado desde las ruinas que nos han dejado tantos y tantos caudillos.

Saludos

Orlando
 
Gracias Orlando por tu comentario.
Como te dije en otra ocasión, coincidimos en los ques. Coincidimos en las causas. Pero no coincidimos en los comos ni en las soluciones.

Mientras AMLO, la APPO, el EPR, y todos los demás sigan buscando "soluciones" de corte violento, divisorias, afectando a terceros inocentes, este blog seguirá y no cambiaré el título.
Coincido en la descripción de la realidad, pero eso no justifica sus acciones.

Saludos
 
Sólo aclarar

No apoyo lo que hace la APPO. Sólo creo que debería actuarse de la misma forma con ambos bandos: frenar los denmanes y proceder contra Ulises Ruiz.

Saludos
 
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