lunes, octubre 23, 2006
Oaxaca: la APPO quiere el poder
http://www.mexicoconfidencial.com/index2.htm
Un grupo aparentemente mayoritario de dirigentes de la APPO se impuso a los líderes de la sección 22 y salvo que ocurra algo en las próximas horas, hoy no se reanudarán las clases en Oaxaca. Conociendo el ADN político de estos grupos, nadie debería sorprenderse. A la APPO y a su corriente dentro de la sección 22, no le interesan ni las reivindicaciones magisteriales ni mucho menos un acuerdo con el gobierno, sea federal o local, que permita avances en el estado. Me atrevería a decir que ni siquiera tienen real interés en la salida de Ulises Ruiz: su agenda es otra y pasa por un triunfo político que se pueda adjudicar su propia corriente revolucionaria.
No se deben mezclar los temas: las demandas y el enojo social con la administración de Ulises Ruiz es real y extendida. Involucra a muchos sectores que nada tienen que ver con la APPO y sus dirigentes, tan cercanos al EPR y sus métodos de lucha (¿ha visto usted fotos o películas de las formas de operar de Sendero Luminoso en Perú?: pues se parecen, con sus adversarios atados a postes, con carteles difamatorios, como una gota de agua a la de la APPO y sus duros eperristas), pero ha sido la cerrazón del gobierno local, y la impericia del federal para impulsar cambios, lo que ha provocado que muchos de esos personajes y sectores terminen en una lucha que parece ser la misma pero que no lo es.
En muchos sentidos, el gobierno de Ulises Ruiz es indefendible. Pero la demanda dura de la APPO respecto a la renuncia del gobernador tampoco es una salida al conflicto. Ruiz debería pedir licencia por muchas razones, la mayor de ellas simplemente para desbrozar el camino hacia una salida, que permita, entre otras cosas, que se separen del movimiento en su contra los grupos legítimamente agraviados pero que no cuentan con una agenda oculta.
Pero la salida de Ruiz no es la panacea para resolver todos los problemas: se necesita mucho más. Un capítulo central es la sección 22 del sindicato de maestros. Desde hace 25 años, la sección 22 ha sido el corazón de la oposición al liderazgo nacional del magisterio. Pero en esta ocasión parece haber quedado sin salida en su propia trampa. Siempre utilizó las reivindicaciones gremiales para operar su agenda política y lograba con ello obtener beneficios para los maestros (o por lo menos para sus dirigentes) y consolidarse de esa manera políticamente, aunque en apariencia abandonaba estas demandas si eran colmadas aquellas. Ahora llevó sus demandas gremiales al máximo y, además, le sumó, como punto no negociable, la renuncia de Ruiz. Pero ello se convirtió en una trampa porque si no obtiene todo corre el serio peligro de perderlo todo, incluyendo la sección.
No es la primera vez que le ocurre a los grupos de la Coordinadora magisterial: han perdido en el pasado estado enteros por apostar a lo político en lugar de lo gremial. Y eso podría estar ocurriendo en estas horas en Oaxaca.
Hace algunas semanas, con motivo de la absurda estrategia seguida por López Obrador, decíamos que quizás una de las consecuencias más graves de ese movimiento, y ello se aplica perfectamente a lo que está sucediendo en Oaxaca, es que no sabían ganar y estaban dilapidando todo el capital político acumulado en pos de demandas tan elevadas que los terminaban aislando socialmente. La sección 22 logró lo que, explícitamente, siempre buscó: una rezonificación general del magisterio oaxaqueño, mejores condiciones laborales y hasta concesiones que van de reposicionamientos políticos hasta un hotel para sus agremiados en Huatulco. En realidad es hasta excesivo en términos gremiales e incluso de costos presupuestales. Pero el hecho es que lo lograron. Y así como lo lograron lo rechazaron porque Ulises Ruiz no presentó su renuncia. Cuando se le dio un virtual ultimátum a Enrique Rueda para que aceptara o no el acuerdo, el dirigente de la sección se apresuró a comprometer el regreso a clases, pero ayer la propuesta fue rechazada por los otros dirigentes.
Lo que viene es anunciado: ya más de 15 mil maestros de la 22 han solicitado formalmente la creación de una nueva sección en el estado, que estaría, se supone, alineada con la dirigencia nacional del sindicato y que aceptará lo más rápido posible la oferta gubernamental. La pregunta es sencilla: ¿si usted fuera maestro en Oaxaca y tuviera que elegir entre afiliarse a una sección que le ofrece mejorar sustancialmente su salario y su calidad de vida y otra que le ofrece ser un militante profesional, aunque no cobre en meses y su lucha concite un fuerte rechazo social, dentro y fuera de su estado, qué elegiría?. Por supuesto que si la sección 22 después de todo lo que se le ha ofrecido no regresa inmediatamente a clases perderá todo, incluyendo la dirección de la sección y, para colmo, ello terminará fortaleciendo, por lo menos en el corto plazo, a Ulises Ruiz.
Porque además, legitimará, si aún hiciera falta, la intervención policial en la ciudad. La situación es literalmente insostenible y Oaxaca está a punto de quebrar económica y socialmente por un movimiento que rechaza aceptar que ganó y continuar la lucha por otros medios. Supongamos, incluso, que Ruiz no se va (e insistimos en que lo mejor sería que solicitara licencia) pero que los maestros mejoren su calidad de vida e ingresos; que se le impongan al gobierno local los mandos policiales y de seguridad; que se realice una verdadera reforma política en el estado; que se garantice la pluralidad y la gobernabilidad en su sentido más amplio. Que las tropelías de los últimos años sean castigadas y la utilización de los recursos públicos transparentada. ¿Qué grupo político sensato podría rechazarlo?. Sólo los dirigentes de la APPO, por la sencilla razón de que lo que ellos quieren es otra cosa: se trata del poder.
Por: Jorge Fernández Menéndez | |
Publicado en: Periódico Excelsior | Fecha: Lunes, 23 de Octubre de 2006 |