martes, agosto 08, 2006
Entre el conteo y la ira
Hay experiencias que nunca serán deseables por sí mismas -una dolencia- y que sin embargo son formativas. No era deseable que la contienda electoral fuese tan cerrada, una victoria holgada siempre será más fácil de administrar. Tampoco era deseable que hubiera un número tan abultado de impugnaciones, pero las hubo. La prueba ha sido muy intensa. Todo es inédito. Cinco semanas -en un país presidencialista- sin tener certidumbre sobre el nombre del futuro Presidente; cinco semanas de un auténtico bombardeo de especulaciones que van del "gran fraude" a la necesidad de una Presidencia interina. Se ha comparado a Fox con Saddam Hussein, se ha dicho que el proceso fue una "elección de Estado", se ha calificado de "traidores" al Presidente Vicente Fox, a los consejeros del IFE y también a los magistrados del Tribunal. Los excesos verbales, las exageraciones y francas calumnias han sido la faceta más vergonzosa del proceso.
Pero hay un saldo positivo, no es consecuencia de la acción de los principales actores sino de un diseño institucional hasta ahora adormecido y que está demostrando su solidez. La reñidísima elección se encuentra en manos del Tribunal. Los magistrados tomaron el sábado una decisión de avanzada y por lo tanto arriesgada, que atiende al reclamo de la Coalición por el Bien de Todos y busca desenmascarar en definitiva si de verdad hubo una o varias alteraciones maquinadas que pudieran cambiar el frágil margen de Calderón. Se abre paso a un nuevo conteo parcial el cual, en la visión de los magistrados, debió de haberse realizado en los consejos distritales. En la lectura fácil se trata de una enmienda a la postura del IFE, un "jalón de orejas" en tanto que los "errores evidentes" debieron haber aflorado en la primera revisión. Es cierto, como también lo es que nunca sabremos cuál es la regularidad de los "errores evidentes" en tanto que en las elecciones pasadas no hubo un número tan extendido de impugnaciones. ¿Son muchos o pocos los casos? No lo sabemos, no tenemos las fotografías previas.
Además esos errores están esparcidos por toda la República que es gobernada en los distintos órdenes de gobierno por diversos partidos. Es difícil imaginar una lógica subyacente a acciones tan dispersas, en fin, veremos. Además el ejercicio se concentrará en entidades con predominio panista o priista o sea que está dirigido a encontrar las irregularidades donde se afirma las hubo. Pero de nuevo, los "errores" podrían también ser el resultado de una elección que auténticamente está en manos de los ciudadanos en un país que tiene menos de ocho años de escolaridad promedio. No adelantemos vísperas, veamos de qué se trata y si hay realmente alguna responsabilidad que fincar, que se proceda. La medida adoptada por el Tribunal es también una sólida respuesta política a la Coalición, pues reconoce una deficiencia, abre la posibilidad de revertir la tendencia y desnudar, si fuese el caso, la tan cacareada maniobra de fraude maquinado. Se revisará casi el 10 por ciento de las casillas que es equivalente al 30 por ciento de las señaladas por la Coalición, siendo además que están localizadas en la mitad de los distritos y 26 entidades. Para todo fin práctico se trata de una "supermuestra" capaz de identificar si de verdad existió la intención diabólica.
Pero el Tribunal no accedió a la petición de generalizar el nuevo conteo pues, como lo explicó el magistrado Jesús Orozco, se trata de un proceso ideado para ir construyendo certezas, "no pueden revisarse los resultados que no fueron cuestionados". El Tribunal debe ser respetuoso de la congruencia del proceso. ¿Queda la llamada "impugnación madre", la referente a causales abstractas, descartada? No en principio. Si la investigación del Tribunal arrojara información novedosa, el criterio podría recuperarse. Pero también es cierto que lentamente se van asentando certezas jurídicas que pueden llevar a la calificación final. El territorio para la impugnación madre se estrecha. Por lo pronto si el 9.07 por ciento de las casillas no desnuda el gran engaño, estaremos cada vez más cerca del día de la calificación.
En unas cuantas semanas, y después de un proceso particularmente complejo, el país estará en condiciones de arribar a una verdad jurídica que dé legitimidad al próximo Presidente y su gobierno. El problema no radica allí. Sea quien sea el ganador sabremos que hay un entramado institucional capaz deshacer un enjambre como éste. La experiencia no deseada servirá. Si López Obrador gana tendrá que hacer marometas para reivindicar a las instituciones que él y sus seguidores denostaron. ¡El recuento es un triunfo del PRD y, sin embargo, siguen dinamitando la estructura institucional! No se entiende. Pero ¿y si pierden?, ¿cómo piensa López Obrador encauzar la furia, el odio, el resentimiento que ha atizado?
"Han hecho del color de la piel y del desprecio por los pobres y los de abajo su causa mayor" es una de las últimas perlas de la intolerancia lanzadas por el candidato. Ahora el color de la piel es argumento político. Pareciera que AMLO ha dado un golpe de Estado ideológico al interior del PRD. El territorio de centro conquistado por ese partido en los últimos años puede estar en peligro por un discurso de amargura y resentimiento que llama a destruir las instituciones que tenemos, incluido el Tribunal: "No aceptamos este recuento parcial".
El "lopezobradorismo" va más allá del PRD, de la izquierda. Es, hoy queda claro, un movimiento inorgánico en tanto que sólo encuentra origen y destino en una persona, en sus fobias. Por eso para él sólo hay una solución: su victoria. La ira nunca hallará cauces institucionales.
Federico Reyes Heroles, El Norte
Pero hay un saldo positivo, no es consecuencia de la acción de los principales actores sino de un diseño institucional hasta ahora adormecido y que está demostrando su solidez. La reñidísima elección se encuentra en manos del Tribunal. Los magistrados tomaron el sábado una decisión de avanzada y por lo tanto arriesgada, que atiende al reclamo de la Coalición por el Bien de Todos y busca desenmascarar en definitiva si de verdad hubo una o varias alteraciones maquinadas que pudieran cambiar el frágil margen de Calderón. Se abre paso a un nuevo conteo parcial el cual, en la visión de los magistrados, debió de haberse realizado en los consejos distritales. En la lectura fácil se trata de una enmienda a la postura del IFE, un "jalón de orejas" en tanto que los "errores evidentes" debieron haber aflorado en la primera revisión. Es cierto, como también lo es que nunca sabremos cuál es la regularidad de los "errores evidentes" en tanto que en las elecciones pasadas no hubo un número tan extendido de impugnaciones. ¿Son muchos o pocos los casos? No lo sabemos, no tenemos las fotografías previas.
Además esos errores están esparcidos por toda la República que es gobernada en los distintos órdenes de gobierno por diversos partidos. Es difícil imaginar una lógica subyacente a acciones tan dispersas, en fin, veremos. Además el ejercicio se concentrará en entidades con predominio panista o priista o sea que está dirigido a encontrar las irregularidades donde se afirma las hubo. Pero de nuevo, los "errores" podrían también ser el resultado de una elección que auténticamente está en manos de los ciudadanos en un país que tiene menos de ocho años de escolaridad promedio. No adelantemos vísperas, veamos de qué se trata y si hay realmente alguna responsabilidad que fincar, que se proceda. La medida adoptada por el Tribunal es también una sólida respuesta política a la Coalición, pues reconoce una deficiencia, abre la posibilidad de revertir la tendencia y desnudar, si fuese el caso, la tan cacareada maniobra de fraude maquinado. Se revisará casi el 10 por ciento de las casillas que es equivalente al 30 por ciento de las señaladas por la Coalición, siendo además que están localizadas en la mitad de los distritos y 26 entidades. Para todo fin práctico se trata de una "supermuestra" capaz de identificar si de verdad existió la intención diabólica.
Pero el Tribunal no accedió a la petición de generalizar el nuevo conteo pues, como lo explicó el magistrado Jesús Orozco, se trata de un proceso ideado para ir construyendo certezas, "no pueden revisarse los resultados que no fueron cuestionados". El Tribunal debe ser respetuoso de la congruencia del proceso. ¿Queda la llamada "impugnación madre", la referente a causales abstractas, descartada? No en principio. Si la investigación del Tribunal arrojara información novedosa, el criterio podría recuperarse. Pero también es cierto que lentamente se van asentando certezas jurídicas que pueden llevar a la calificación final. El territorio para la impugnación madre se estrecha. Por lo pronto si el 9.07 por ciento de las casillas no desnuda el gran engaño, estaremos cada vez más cerca del día de la calificación.
En unas cuantas semanas, y después de un proceso particularmente complejo, el país estará en condiciones de arribar a una verdad jurídica que dé legitimidad al próximo Presidente y su gobierno. El problema no radica allí. Sea quien sea el ganador sabremos que hay un entramado institucional capaz deshacer un enjambre como éste. La experiencia no deseada servirá. Si López Obrador gana tendrá que hacer marometas para reivindicar a las instituciones que él y sus seguidores denostaron. ¡El recuento es un triunfo del PRD y, sin embargo, siguen dinamitando la estructura institucional! No se entiende. Pero ¿y si pierden?, ¿cómo piensa López Obrador encauzar la furia, el odio, el resentimiento que ha atizado?
"Han hecho del color de la piel y del desprecio por los pobres y los de abajo su causa mayor" es una de las últimas perlas de la intolerancia lanzadas por el candidato. Ahora el color de la piel es argumento político. Pareciera que AMLO ha dado un golpe de Estado ideológico al interior del PRD. El territorio de centro conquistado por ese partido en los últimos años puede estar en peligro por un discurso de amargura y resentimiento que llama a destruir las instituciones que tenemos, incluido el Tribunal: "No aceptamos este recuento parcial".
El "lopezobradorismo" va más allá del PRD, de la izquierda. Es, hoy queda claro, un movimiento inorgánico en tanto que sólo encuentra origen y destino en una persona, en sus fobias. Por eso para él sólo hay una solución: su victoria. La ira nunca hallará cauces institucionales.
Federico Reyes Heroles, El Norte