domingo, junio 23, 2024
Validados
"Vamos por buen camino" es la conclusión inevitable del partido en el poder tras el contundente triunfo electoral del 2 de junio. En un sentido tienen razón: el elector los prefirió por amplio margen. La mejora en el salario real, las transferencias sociales y alto nivel de aprobación de AMLO parecen explicarlo.
Hay entidades donde esto fue más importante que el desempeño de los gobernadores salientes. En Morelos, por ejemplo, a pesar de ser la segunda entidad con mayor tasa de homicidios y tener un gobernador, Cuauhtémoc Blanco, muy mal evaluado, Morena ganó. También en Yucatán siendo que el gobernador Mauricio Vila, del PAN, ha estado muy bien calificado y ese estado tiene la tasa de homicidios más baja del País.
La vapuleada oposición no tiene los votos en el Legislativo para frenar a la aplanadora gubernamental. El PRI y el PAN enfrentan sus respectivas crisis internas y carecen de una narrativa alterna. Basta ver la actitud corporal de los miembros de la oposición de la Comisión Permanente en la discusión del jueves respecto a la reforma al Poder Judicial de la Federación. Están derrotados hasta físicamente.
La aplastante victoria y la falta de contrapesos fácilmente llevarán a los ganadores a la soberbia. Se acercarán lo más que puedan al sol... con el riesgo de que se les derritan las alas.
Sin embargo, en todos los asuntos donde se han mostrado las implicaciones de las malas decisiones del Gobierno saliente nada ha cambiado. La refinería de Dos Bocas está lejos de funcionar plenamente y no va a costar 8 mil millones de dólares, sino casi el triple. Pemex sigue siendo la empresa petrolera más endeudada del mundo y no produce los 2.697 millones de barriles diarios prometidos en su Plan de Negocios para este año, sino 1.86. El huachicol es un serio problema, quizás mayor que al comienzo del sexenio.
Ninguna de las obsesiones presidenciales trajo lo prometido: la megafarmacia no servirá de nada y Mexicana de Aviación no dejará de perder dinero, sólo que ahora tendrá 20 nuevos aviones. Ahí sigue la tragedia de tener 1.8 millones de estudiantes que abandonaron el sistema educativo por la pandemia o el desplome en la tasa de vacunación entre los menores de edad.
Lo más grave es la constante expansión del crimen organizado hacia nuevos territorios y negocios, incluida la política. El remate es el bajo crecimiento: 6.5 por ciento en lo acumulado de todo el sexenio. Estados Unidos crecerá 13 por ciento en estos seis años.
El sexenio de Sheinbaum arrancará con más compromisos de gasto público. La recaudación difícilmente crecerá como para poderlos financiar. La absurda reforma al Poder Judicial, sólo explicada desde el enojo de AMLO porque le llevaron la contra, desacelerará la inversión, y por lo tanto el crecimiento y la propia recaudación.
Tras el éxito de la elección, bien pueden creer que las críticas a su gestión son puro cuento neoliberal. Pueden creer que su reforma al Poder Judicial no tendrá impacto ni en el crecimiento ni en la revisión del T-MEC. Pueden pensar que aumentará la recaudación precisamente por la incertidumbre jurídica, que llevará a los causantes a pagarle al SAT créditos fiscales armados sin sustento legal.
O quizás, con la reforma política que harán más pronto que tarde, tomando el control del sistema electoral, reduciendo el financiamiento a los partidos (el Gobierno tiene los propios) y eliminando (aún más) los espacios para la representación de las minorías, simplemente han calculado que los costos de sus decisiones son pagables políticamente hablando. Basta contar un buen cuento y mantener el crecimiento de los salarios reales y el de las transferencias sociales.
Sin embargo, la productividad no ha crecido en todo el sexenio, y si no lo empieza a hacer no será repetible un crecimiento salarial como el observado. Sin crecimiento, no son pagables las promesas de gasto público.
Carlos Elizondo Mayer-Serra