domingo, febrero 14, 2021

 

El poder mata

El Presidente murió porque nadie tuvo el valor para decirle "no se puede". En un vuelo en avión militar en 2010, el piloto le dijo que por la bruma no se podía aterrizar, pero el presidente de Polonia, Lech Kaczynski, electo democráticamente en el 2005, insistió. Se estrellaron contra unos árboles cerca de Smolensko, en Rusia. Murieron las 96 personas que iban a bordo.

¿AMLO realmente cree que Santa Lucía es "el aeropuerto en construcción más grande del mundo, con la tecnología más avanzada"? ¿Nadie se atreve a llevarle la contra? Otra hipótesis es que AMLO sabe que miente, pero como todo líder de un culto, conoce bien a sus feligreses y confía en que lo seguirán, hasta la muerte si es necesario.

Hoy todo depende de AMLO. Puede poner en riesgo a médicos no vacunados por inocular antes a sus operadores políticos y a maestros de Campeche. En cualquier país democrático tal inmoralidad sería un escándalo. Acá solo la encargada del programa de vacunación tuvo el admirable valor de decir no, para luego renunciar.

Una ocurrencia presidencial de costos incalculables es su iniciativa para reformar la Ley de la Industria Eléctrica. Pretende regresar a una CFE hegemónica. Es inconstitucional. La Corte determinó que la política de la Secretaría de Energía con los mismos objetivos, lo es. También es violatoria del T-MEC, porque nos comprometimos a no favorecer a empresas estatales sobre las privadas, y porque firmamos que no se cerrarían sectores de la economía ya abiertos a privados y reconocidos en otros tratados de libre comercio. ¿Le han explicado a AMLO sus consecuencias? ¿O simplemente no le importa y nadie lo puede frenar?

La reforma es absurda. En lugar de conectar a la red al proveedor cuyo costo de producir cada kilovatio adicional sea el más barato, como lo marca hoy la ley, se deberá conectar primero a la CFE, aunque sea más sucia y cara. Los defensores de la reforma creen que la CFE ganará más dinero porque venderá más de su cara y sucia energía eléctrica. ¿Acaso no saben que le cuesta más a la CFE producirla que comprarla a un productor de energía eólica o solar?

La ley propuesta es expropiatoria. Quienes invirtieron en energías limpias lo hicieron con una ley que garantizaba que serían conectados a la red de transmisión si tenían los costos más baratos. Vendrán muchos litigios. Seguro los ganarán. El gobierno deberá pagar compensaciones multimillonarias.

AMLO no debe saber que la apertura eléctrica fue motivada por una realidad: la manufactura requiere mucha energía, y la CFE no tenía los recursos para generar esa electricidad. No los tiene ahora.

Como los privados lo hicieron bien, tienen utilidades. Este gobierno cree que eso es abuso. Si hay una sola prueba de violación a la ley, que actúen contra ellos.

AMLO ha dicho que no se le debe mover ni una coma a la iniciativa. Morena sigue instrucciones. Una reforma con las implicaciones que tiene ésta requeriría un análisis técnico profundo. Pero acá eso no tiene valor, la palabra del Presidente es la ley.

El capricho presidencial va a afectar al sector más dinámico: el manufacturero, la bujía de Norteamérica la presume AMLO. Ésta requiere energía segura y a precio competitivo. Necesita, hoy, que además provenga de fuentes limpias. No garantizar esa energía fue una de las razones por las que Tesla no construyó su nueva fábrica en Jalisco, donde tenía contemplado hacerlo. Se acabó yendo a Texas. Muchos más dejarán de invertir en México y algunos de los que tienen acá sus plantas, se irán.

El poderoso suele creer que lo sabe todo. Sin contrapesos, obliga a un piloto a aterrizar donde mejor le parece. Sin contrapesos, AMLO está obligando a los legisladores a llevar al país a una colisión con su principal socio comercial y a poner en riesgo la solvencia de una parte importante de nuestra economía. Todo esto, además, en época de pandemia y vacas flacas.

 

Carlos Elizondo Mayer-Serra

 

 


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