viernes, septiembre 11, 2020
Liberal o conservador
"No es tiempo de simulaciones. O somos conservadores o somos liberales". Andrés Manuel López Obrador
PUEBLA.- Al Presidente le gusta usar su privilegiada tribuna para atacar a quienes se atreven a cuestionarlo. Ayer dijo en su mañanera: "Porque hay quienes todavía dicen que no hay cambios, dicen: '¿Dónde están los cambios?' Estaba yo viendo un texto, una frase de un periodista de derecha, conservador, Sarmiento. No sé de quién es la frase. Él la usa, dando a entender que todo sigue igual, este señor Sarmiento".
La frase es "Todo cambia, todo se transforma: todo sigue igual" y es del irreverente cronista Carlos Monsiváis.
La expresión fue sin duda inspirada por la novela "El Gatopardo" de Giuseppe Tommassi di Lampedusa, quien pone en boca de su protagonista, Fabrizio Corbera, príncipe de Salina, estas palabras: "Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie".
Sin embargo, yo no afirmé en la columna a la que se refiere el Mandatario, y que claramente no leyó, que él no esté realizando cambios.
Sí hablé de cómo descalifica a quienes cuestionan alguna de sus medidas. Apunté que los intelectuales de los que hoy se queja criticaron también a sus predecesores.
Añadí que López Obrador está cada vez más distanciado de los principios de la izquierda liberal que supuestamente representaba.
El Mandatario piensa que para descalificar un argumento basta con tildar de conservador o derechista a quien lo expresa. Con ello revela, sin embargo, un profundo desconocimiento del significado de los términos.
En realidad, muchas de las críticas que recibe provienen de las filas del liberalismo. No parece darse cuenta de que sus posiciones son conservadoras.
Quizá el Presidente debería consultar los diccionarios. "Liberal" es una persona que actúa con liberalidad, con generosidad; que rechaza el moralismo; que promueve las libertades políticas, económicas y sociales; que defiende al individuo frente al poder del Estado; que es tolerante con quienes no piensan como él.
López Obrador no comparte estas posiciones. Como hombre, y como político, es profundamente conservador.
En el gasto, lejos de ser liberal, se enorgullece de su tacañería. No le gusta gastar y presenta esta parquedad como virtud. Como político ha presentado presupuestos no solo conservadores, sino recesivos.
Esto no es necesariamente malo. Los presupuestos equilibrados han permitido mantener una razonable estabilidad del Peso, pero la tacañería ha llevado al extremo de dejar sin medicamentos a miles de pacientes de los servicios públicos de salud.
Un liberal defiende el derecho de los individuos a tomar sus propias decisiones morales. Los conservadores, en cambio, piensan que deben imponer su moral a los demás; citan textos sagrados y a líderes religiosos, como el papa Francisco, para justificar la imposición; piden que la sociedad rija su comportamiento por una cartilla o una constitución moral.
Los liberales defienden la pluralidad política ante los gobernantes autoritarios, que piensan que solo ellos tienen la razón. Son partidarios de las libertades económicas y de la libre competencia. Rechazan al Estado como rector de la economía.
Quizá lo más importante, sin embargo, es que los liberales son tolerantes con quienes piensan diferente.
Yo siempre he aplaudido la honestidad personal del Presidente y la admiración que ha expresado por los liberales del siglo 19.
La libertad, sin embargo, hay que defenderla aquí y ahora, en este siglo 21 en que los populistas conservadores quieren llevarnos de regreso a un mundo idílico que nunca existió.
Sergio Sarmiento