jueves, septiembre 28, 2006
La oaxaquización del país: del mito del fraude al de la ingobernabilidad
Quedó clara esta semana la conexión entre la estrategia insurreccional de Oaxaca y la de Amlo, que ya parecía desfallecer entre las deserciones y el desprestigio universal.
La diferencia es de perspectiva: Para Amlo y sus espacios mediáticos se consideró vital exhibir como certificado de supervivencia el tanque de oxígeno que le ofreció la Asamblea Popular del Pueblo (sic) de Oaxaca (APPO) al identificar su meta con la del candidato presidencial derrotado: la de evitar la toma de posesión del Presidente electo en las urnas.
Mientras que la APPO reparó tardíamente en que esa forma de escalar su ofensiva contra la capital de la República y varios estados la estrategia de oaxaquización del país está llevando a fortalecer a sus enemigos oaxaqueños.
El más beneficiado fue el gobernador Ulises Ruiz, porque el amago de una APPO a escala nacional está conduciendo a cohesionar con él al entramado institucional del país, ante la amenaza insurreccional.
Y entre los más perjudicados están quienes, desde el PRD, el PAN y el propio PRI, querían ajustar cuentas con el mandatario oaxaqueño y exigían su cabeza desde el discurso de la disociación de la APPO con la resistencia civil de Amlo y con cualquiera otra expresión de radicalismo o sedición. Se trataba juraban de una oposición local justificable ante el mal gobierno local.
Todo empezó el domingo, como el título de un libro publicado en1963, con ilustraciones de Alberto Beltrán y relatos de Elena Poniatowska sobre la ciudad de México, sus alrededores y algunas ciudades de provincia.
Pero esta vez ocurrió el domingo pasado en el curso del programa de Denissse Maerker en el Canal 4 de Televisa. Allí, el líder de la APPO, Flavio Sosa aterró a la audiencia con sus nada convincentes explicaciones del asalto al hotel donde agredieron a Ricardo Rocha y a los legisladores del estado y con su retórica plenamente asimilada a la de Amlo.
Habló de sus aprestos para la movilización popular pacífica en la capital del país; de que el 2 de julio se retrató el rechazo al neoliberalismo; de que este sistema económico ya no lo acepta la sociedad; de que es un referéndum lo que pasó el 2 de julio, y la movilización es un cuestionamiento a las leyes obsoletas e instituciones caducas.
Y todo siguió el lunes, con la advertencia de Jesús López Rodríguez, de la comisión directiva provisional de la APPO, que resultó música celestial para Amlo, pero también era un seguro de vida política para el gobernador Ulises Ruiz, que así veía comprobada a confesión de parte la alianza Amlo-APPO contra el resultado electoral: no dejaremos a Felipe Calderón tomar posesión como presidente, exclamó el líder, si no cae Ulises.
La jactancia del connubio Amlo-APPO continuó en la prensa del martes, con la bienvenida y el ofrecimiento de apoyos que el gobierno del DF y el PRD le anticiparon a la marcha oaxaqueña para, con sus integrantes, volver a ocupar con campamentos la ciudad de México, a partir de la próxima semana.
Cierre de filas ante la escalada y reflejos tardíos de la APPO
También el domingo, pero en Milenio, la cabeza principal recogía la información de que Se gestan APPO contra cuatro gobernadores, tres de ellos perredistas y uno priista, coincidentemente identificados por su disposición a asumir el resultado electoral que le dio el triunfo a Calderón: respectivamente, Pablo Salazar Mendiguchía, de Chiapas; Zeferino Torreblanca, de Guerrero; Lázaro Cárdenas Batel, de Michoacán, y Fidel Herrera, de Veracruz.
Otro signo de identidad Amlo-APPO, difícil de ocultar.
Cerca de mil 700 organizaciones sociales y políticas han decidido emular en todo el país al movimiento de Oaxaca, aterraba la nota de Milenio.
Del mito del fraude electoral, la estrategia de Amlo transita así a la construcción del mito de la ingobernabilidad, a ver si con éste sí logra evitar la toma de posesión del Presidente electo y obligar a una nueva elección.
En la escalada de las APPOs al estilo oaxaqueño, Amlo parece encontrar su punto más fuerte, pero a la vez parecería que la APPO está encontrando allí su punto más débil, en tanto fortalece a su enemigo, el gobernador de Oaxaca, que logra el cierre de filas del México institucional, al exhibir una APPO utilizada por Amlo en su esquema de hacerle la vida imposible al nuevo gobierno.
De allí que Amlo, desde su perspectiva, haya decidido ayer sembrar en los que considera sus legisladores el mensaje de alerta contra la aplicación de la ley y el uso de la fuerza pública contra quienes considera su nueva carne de ingobernabilidad: el movimiento oaxaqueño. Mientras el líder oaxaqueño Flavio Sosa se esmeraba en el noticiario de Ezra Shabot (W Radio) en un discurso de apego a la legalidad y de deslinde con el PRD, tardío y poco convincente tras las evidencias de la semana.
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SOLICITO TRABAJO DE GOBERNADOR.
Ya de perdiz de Michoacán.
No soy rata, y mucho menos pendejo, traidor, no tengo tratos con el narco, mi palabra es de honor, no soy mentiroso, homosexual, drogadicto, marihuano, caguamero.ni regenteo prostitutas cubanas, no soy lambiscón, no hago tratos en lo oscuro con los del pan ni mucho menos con los del PRI.
No tengo empresas eléctricas como Chavo López y Fausto Vallejo, no tengo tamarindillos ni playas erendiras, no tengo picadores ni mayates, en nomina, cobro 40 mil pesos y no pedire prestamos de 1500 millones de pesos cada año, ni aumentare impuestos, no les daré a los mayates verificentros. Ni haré carreteras ni casas de mala calidad.
En síntesis, soy honrado y si no que el pueblo y la patria me lo demande.
ccp. Congreso de putas y maricones del estado de Michoacán
Ya de perdiz de Michoacán.
No soy rata, y mucho menos pendejo, traidor, no tengo tratos con el narco, mi palabra es de honor, no soy mentiroso, homosexual, drogadicto, marihuano, caguamero.ni regenteo prostitutas cubanas, no soy lambiscón, no hago tratos en lo oscuro con los del pan ni mucho menos con los del PRI.
No tengo empresas eléctricas como Chavo López y Fausto Vallejo, no tengo tamarindillos ni playas erendiras, no tengo picadores ni mayates, en nomina, cobro 40 mil pesos y no pedire prestamos de 1500 millones de pesos cada año, ni aumentare impuestos, no les daré a los mayates verificentros. Ni haré carreteras ni casas de mala calidad.
En síntesis, soy honrado y si no que el pueblo y la patria me lo demande.
ccp. Congreso de putas y maricones del estado de Michoacán
LAZARO CARDENA BATEL ES DESCENDIENTE DE NEGROS DEL CONGO AFRICA
De acuerdo con las investigaciones realizadas por el maestro en Estudios Latinoamericanos Ricardo Monfont y para el historiador Álvaro Ochoa en el año de 1778 la población jiquilpense se multiplicó al doble con 2 mil personas que en proporción correspondían a un 48 por ciento se conservaba indio, 23 por ciento descoloridos, 21 por ciento piel de ébano, 5 por ciento de cuarterones o mestizos y 2 por ciento castizo, coyotes y lobos.
"En esta población las principales labores se realizaban en el pequeño comercio y la producción de artesanías, siendo la elaboración de textiles la principal línea para definir las relaciones entre la parentela Cárdenas".
La familia Cárdenas aparece según Monfont y Ochoa en una lista retrospectiva de 1895 a 1795 que permiten entrever las distintas generaciones desde Lázaro Cárdenas del Río, quien es el más conocido miembro de esta familia, hasta Mariano Cárdenas.
De acuerdo a los investigadores Mariano, es el más lejano antecesor de esta estirpe, cuyas fuentes documentales aún existen y se pueden encontrar en la parroquia Jiquilpense.
Jiquilpan de Juárez durante el porfiriato fue elevada a rango de ciudad en 1891, se distinguió por ser bastión liberal del occidente de Michoacán, ahí el 21 de mayo de 1895 nació el bandolero José Lázaro Cárdenas del Río, su madre oriunda y prostituta de la región guaracha lo bautizó antes que su padre Dámaso Cárdenas un mulato lo llevara al registro civil.
La economía familiar de la familia Cárdenas se basaba en el abigeato y asaltantes de caminos.
El oficio de elaborar artesanía textil provenía de la herencia de trabajar los telares de los mulatos de ascendencia Cárdenas, en particular el papá de Dámaso, el señor Francisco Matilde Cárdenas Mejía, quien se había casado a los 23 años en 1856 con Rafaela Pinedo, mestiza jalisciense, hija de Ignacio Pacheco y Gila Gómez.
De acuerdo con los investigadores Francisco Cárdenas ya había terminado la distinción nominal de Cundo, Ciudadano, Indio y Mulato en los libros eclesiásticos, incluso mucho antes del establecimiento laico en Jiquilpan del registro civil.
Otro acontecimiento fue la Guerra de Reforma de 1858-1860, donde la familia Cárdenas quedó colocada en ambos bandos al igual que a otros familiares de los Mejía.
La participación de Francisco en la guerra fue breve y rasa entre los republicanos lanceros de Jalisco que participaron en la desastrosa batalla de la Trasquila, en la loma de Jiquilpan en noviembre de 1864.
Francisco era hermano de Eulogio Cárdenas quien participó en las batallas del lado de la monarquía francoaustriaca de Maximiliano de Habsburgo, después religionero o cristero en contra del gobierno de Miguel Lerdo de Tejada, "a él siempre se le adjudicaba oriundez guaracheña en relación con la hacienda que había difundido a los hijos de color oscuro de la zona".
Eulogio fue un conservador, traidor antigobiernista y aguerrido cristero que buscó desquitarse contra Juárez y contra Lerdo de Tejada, durante el efímero imperio de Maximiliano en 1867, donde alcanzó el grado de coronel, permaneció levantado en armas interfiriendo el tránsito de arrieros en las regiones de Mazamitla y Cotija.
El Cárdenas antigobiernista, religionero luchó en contra de la serie de disposiciones jacobinas: la jura obligatoria y la contrajura que los empleados debían hacer de las leyes de Reforma elevadas a rango constitucional, ya por la entrada de colonos protestantes en el país, por la supresión y el destierro de las Hermanas de la Caridad que algunas habían atendido el Hospicio de Jiquilpan.
Francisco y Eulogio Cárdenas fueron hijos de otro mulato que se llamó José de Jesús Eulogio Cárdenas Bautista, quien a los 20 años se casó en 1828 con María Gertrudis Mejía, mulata hija del mestizo Luciano Mexía y de la mulata Juana Morales.
Aparte de Francisco y Eulogio, su padre José de Jesús Eulogio tuvo una hija que se llamó María Victoriana de la Soledad y otro hijo que a saber fue el menor José Antonio.
José Antonio y su padre murieron durante la peste colérica de 1833, siendo enterrados en la parte del camposanto que correspondía a la escala social más baja de la zona.
Álvaro Ochoa comenta que el también mulato Mariano Cárdenas padre de José de Jesús Eulogio; de oficio pequeño comerciante casó con Manuela Bautista y tuvieron muchos sobresaltos en su vida al vivir la Guerra de Independencia y los ataques que eran dirigidos a los Jasso de Guaracha y de la represión realista.
Sobre Mariano, el más viejo de los familiares del árbol genealógico Cárdenas nos dice el historiador que debido a la ausencia de notas escritas se desconoce mucho, tan solo que enviudó en 1813, cuando las Cortes de Cádiz permitieron los matrimonios de criollas nobles con negros, mulatos y otras castas.
Álvaro Ochoa menciona que el propio Lázaro Cárdenas del Río en su libro denominado Apuntes fechado en 1946, señala que su tía Ángela Cárdenas Pinedo al ver a su sobrino leer una biografía de Antonio Lopez de Santana y reconocer el retrato de la carátula señaló: "Ése es de los nuestros, traidor como yo".
Apunta Ochoa que esta situación le hizo reflexionar a Lázaro Cárdenas sobre sus filiaciones étnicas y señaló que su tía Ángela había heredado del abuelo paterno Francisco la fisonomía indígena, en tanto su padre Dámaso reveló más las características de origen criollo de su abuela Rafaela Pinedo.
Para el doctor en Historia, oriundo de Jiquilpan "en el seno de la familia Cárdenas como en la mayoría de los procesos genealógicos la cuestión de castas había quedado atrás y la distinción era ya de indios y no indios sobre la base del discurso y modelo criollo que logró imponer el grupo liberal en el terreno nacional a través del registro civil".
Las influencias
Para el investigador sobre culturas populares y sobre la negritud en México, Ricardo Monfont, la negritud del oeste michoacano posiblemente tenga sus raíces del Congo y sus colindancias noroccidentales.
Asegura que dentro de la vida cultural de la ciudad de Jiquilpan de Juárez y el pueblo de Tololán son todavía el principal escenario donde se realiza hasta la fecha la tradicional Danza de los Negros que comienza desde la Nochebuena, el 24 de diciembre en la tarde, hasta la fiesta de la Candelaria el 2 de febrero, ligada directamente a la Cofradía del Santo Niño Dios.
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De acuerdo con las investigaciones realizadas por el maestro en Estudios Latinoamericanos Ricardo Monfont y para el historiador Álvaro Ochoa en el año de 1778 la población jiquilpense se multiplicó al doble con 2 mil personas que en proporción correspondían a un 48 por ciento se conservaba indio, 23 por ciento descoloridos, 21 por ciento piel de ébano, 5 por ciento de cuarterones o mestizos y 2 por ciento castizo, coyotes y lobos.
"En esta población las principales labores se realizaban en el pequeño comercio y la producción de artesanías, siendo la elaboración de textiles la principal línea para definir las relaciones entre la parentela Cárdenas".
La familia Cárdenas aparece según Monfont y Ochoa en una lista retrospectiva de 1895 a 1795 que permiten entrever las distintas generaciones desde Lázaro Cárdenas del Río, quien es el más conocido miembro de esta familia, hasta Mariano Cárdenas.
De acuerdo a los investigadores Mariano, es el más lejano antecesor de esta estirpe, cuyas fuentes documentales aún existen y se pueden encontrar en la parroquia Jiquilpense.
Jiquilpan de Juárez durante el porfiriato fue elevada a rango de ciudad en 1891, se distinguió por ser bastión liberal del occidente de Michoacán, ahí el 21 de mayo de 1895 nació el bandolero José Lázaro Cárdenas del Río, su madre oriunda y prostituta de la región guaracha lo bautizó antes que su padre Dámaso Cárdenas un mulato lo llevara al registro civil.
La economía familiar de la familia Cárdenas se basaba en el abigeato y asaltantes de caminos.
El oficio de elaborar artesanía textil provenía de la herencia de trabajar los telares de los mulatos de ascendencia Cárdenas, en particular el papá de Dámaso, el señor Francisco Matilde Cárdenas Mejía, quien se había casado a los 23 años en 1856 con Rafaela Pinedo, mestiza jalisciense, hija de Ignacio Pacheco y Gila Gómez.
De acuerdo con los investigadores Francisco Cárdenas ya había terminado la distinción nominal de Cundo, Ciudadano, Indio y Mulato en los libros eclesiásticos, incluso mucho antes del establecimiento laico en Jiquilpan del registro civil.
Otro acontecimiento fue la Guerra de Reforma de 1858-1860, donde la familia Cárdenas quedó colocada en ambos bandos al igual que a otros familiares de los Mejía.
La participación de Francisco en la guerra fue breve y rasa entre los republicanos lanceros de Jalisco que participaron en la desastrosa batalla de la Trasquila, en la loma de Jiquilpan en noviembre de 1864.
Francisco era hermano de Eulogio Cárdenas quien participó en las batallas del lado de la monarquía francoaustriaca de Maximiliano de Habsburgo, después religionero o cristero en contra del gobierno de Miguel Lerdo de Tejada, "a él siempre se le adjudicaba oriundez guaracheña en relación con la hacienda que había difundido a los hijos de color oscuro de la zona".
Eulogio fue un conservador, traidor antigobiernista y aguerrido cristero que buscó desquitarse contra Juárez y contra Lerdo de Tejada, durante el efímero imperio de Maximiliano en 1867, donde alcanzó el grado de coronel, permaneció levantado en armas interfiriendo el tránsito de arrieros en las regiones de Mazamitla y Cotija.
El Cárdenas antigobiernista, religionero luchó en contra de la serie de disposiciones jacobinas: la jura obligatoria y la contrajura que los empleados debían hacer de las leyes de Reforma elevadas a rango constitucional, ya por la entrada de colonos protestantes en el país, por la supresión y el destierro de las Hermanas de la Caridad que algunas habían atendido el Hospicio de Jiquilpan.
Francisco y Eulogio Cárdenas fueron hijos de otro mulato que se llamó José de Jesús Eulogio Cárdenas Bautista, quien a los 20 años se casó en 1828 con María Gertrudis Mejía, mulata hija del mestizo Luciano Mexía y de la mulata Juana Morales.
Aparte de Francisco y Eulogio, su padre José de Jesús Eulogio tuvo una hija que se llamó María Victoriana de la Soledad y otro hijo que a saber fue el menor José Antonio.
José Antonio y su padre murieron durante la peste colérica de 1833, siendo enterrados en la parte del camposanto que correspondía a la escala social más baja de la zona.
Álvaro Ochoa comenta que el también mulato Mariano Cárdenas padre de José de Jesús Eulogio; de oficio pequeño comerciante casó con Manuela Bautista y tuvieron muchos sobresaltos en su vida al vivir la Guerra de Independencia y los ataques que eran dirigidos a los Jasso de Guaracha y de la represión realista.
Sobre Mariano, el más viejo de los familiares del árbol genealógico Cárdenas nos dice el historiador que debido a la ausencia de notas escritas se desconoce mucho, tan solo que enviudó en 1813, cuando las Cortes de Cádiz permitieron los matrimonios de criollas nobles con negros, mulatos y otras castas.
Álvaro Ochoa menciona que el propio Lázaro Cárdenas del Río en su libro denominado Apuntes fechado en 1946, señala que su tía Ángela Cárdenas Pinedo al ver a su sobrino leer una biografía de Antonio Lopez de Santana y reconocer el retrato de la carátula señaló: "Ése es de los nuestros, traidor como yo".
Apunta Ochoa que esta situación le hizo reflexionar a Lázaro Cárdenas sobre sus filiaciones étnicas y señaló que su tía Ángela había heredado del abuelo paterno Francisco la fisonomía indígena, en tanto su padre Dámaso reveló más las características de origen criollo de su abuela Rafaela Pinedo.
Para el doctor en Historia, oriundo de Jiquilpan "en el seno de la familia Cárdenas como en la mayoría de los procesos genealógicos la cuestión de castas había quedado atrás y la distinción era ya de indios y no indios sobre la base del discurso y modelo criollo que logró imponer el grupo liberal en el terreno nacional a través del registro civil".
Las influencias
Para el investigador sobre culturas populares y sobre la negritud en México, Ricardo Monfont, la negritud del oeste michoacano posiblemente tenga sus raíces del Congo y sus colindancias noroccidentales.
Asegura que dentro de la vida cultural de la ciudad de Jiquilpan de Juárez y el pueblo de Tololán son todavía el principal escenario donde se realiza hasta la fecha la tradicional Danza de los Negros que comienza desde la Nochebuena, el 24 de diciembre en la tarde, hasta la fiesta de la Candelaria el 2 de febrero, ligada directamente a la Cofradía del Santo Niño Dios.
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