sábado, agosto 12, 2006

 

El nuevo muro

"No son quienes emiten los votos los que deciden una elección, sino los que los cuentan".
Stalin

Oídme, compañeros. Hemos hecho un gran esfuerzo por ocupar estas calles flanqueadas por los edificios en que conspiran los capitalistas. Por eso es importante que no olvidemos las lecciones del pasado. No queremos caer en los errores de quienes nos han precedido.

En 1961 los gobernantes de la antigua República Democrática Alemana, deseosos de combatir el foco de contaminación capitalista que Berlín occidental representaba en su propio territorio, decidieron construir un muro de 144 kilómetros de extensión alrededor de ese enclave de perdición. Hubo quienes se rieron, pero al final el muro se concluyó y cumplió con su función.

Ya no era posible que los capitalistas lanzaran anzuelos con sueldos generosos a los inocentes habitantes de Alemania oriental. El muro impedía que se marcharan. Y si alguien quería ceder de cualquier manera, la heroica guardia fronteriza se encargaba de acabar a balazos con la tentación.

Ese muro permaneció en pie durante 28 años. Y pudo haberse quedado de manera indefinida de no ser por una traición.

Hoy, quienes peleamos por Andrés Manuel, debemos entender que nuestra obra no puede durar solamente 28 años. Es verdad que el muro del Paseo de la Reforma se aproxima apenas a su segunda semana de vida, pero tenemos que darnos cuenta de que hemos sido demasiado suaves con los burgueses. Todavía hoy se puede cruzar el Paseo de la Reforma a pie en cualquier punto. Y aún hoy hay algunos pasos para atravesarlo en automóvil o transporte público.

Esto debe terminar. Si realmente queremos ser serios en nuestra lucha por la democracia, ¿por qué detenernos en este bloqueo lleno de agujeros? ¿Por qué no cerrar el Periférico y el paso a desnivel de Arquímedes? ¿Por qué no bloquear el cruce de Insurgentes? ¿Por qué no prohibir también el paso peatonal por Reforma?

Yo sé que son medidas drásticas, pero el fin justifica los medios. Con estas acciones castigaríamos a los burgueses que por millones se unieron al complot que buscaba cerrarle el paso a la Presidencia de la República a nuestro Gran Líder.

Si queremos realmente expresar nuestra furia por el despojo a Andrés Manuel, ¿por qué no ampliar el bloqueo? Podríamos, de hecho, ir más allá de la ciudad. Con el tiempo construiríamos un gran muro desde el Pacífico hasta el Golfo. La experiencia técnica ya la obtuvimos con el segundo piso del Periférico. Con este muro lograríamos que los habitantes de los estados seducidos por la ultraderecha, estados burgueses como Baja California, Nuevo León, Coahuila, Jalisco o Tamaulipas, quedaran separados para siempre de los estados del sur que sí han visto el rayito de esperanza de la honestidad valiente.

Por supuesto que habrá gente que se moleste si levantamos ese muro. Pero no debéis preocuparos. La molestia se desvanecerá tarde o temprano. Sólo tenemos que pedir disculpas por las molestias ocasionadas por la construcción de la democracia. La gente de buena fe las aceptará; y por el rechazo podremos identificar a los miembros del Yunque y de la ultraderecha, contra los cuales ya tomaremos las medidas adecuadas.

No debemos preocuparnos por lo que pueda hacer el Presidente. Él tiene un helicóptero para moverse. Y Alejandro Encinas, ese que dice estar en desacuerdo con el bloqueo del centro del Distrito Federal por la peregrina idea de que la responsabilidad del gobernante es defender los intereses de los gobernados, no nos importunará demasiado. Tendrá que seguir obedeciendo las órdenes de nuestro Gran Líder y dará dinero para financiar la construcción del muro. Él sabe que se quedará sin empleo el próximo 6 de diciembre.

Imaginaos el muro magnífico que podremos construir. Será una valiente barrera para mantener el control del territorio que ya hemos conquistado y que impedirá que esos bárbaros del norte, que comen carne asada y admiran a los gringos, nos contaminen.

De nuestro lado tendremos a todos los próceres de la democracia: a Manuel Bartlett, a Manuel Camacho, a Arturo Núñez, a Ricardo Monreal, a Marcelo Ebrard. No pasará mucho tiempo para que Carlos Salinas de Gortari se una a nuestro esfuerzo.

No os dejéis convencer por los emisarios del pasado que afirman que el muro de Berlín fue un fracaso. Ese muro sólo cayó porque un gobernante débil, Mijaíl Gorbachov, llegó al poder en la Unión Soviética. Si Stalin no hubiera muerto, el muro se mantendría de pie. Por eso hoy recordamos su memoria en nuestros campamentos del Paseo de la Reforma. Y por eso hoy le deseamos al comandante Fidel Castro una pronta recuperación de su enfermedad.

Nosotros no fallaremos. Hemos tomado la iniciativa. El nuevo muro será el símbolo de nuestra resolución. ¿Quién vota por construirlo?

Sergio Sarmiento, El Norte
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No es chiste. Así se ven y se escuchan quienes apoyan a AMLO sin cuestionarle ni una letra a sus dichos. NO SE FANATICEN!!

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