miércoles, mayo 10, 2006

 

Pedaleando para atrás ...

En las últimas semanas, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se ha encargado, solito, de perder terreno en las preferencias electorales. Su lengua larga y su desdén por el debate lo colocan ahora en un virtual empate con Felipe Calderón. Esto hace más importante que siga con mis columnas sobre sus políticas públicas, para exhibirlo mejor ante quienes todavía piensan votar por él.

Sus compromisos con el campo son una muestra clara de que el PRD es una metamorfosis del PRI viejo, que con otro ropaje vuelve a las preferencias electorales. No olvidemos un hecho irrefutable: La gran mayoría de los integrantes del PRD fueron en alguna ocasión miembros del PRI. Muchos se cambiaron de partido no por convicción ideológica sino por conveniencia personal, en particular cuando no obtuvieron dentro del PRI la candidatura a la que aspiraban. La lista de despechados comienza con AMLO y sigue con Manuel Camacho, Ricardo Monreal, Leonel Cota, Roberto Vega, etcétera.

No debe extrañarnos, por tanto, que su política agropecuaria regrese al discurso intervencionista de antaño, con fieras críticas a los tecnócratas, quienes "redujeron subsidios, eliminaron aranceles y permisos previos de importación y dejaron de considerar necesaria la inversión pública destinada al sector agropecuario. Por si fuera poco, el sistema de precios de garantía para las cosechas básicas, instituido durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas, fue eliminado por la tecnocracia neoliberal con el pretexto de que era una política agrícola anticuada".

Esa crítica a los tecnócratas "neoliberales" nos muestra la dirección en la que se orientará la política agropecuaria de AMLO. En contraste con la estrategia económica de China, que no está dispuesta a "pedalear para atrás" a pesar de tener cientos de millones de campesinos más que México, las propuestas de AMLO evocan políticas agrícolas de mediados del siglo pasado. Con él veremos el regreso de los precios de garantía, los subsidios, los créditos baratos, las semillas y las materias primas por debajo del costo, el agua y la electricidad barata (más aún que en la actualidad), las barreras a la importación etcétera.

AMLO no entiende que los daños causados por casi un siglo de demagogia paternalista y colectivista no se corrigen con más de lo mismo, y menos comprometiendo los grandes beneficios que hasta ahora ha traído la liberalización comercial.

Las políticas públicas que propone para fomentar el sector agropecuario incluyen, en concreto, el otorgamiento de créditos a la palabra; "una gran cruzada nacional a favor del campo, incorporando a... más de 20 mil agrónomos desempleados... con criterio de servicio social...; ...un nuevo sistema de precios de garantía o generalizar el sistema de 'ingreso-objetivo' (por diez años)... haciéndolo extensivo a todas las regiones del país y a productos básicos que hoy están excluidos, de manera que... abarque todos los granos básicos (maíz, frijol, trigo y arroz), las principales oleaginosas y fibras textiles (algodón, soya, cártamo, ajonjolí), así como el sorgo y la cebada".

Ofrece, además, inversiones en infraestructura rural; más crédito al sector agropecuario; apoyos fiscales; elevar significativamente el presupuesto agropecuario y mantenerlo constante en términos reales hasta el 2012; y aplicar un mecanismo permanente de administración de las importaciones, utilizando "todos los instrumentos (aranceles, salvaguardas, normas técnicas y otras disposiciones) que México tiene en el TLC...".

Es lamentable que en aras de intereses políticos mezquinos se culpe a la apertura comercial, y en particular al TLC, por el desastre en que se encuentra una parte importante del campo mexicano. La causa de ese rezago no es, como AMLO quiere hacernos creer, el TLC, sino más bien la anacrónica forma de tenencia de la tierra, donde el colectivismo agrícola probó ser, como en muchos otros países, un fracaso.

Las dificultades del campo se exacerban por las señales económicas equivocadas que, una y otra vez, envían las autoridades y los legisladores mediante promesas infundadas con las que se busca arraigar en el campo a la población rural, para que siga dependiendo del paternalismo estatal y de la ilusión de que, con subsidios que se concentran en los precios de los insumos y de las cosechas y que distorsionan el uso eficiente de los recursos, pueden mejorar su nivel de vida.

La problemática de los campesinos mexicanos precede con mucho al TLC, y sacarlos de la miseria no depende de su renegociación, ni del proteccionismo o los subsidios al campo, ni de la distracción indiscriminada de recursos públicos. AMLO, sin embargo, sigue dominado por el mito de los sectores irremplazables. Supone que si México disminuye su producción de granos básicos, los agricultores desplazados quedarán permanentemente desocupados.

Con este tipo de razonamiento tendríamos que rechazar el avance tecnológico, que también desplaza trabajadores y agricultores. AMLO no se pregunta si aparecerán otros sectores o actividades que con el tiempo los absorban de manera más productiva. Para él es más importante retener por siempre a la población rural en las actividades agropecuarias que facilitar su transición hacia donde es más productiva, de manera que ahora el PRD cuente, al igual que el PRI de antaño, con una clientela electoral cautiva.

Los gobiernos del PRI durante muchos años obtuvieron el apoyo electoral de los campesinos con base en promesas que perpetuaban la ilusión de que la respuesta a la pobreza en el campo estaba en el reparto agrario, los subsidios y los precios de garantía. Hoy se presenta nuevamente la oportunidad de explotar electoralmente la desgracia del campo, sólo que en esta ocasión es AMLO quien continúa promoviendo ilusiones falsas, pero ahora en el PRD, aberrante metamorfosis del PRI viejo.
Salvador Kalifa, El Norte
salvadorkalifa@prodigy.net.mx
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No es con subsidios al productor como mejorara el campo mexicano. Tambien hay que ver que la orografía y clima de Mexico no es apta o ideal para los cereales, agravado con la atomización de la tenencia de la tierra. Los campesinos mexicanos deben buscar los productos en los cuales Mexico puede ser mas competitivo que otros paises, como son las frutas y ortalizas. No es perpetuandonos en el maíz y frijol como los campesinos saldrán del retraso. Pero mientras existan gobiernos populistas que prometan y den ayuda, subsidios, a esos cultivos, en los cuales no somos competitivos, sera un cuento de nunca acabar, un pozo sin fondo en el que se seguirán tirando los impuestos de todos nosotros (o pagando precios altos) y los campesinos nunca avanzaran. 
 
RAZONA TU VOTO!!

Dany Osiel Portales Castro
Monterrey, NL, México
unete@anula-tu-voto.org.mx

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