domingo, noviembre 24, 2024
Recesión democrática
En México y Nuevo León, crece la preocupación por el respaldo al autoritarismo como solución a problemas estructurales de la sociedad. Según Latinobarómetro, el 33 por ciento de los mexicanos considera que los Gobiernos autoritarios son más eficaces que los democráticos, incluso violando leyes, un aumento de 11 puntos desde 2020. Al mismo tiempo, el apoyo a la democracia cayó del 43 al 35 por ciento hoy.
Este fenómeno refleja una tendencia preocupante hacia la "recesión democrática", donde la desconfianza hacia los sistemas democráticos y los partidos políticos fomenta el autoritarismo y el populismo.
Cuando un régimen se inclina hacia el autoritarismo, las instituciones del Estado pierden su capacidad de mediación y fortalecimiento. Sin ellas, los Estados se convierten en entidades débiles, incapaces de proporcionar seguridad, servicios básicos o de actuar como árbitros imparciales en los conflictos sociales.
El autoritarismo promete decisiones rápidas y centralizadas, pero estas soluciones son temporales. Steven Levitsky advierte que los Gobiernos autoritarios concentran el poder, erosionan derechos ciudadanos y limitan la rendición de cuentas. Sin libertades no hay desarrollo y un Gobierno recién electo que se vuelve insensible a las críticas demuestra incapacidad, temor y camina hacia el autoritarismo.
En Nuevo León, el enfrentamiento entre poderes refleja cómo la falta de cohesión institucional paraliza el desarrollo. Las disputas entre Ejecutivo y Legislativo frenan políticas públicas, afectando el dinamismo económico y social, y dejando a los ciudadanos vulnerables ante problemas como la movilidad urbana y la creciente inseguridad.
Douglass North, Premio Nobel de Economía, resalta que las instituciones son las reglas del juego que generan confianza y garantizan el desarrollo. Estas reglas, más allá del marco legal, son las reglas de honestidad, decencia e integridad que practicamos o dejamos de ejercer a diario los mexicanos. Su debilitamiento, evidenciado en México con la desaparición de órganos autónomos y en Nuevo León con la manipulación presupuestal, limita programas sociales y políticas públicas efectivas, agravando la desigualdad y la incertidumbre.
Reconstruir la relación entre sociedad e instituciones es urgente, complejo y cuesta arriba. Las pugnas por el poder, al concentrarse solo en el pleito, generan un sistema fragmentado, agraviado e ineficaz. Hoy es más urgente el perdón, la disculpa, que los cálculos políticos.
Ejemplos como Finlandia y Canadá demuestran que invertir en instituciones inclusivas y transparentes impulsa beneficios económicos y sociales.
El autoritarismo puede parecer una solución rápida, pero sus costos a largo plazo son insostenibles. Como señala Amartya Sen, el desarrollo no se limita al crecimiento económico; requiere libertad, participación y justicia. Concentrar el poder erosiona estos principios y priva a la sociedad de un futuro digno.
Aristóteles ya advertía de las depravaciones de los sistemas de gobierno: tiranía, oligarquía y demagogia, donde solo unos pocos se benefician. Hoy, estas distorsiones son evidentes en México y en Nuevo León. Pericles, líder de la democracia ateniense, lo advirtió hace más de 2 mil 500 años: la democracia, aunque valiosa por su participación ciudadana, no siempre garantiza decisiones sabias. Esto exige limitar y ordenar el poder para lograr Gobiernos justos y eficientes.
La democracia enfrenta un grave desgaste. La falta de límites claros, como la división de poderes y la transparencia, la ha debilitado.
Aún hay tiempo para revertir esta tendencia. Cuando los ciudadanos se organizan y exigen rendición de cuentas, las instituciones pueden revitalizarse. Reconstruir nuestra democracia hoy erosionada no es un lujo, es una necesidad urgente. Es hora de construir un sistema en el que la justicia, la equidad y la participación sean los pilares para un México con esperanza de un desarrollo para todos.
Vidal Garza Cantú