domingo, mayo 21, 2023

 

Al sur

AMLO quería llevarse la planta de Tesla al sur. Argumentando falta de agua en Nuevo León, dijo: "No es factible". Cuatro días después anunció la llegada de Tesla a este Estado. La realidad se impuso.

 

El objetivo de AMLO de llevar la industria hacia el sur sigue vivo. Todas sus obras están en la CDMX o en el sureste. Tabasco es la entidad con mayor crecimiento en este sexenio, 18.9 por ciento frente al 1.5 de Nuevo León. Los trabajadores afiliados del IMSS en Tabasco han pasado en el mismo periodo de 165 mil a 244 mil, mientras que en Nuevo León, de 1 millón 608 mil a 1 millón 826 mil.

 

Sin embargo, la inversión manufacturera sigue fluyendo sobre todo al Bajío y al norte. La estrategia del Gobierno federal para ahora promoverla más al sur parece consistir en poner obstáculos a la inversión en las regiones exitosas a través de un decreto que dará la potestad al Presidente de rechazar las nuevas concesiones de agua para uso industrial en las entidades donde hay escasez del líquido.

 

Es la misma lógica de prohibir la llegada de aviones de carga al AICM para obligarlos a irse al AIFA. Al no ser atractivo por sí mismo, a pesar de los miles de millones ahí inyectados, hay que hacerlo con dictados del Estado. Como el AIFA no fue resultado de un proceso de planeación respecto al lugar óptimo para construir un aeropuerto capitalino, los costos de logística se incrementarán.

 

Cuando las políticas públicas no se basan en principios económicos racionales, suelen destruir valor. Algunas empresas se irán más al sur, como la cervecera Constellation Brands, cuya planta en Mexicali, casi terminada, fue cancelada por decreto presidencial. En compensación les dieron facilidades para irse a Veracruz, donde ciertamente hay más agua. Pero si las empresas no pueden localizarse en las zonas industriales del País, más de una inversión se irá a Estados Unidos o algún otro lugar del mundo. Para lograr que una entidad tenga vocación manufacturera, hay que pensar cómo hacerla competitiva en ciertas industrias, no obstaculizando la inversión en otras zonas del País, como si se tratara de un juego de suma cero, donde la única forma de ganar es que el otro pierda.

 

La razón de fondo por la que no llega la inversión al sureste no es la distancia a EU. El Salvador está más lejos que Chiapas, pero exportó manufacturas por casi 5 mil millones de dólares en 2021 frente a los 360 que exportó Chiapas. Querétaro tuvo un crecimiento económico de 81.7 por ciento del 2000 al 2021, frente al 37.7 de Michoacán. No es por la distancia a EU. Morelia está a unos mil kilómetros de Nuevo Laredo, casi igual que Querétaro, que se encuentra a unos 900 kilómetros.

 

¿Qué tiene Querétaro frente a Michoacán? Según el Análisis de Complejidad Económica y Oportunidades de Diversificación Productiva, elaborado por Ricardo Hausmann y sus colegas en la Universidad de Harvard, tiene más piezas del rompecabezas como para poder hacer procesos manufactureros sofisticados (https://bit.ly/3ItRAgk). Si el costo salarial lo fuera todo, la inversión se iría a Haití.

 

¿Qué puede hacer un Gobierno para conseguir esas piezas faltantes del proceso productivo? Primero entender el problema. Segundo, hacer lo que el análisis económico sugiere. Las ventajas logísticas que quizás resuelvan el corredor del Istmo son sólo una pieza del rompecabezas. Hay que ir estimulando el desarrollo de las piezas faltantes.

 

El nearshoring es la oportunidad para retener en nuestro País a los mexicanos en edad de trabajar, idealmente en su propia entidad. Lejos de haber avanzado en ese objetivo explícito de la campaña de AMLO, la fuga de mexicanos a EU ha vuelto a crecer. En lugar de usar el poder presidencial para obstaculizar a las regiones con más industria, de por sí con tan poca inversión pública en este sexenio, ¿por qué no usarlo para hacer más competitivas a las entidades más rezagadas?

 

Carlos Elizondo Mayer-Serra

 


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