domingo, diciembre 04, 2022

 

Sin evidencia

Un gobernante incapaz de entender su entorno puede conducir a su país a un callejón sin salida. Entre más autoritario sea el Gobierno, más alto es el riesgo de tomar decisiones sin evidencia o continuar con ellas, aun cuando la realidad cambie.

 

El Premier chino Xi Jinping no calculó las implicaciones de una variante del coronavirus tan contagiosa como Ómicron. Encerrar a la gente dejó de funcionar, pero regresar a la normalidad puede llevar a cientos de miles de muertos, al no haber suficiente inmunidad entre la población. Al ver las gradas del Mundial con espectadores sin tapabocas, los chinos entendieron que hay otras rutas posibles y se atrevieron a protestar.

 

En las democracias también hay graves errores de juicio, como la invasión de George W. Bush a Iraq en 2003, y políticos oportunistas pueden impulsar en una campaña electoral medidas contrarias a la evidencia presentada por los expertos, pero populares, como sucedió con Brexit. Boris Johnson sabía que vendía ilusiones. El precio ha sido alto, incluido un menor crecimiento respecto a los países del continente. Nada de lo prometido se ha logrado. Bueno, sí: ya casi no reciben inmigrantes europeos, aunque éstos han sido sobradamente compensados por no europeos.

 

AMLO gobierna desde sus intuiciones. Por ello impulsa políticas públicas sin fundamentos técnicos y que ni siquiera son demandadas por una parte relevante del electorado. Las dos más evidentes son la cancelación del aeropuerto de Texcoco y la incesante búsqueda de regresarle a la CFE la dominancia en el sector eléctrico. Ambas políticas han costado muchos recursos fiscales y un menor crecimiento.

 

Nuestra estabilidad económica está apuntalada gracias a Carlos Salinas, quien, con base en evidencia, al ver que Europa se expandiría tras la caída del Muro de Berlín, optó por concentrarse en América del Norte. Con ese fin negoció y firmó un tratado de libre comercio con la región.

 

La economía de Estados Unidos es el principal motor de la mexicana. La relocalización de inversiones de China a lugares más cercanos o seguros geopolíticamente que ese país, el nearshoring, le da a México una oportunidad histórica de atraer inversión manufacturera y transformar al país.

 

China pasó de tener el 21.6 por ciento del mercado de importaciones de Estados Unidos en el 2017 al 17 por ciento ahora. La mayor parte de esa pérdida ha sido capturada por Vietnam, que ha doblado su participación en ese periodo. México solo aumentó medio punto porcentual.

 

A pesar de los obstáculos que representa la insuficiencia de suministro eléctrico, y la incertidumbre de si es genuinamente verde, varias ciudades del norte del país están en franca expansión. Por eso la inversión extranjera directa ha llegado a récords históricos. Pero se podría atraer mucho más y a mayores zonas del país si el Gobierno mexicano siguiera políticas energéticas basadas en las mejores prácticas en la materia. También ayudaría mucho usar la enorme capacidad de este Gobierno para hacer obras invirtiendo en infraestructura que acerque a Estados Unidos, en términos logísticos, a nuestros Estados más rezagados. En nada ayudan en ese objetivo las ocurrencias de Dos Bocas o el Tren Maya. En el mediano plazo mucho más se podría lograr con una estrategia educativa que incrementara la calidad de nuestros egresados y una política de salud inteligente que les permitiera a los mexicanos una vida más larga, sana y productiva.

 

Ahogados en lo inmediato y ya en la grilla del 2024, no estamos entendiendo los profundos cambios en el mundo. AMLO, concentrado en la sucesión presidencial y atado por las decisiones pasadas, difícilmente va a cambiar de dirección. Lo debe percibir como un signo de debilidad. Esto a pesar de que para manejar mejor la sucesión y el siempre complicado fin de sexenio, sería mejor una economía en expansión.

 

Carlos Elizondo Mayer-Serra

 

 


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