domingo, noviembre 27, 2022
Movilizar
Gobiernos con una retórica similar a la de AMLO se la pasan exigiendo movilizaciones a su favor. Hugo Chávez era un profesional en la materia. AMLO, no. Después de la marcha de Frena del 3 de octubre del 2020, la mayor abiertamente contra el Gobierno hasta ese momento, simpatizantes de AMLO, sin su respaldo, respondieron con la llamada "marcha del millón", en la que juntaron solamente unas 3 mil personas.
Dar apoyos económicos sin pedir mucho a cambio ha sido la lógica del actual Gobierno. Antes, la política social era focalizada. Se hacía un gran esfuerzo por concentrar el gasto social en los más pobres. Es complicado saber quiénes merecen ese apoyo. Se requieren recursos para buscarlos y validar su ingreso. Entre dos familias muy similares, una puede terminar recibiendo apoyos y otra no. En contraste, AMLO les da en principio a todos, aunque como no se busca a los más pobres, muchos de éstos no se enteran, por ejemplo, que existe una pensión universal y no la cobran. Esto no es costoso políticamente para el Gobierno, pues los más marginados no suelen ni tener credencial para votar.
En el pasado, el principal apoyo económico a los más pobres estaba condicionado a que sus hijos e hijas fueran a la escuela y al centro de salud. Técnicamente era correcto, pero paternalista y molesto para quienes recibían el apoyo. Correcto, pues para que no fuera meramente asistencialista, como lo es ahora, se buscaba un cambio de comportamiento para que las siguientes generaciones pudieran tener una mejor oportunidad laboral. Ingenuo, pues la calidad de esos servicios públicos ha sido tan baja que su uso no hace gran diferencia. Ingenuo también porque el mercado de trabajo en México no crece lo suficiente como para cambiar de forma relevante el ingreso laboral de quien termine la secundaria. Más ingenuo aún, no darlo como un regalo a nombre del Presidente, como ahora, que son derechos consagrados en la Constitución, pero con un mensaje claro: son gracias a AMLO. Si perdiera Morena se suspenderían.
Tras las marchas ciudadanas de hace quince días, AMLO ha decidido finalmente movilizar a sus bases, hasta ahora poco exigidas salvo en los días de votación. La del domingo antepasado fue una marcha descentralizada, tanto en su organización como territorialmente. La de hoy es una decisión del Presidente, encabezada por él y quienes tienen puestos importantes en el Gobierno y en Morena. No recuerdo una marcha conducida por el propio jefe del Ejecutivo. Estará concentrada en la CDMX. A la gran mayoría se le debe de proveer transporte, alimentos, gorras... Esto cuesta y mucho, aunque nadie sabe cuánto ni quién paga.
Una gran mayoría serán acarreados, en el sentido estricto del término. Les ponen carro para traerlos. No sabemos cuántos vendrán por el miedo de perder recursos de algún programa social o un empleo en el caso de los burócratas. La información anecdótica mostrará que hay bastante de eso, pero también mucho entusiasmo.
Ahora bien, si se les diera la opción de recibir el dinero utilizado para movilizarlos y alimentarlos para pasar un domingo de Mundial en el Zócalo, ¿cuántos escogerían ver un partido con algo de efectivo extra en la bolsa? Nadie sabe, pero no tienen esa opción.
Organizar marchas desde el poder siempre es engañoso. AMLO es un Presidente popular y hoy pretende dar un mensaje de qué significa la transformación puesta en práctica por su Gobierno. Veremos si realmente emociona a quienes AMLO les prometió en campaña un crecimiento anual del 4 por ciento y una disminución visible de la inseguridad y que saben que eso no ha ocurrido.
Desde el poder la realidad se nubla y esconde. Los organizadores seguramente quedarán felices de ver tanta gente, aunque no sabrán cuánto apoyo real tiene AMLO, solo cuán potente es la maquinaria movilizadora. Saben también muy bien cuántos se reunieron hace 15 días de forma mucho más espontánea.
Carlos Elizondo Mayer-Serra