martes, julio 11, 2006
El complot
Sergio Sarmiento / El complot
"En la política hay adversarios y correligionarios. Estos últimos son los más peligrosos".
Konrad Adenauer
Andrés Manuel López Obrador ha anunciado una vez más la existencia de una conspiración en su contra. Ha atacado a Luis Carlos Ugalde y a Vicente Fox de participar en ella. Ha señalado también al candidato del PAN, Felipe Calderón, y a los miembros de ese partido que lo acusaron de ser un peligro para México. La lista de quienes han participado en ese complot para impedirle ser Presidente de la República es enorme.
Este domingo 9 de julio por la noche el candidato de la alianza Por el Bien de Todos presentó sus impugnaciones a la elección presidencial. De hecho, cuestionó la legalidad de más de 53 mil casillas, virtualmente todas aquellas en las que Calderón obtuvo el triunfo.
Le tocará al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tomar la decisión final sobre estas impugnaciones y declarar Presidente electo. Si los magistrados aceptan las exigencias de la coalición encabezada por el PRD, López Obrador los considerará sin duda como valientes luchadores por la democracia que aceptaron limpiar la elección a pesar de la resistencia de los conspiradores. Esperemos, sin embargo, que si los magistrados no le dan todo lo que pide, si se niegan a realizar el conteo voto por voto o si no anulan un número suficiente de casillas panistas, no los considere también como parte del complot.
Pero quizá López Obrador debería volver también la vista a su equipo de trabajo para identificar a aquellos traidores que estuvieron cercanos a él y que sin duda ayudaron a que la conspiración tuviera éxito. Efectivamente, hay indicios de que gente del propio entorno del candidato lo traicionó y lo llevó a perder una elección que, al comenzar la campaña, él tenía en el bolsillo.
¿Quién o quiénes, por ejemplo, fueron los colaboradores que convencieron a López Obrador en las semanas previas a la elección de que todas las encuestas que se dieron a conocer públicamente estaban cuchareadas y en cambio había una encuesta que le daba 10 puntos de ventaja, los cuales se habrían traducido en cuatro millones de votos? ¿Por qué ocultaron el nombre del encargado de esa encuesta y la metodología que utilizó? ¿Querían, acaso, que el candidato perredista bajara la guardia, convenciéndolo de su triunfo seguro en una contienda que en realidad se estaba cerrando? ¿Buscaban de esta manera facilitar su derrota?
¿Quién fue el traidor que convenció a López Obrador de no participar en el primer debate entre los candidatos presidenciales? En una elección tan cerrada, esta oportunidad perdida bien pudo ser una de las razones de la derrota final.
¿Quién, en el equipo cercano a López Obrador, convenció al candidato de llamar "chachalaca" al Presidente Fox? Y después de que quedó en claro que esto había sido un error, que llevaba a un rechazo por parte de un segmento muy importante de la población, ¿quién insistió entre sus asesores en que el candidato debía seguir llamando chachalaca al mandatario frente a todas las cámaras y los micrófonos de los reporteros? ¿Quién le dijo a López Obrador que debía decir "cha-cha-la-ca" despacito, "para que se entienda bien", ante los medios de comunicación? ¿Sabía este asesor que le estaba haciendo perder a su candidato cientos de miles, quizá millones, de votos en una elección que distaba de haber terminado?
¿Quién le dijo a López Obrador el mismo día de la elección que estaba arriba en el resultado por 500 mil votos? ¿Dónde están las encuestas que supuestamente respaldaron esta afirmación? ¿Por qué ni el PREP, ni el conteo oficial de actas, mostraron esa ventaja? ¿Por qué ni siquiera la exhiben las actas en poder del PRD?
Hay buenas razones para pensar que, efectivamente, hubo una conspiración en contra de López Obrador. Pero quienes participaron en ella son en buena medida aquellos que se encuentran cercanos al candidato. Sólo de esta manera puede entenderse que una ventaja que supuestamente alcanzaba los cuatro millones de votos se haya desvanecido de la manera en que lo hizo.
López Obrador tiene formas de revertir la conspiración de los enemigos externos. Las leyes electorales, después de todo, le permiten impugnar los resultados de las casillas que puedan tener irregularidades. Mucho más difícil será, sin embargo, contrarrestar a esos enemigos internos que hicieron que se esfumara una ventaja muy amplia que, de haberse conservado, le habría permitido ser en estos momentos el ganador indiscutible de la elección más reñida en toda la historia de nuestro país. Contra ellos debería estar especialmente furioso López Obrador.
Morelos
El panista Marco Antonio Adame recibió su constancia como ganador de la elección para Gobernador del estado de Morelos. El PRD, como podía esperarse, ya que lo hace en todos los comicios que pierde, impugnó el resultado de la elección. No deja de ser interesante, sin embargo, que en Morelos el PAN ganó en la elección para Gobernador, pero López Obrador triunfó en la presidencial. Esto muestra un voto dividido en el estado que debe ser analizado y comprendido antes que cuestionado. El PRD, a propósito, no ha impugnado el triunfo de López Obrador en la elección presidencial en Morelos. Sólo ha cuestionado el de Adame.
sarmiento.jaquemate@gmail.com
Konrad Adenauer
Andrés Manuel López Obrador ha anunciado una vez más la existencia de una conspiración en su contra. Ha atacado a Luis Carlos Ugalde y a Vicente Fox de participar en ella. Ha señalado también al candidato del PAN, Felipe Calderón, y a los miembros de ese partido que lo acusaron de ser un peligro para México. La lista de quienes han participado en ese complot para impedirle ser Presidente de la República es enorme.
Este domingo 9 de julio por la noche el candidato de la alianza Por el Bien de Todos presentó sus impugnaciones a la elección presidencial. De hecho, cuestionó la legalidad de más de 53 mil casillas, virtualmente todas aquellas en las que Calderón obtuvo el triunfo.
Le tocará al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tomar la decisión final sobre estas impugnaciones y declarar Presidente electo. Si los magistrados aceptan las exigencias de la coalición encabezada por el PRD, López Obrador los considerará sin duda como valientes luchadores por la democracia que aceptaron limpiar la elección a pesar de la resistencia de los conspiradores. Esperemos, sin embargo, que si los magistrados no le dan todo lo que pide, si se niegan a realizar el conteo voto por voto o si no anulan un número suficiente de casillas panistas, no los considere también como parte del complot.
Pero quizá López Obrador debería volver también la vista a su equipo de trabajo para identificar a aquellos traidores que estuvieron cercanos a él y que sin duda ayudaron a que la conspiración tuviera éxito. Efectivamente, hay indicios de que gente del propio entorno del candidato lo traicionó y lo llevó a perder una elección que, al comenzar la campaña, él tenía en el bolsillo.
¿Quién o quiénes, por ejemplo, fueron los colaboradores que convencieron a López Obrador en las semanas previas a la elección de que todas las encuestas que se dieron a conocer públicamente estaban cuchareadas y en cambio había una encuesta que le daba 10 puntos de ventaja, los cuales se habrían traducido en cuatro millones de votos? ¿Por qué ocultaron el nombre del encargado de esa encuesta y la metodología que utilizó? ¿Querían, acaso, que el candidato perredista bajara la guardia, convenciéndolo de su triunfo seguro en una contienda que en realidad se estaba cerrando? ¿Buscaban de esta manera facilitar su derrota?
¿Quién fue el traidor que convenció a López Obrador de no participar en el primer debate entre los candidatos presidenciales? En una elección tan cerrada, esta oportunidad perdida bien pudo ser una de las razones de la derrota final.
¿Quién, en el equipo cercano a López Obrador, convenció al candidato de llamar "chachalaca" al Presidente Fox? Y después de que quedó en claro que esto había sido un error, que llevaba a un rechazo por parte de un segmento muy importante de la población, ¿quién insistió entre sus asesores en que el candidato debía seguir llamando chachalaca al mandatario frente a todas las cámaras y los micrófonos de los reporteros? ¿Quién le dijo a López Obrador que debía decir "cha-cha-la-ca" despacito, "para que se entienda bien", ante los medios de comunicación? ¿Sabía este asesor que le estaba haciendo perder a su candidato cientos de miles, quizá millones, de votos en una elección que distaba de haber terminado?
¿Quién le dijo a López Obrador el mismo día de la elección que estaba arriba en el resultado por 500 mil votos? ¿Dónde están las encuestas que supuestamente respaldaron esta afirmación? ¿Por qué ni el PREP, ni el conteo oficial de actas, mostraron esa ventaja? ¿Por qué ni siquiera la exhiben las actas en poder del PRD?
Hay buenas razones para pensar que, efectivamente, hubo una conspiración en contra de López Obrador. Pero quienes participaron en ella son en buena medida aquellos que se encuentran cercanos al candidato. Sólo de esta manera puede entenderse que una ventaja que supuestamente alcanzaba los cuatro millones de votos se haya desvanecido de la manera en que lo hizo.
López Obrador tiene formas de revertir la conspiración de los enemigos externos. Las leyes electorales, después de todo, le permiten impugnar los resultados de las casillas que puedan tener irregularidades. Mucho más difícil será, sin embargo, contrarrestar a esos enemigos internos que hicieron que se esfumara una ventaja muy amplia que, de haberse conservado, le habría permitido ser en estos momentos el ganador indiscutible de la elección más reñida en toda la historia de nuestro país. Contra ellos debería estar especialmente furioso López Obrador.
Morelos
El panista Marco Antonio Adame recibió su constancia como ganador de la elección para Gobernador del estado de Morelos. El PRD, como podía esperarse, ya que lo hace en todos los comicios que pierde, impugnó el resultado de la elección. No deja de ser interesante, sin embargo, que en Morelos el PAN ganó en la elección para Gobernador, pero López Obrador triunfó en la presidencial. Esto muestra un voto dividido en el estado que debe ser analizado y comprendido antes que cuestionado. El PRD, a propósito, no ha impugnado el triunfo de López Obrador en la elección presidencial en Morelos. Sólo ha cuestionado el de Adame.
sarmiento.jaquemate@gmail.com