sábado, diciembre 01, 2018

 

Sociedad abierta: reto para AMLO

Aun concediendo el beneficio de la duda, existen desde ya múltiples razones para diferir de la dirección adoptada por el Presidente López Obrador desde el mismo amanecer de su Administración.

 

La cancelación del NAIM -lo que desató procesos jurídicos en marcha- es un error histórico que lo perseguirá el resto de su mandato, una infraestructura totalmente financiada por sus usuarios y en proporción a su beneficio, ahora será pagada por el contribuyente por no usarla.

 

Por contrapartida, sus megaproyectos carecen de una evaluación costo-beneficio y de impacto ambiental. No sabemos si generarán bienestar o si responden al capricho del poder y se convertirán en desastres financieros y ambientales. Mal augurio, corazonadas en lugar de evaluaciones técnicas

Más allá de su retórica, la nueva Administración carece de un plan estructurado de combate a la pobreza, y en su lugar ofrece becas aisladas, pensiones para adultos mayores, empleos temporales como paliativos clientelares, no una vía al progreso intergeneracional para superar la miseria de millones.

 

A un Gobierno se le debe evaluar por la calidad de los servicios que brinda a la ciudadanía, no por su discurso.

 

El contacto más estrecho entre población y Gobierno se da en salud y educación. Éstas son las vías que pueden transformar a una sociedad entrampada entre "opulencia e indigencia" en una integrada y convergente en oportunidades.

 

Por lo que se ha visto, la nueva Administración carece de la voluntad para mejorar la calidad de la educación, hacer de las escuelas comunidades más cálidas y con mayor atención al alumnado.

 

Tampoco existe una visión de la crisis de salud que se avecina con el envejecimiento de la población si no se invierte masivamente en nueva infraestructura y tecnologías de salud.

 

Con esto, alumnos y pacientes son los grandes huérfanos de la 4T.

 

Aunque no será inmediato, la licitación de contratos de extracción de hidrocarburos revertirá la caída en la producción petrolera, mientras que una mayor competencia en mercados energéticos beneficiará al consumidor si se le da continuidad.

 

Apoyadas en incentivos bien diseñados, las energías limpias muestran ya su enorme potencial. Construir refinerías es más un resabio de nostalgia nacionalista que un cálculo con visión de futuro y bienestar.

 

Cada uno de estos factores bastaría para diferir de la Administración que inicia. No obstante, existen razones más profundas para disentir del nuevo régimen.

 

El listado no es breve: su intolerancia hacia el diálogo genuino y la pluralidad de la sociedad, su estrategia sistemática de polarización, su instinto hacia la centralización y el control, su desconfianza en balances democráticos y reguladores autónomos, su desapego a reglas claras y su preferencia por arreglos opacos, la inexplicable disposición a perdonar la corrupción, su obsesión por erosionar mecanismos democráticos en aras de un culto a la personalidad, contrario a una sociedad abierta.

 

En contraste, una política de consenso, bienestar e integración enfocaría la agenda pública en prioridades básicas: construir un México donde tu futuro dependa de tu propio esfuerzo y capacidad, no de tu origen, orientando salud y educación a ello; fortalecer la democracia y el Estado de derecho acatando reglas transparentes y árbitros independientes; proteger nuestro medio ambiente generando energías limpias; crear oportunidades para todos eliminando el capitalismo de cuates, no alimentándolo; crear condiciones de seguridad en las comunidades desarrollando capacidades locales.

 

Poco importa si esta breve agenda constituye o no un capítulo histórico a la altura de Juárez. Abriría nuevas esperanzas en la microhistoria de millones de familias mexicanas, microhistorias al parecer muy pequeñas para la aparente soberbia de la 4T.

 

Ojalá la Administración aprenda el valor de la apertura y la capacidad de ajuste.

 

Rodrigo Morales Elcoro

rodrigo.morales@fldm.edu.mx

El autor es titular del Centro de Estudios de Competencia de la Facultad Libre de Derecho.


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