domingo, octubre 30, 2011

 

Soberanos irresponsables (gobernadores)

A partir de que Lázaro Cárdenas expulsó del País al Jefe Máximo Plutarco Elías Calles en 1936, los Presidentes "emanados de la Revolución" gobernaron bajo el principio de que el poder no se comparte. La "unidad revolucionaria" en torno al soberano del País empezó a resquebrajarse en 1987, cuando Cuauhtémoc Cárdenas abandonó el PRI para buscar la Presidencia fuera de él. Este desafío a Miguel de la Madrid reapareció contra su delfín Carlos Salinas de Gortari, especialmente desde que pareció buscar la reelección o un nuevo maximato, contra las reglas del sistema. Lo desafiaron los sindicatos y luego los que volvieron a los magnicidios y alzamientos. Así acabó el paréntesis de renuncia a las armas en la lucha por el poder. Se desató el aspirantismo y reapareció la violencia.

Con Ernesto Zedillo los desafíos llegaron a la Federación. Zedillo tuvo que aceptar la soberanía de Roberto Madrazo, que se apoderó de Tabasco, gastando en su campaña para Gobernador más que Bill Clinton en la suya para Presidente de Estados Unidos. Sin salir del PRI, pero contra las reglas, Madrazo no le debió la Gubernatura al Presidente; y lo amenazó con hacer de Tabasco una república separada. Usó la marca PRI para hacer suyas las estructuras de poder local. Su audacia quedó impune frente al rayo fulminante de la soberanía presidencial, que ya no funcionó.

Desde entonces, las gubernaturas son soberanías que no rinden cuentas. Tienen a su favor la Constitución, que las legitima como gobiernos de "estados libres y soberanos". Tienen dinero, Congresos, tribunales y policías para hacer su voluntad. Tienen mañas para abusar impunemente y escapar al escrutinio local y federal. Madrazo fue descalificado en un maratón por hacer trampa, pero su partido no lo descalificó cuando se impuso como candidato presidencial, con el resultado de que el PRI quedara en tercer lugar y perdiera la Presidencia. No ha sido enjuiciado pese a sus abusos en Tabasco y en el PRI. Arturo Montiel disfruta impunemente de los ahorros que acumuló en el Gobierno del Estado de México. Humberto Moreira encabeza el PRI pese a sus abusos en Coahuila. Los Gobernadores del PAN y el PRD han tenido las mismas ventajas.

La irresponsabilidad de los Gobernadores prospera con un gasto público poco transparente que les permite equiparse, contratar reflectores favorables y repartir favores con dinero que reciben como participación en los impuestos y aportaciones federales, como préstamos del sistema financiero, como recaudaciones locales y como no se sabe qué, ni de quién.

Al 31 de marzo de 1993, los estados y municipios debían 18 millardos de pesos. Al 31 de marzo de 2011, su deuda había aumentado a 315 millardos, o sea 17 veces . Esta multiplicación varía de unos estados a otros, y en muchos supera las 17 veces: 27 en Guanajuato y Nuevo León, 33, 35 y 38 en Coahuila, Nayarit y Chiapas, 54 en el Distrito Federal, 63 en Veracruz, 86 en Puebla y 131 en Hidalgo y Michoacán .

El caso de Coahuila es notable porque de 1993 a 2006, la deuda tuvo un crecimiento mínimo; pero de 2006 a 2011, mientras el promedio nacional se duplicó, la deuda de Coahuila se multiplicó por 20. La hazaña histórica corresponde a los años de Humberto Moreira. Pero los cálculos se basan en sus informes oficiales a Hacienda, que resultaron falsos. La deuda que dejó no era de 8 millardos , sino de 32; no se multiplicó por 20, sino por 80. Esta lección del Profr. Moreira será estudiada y aprendida por todos los Gobernadores.

Hay muchas acciones posibles para evitarlo, de transparencia y de condicionamiento de las fuentes financieras. Como crear un catastro federal, calcular la recaudación local que deberían producir los impuestos prediales, contraponerla con la recaudación real y cargarle la diferencia al Gobierno local, deduciéndola de las participaciones que le toquen de los impuestos federales.

Entre los países de la OCDE, México es el que recauda menos prediales: 0.2 por ciento del PIB, frente a Estados Unidos, Canadá y otros que recaudan 15 ó 20 veces más. La diferencia rebasa el 2 por ciento del PIB de recaudación adicional que se ha buscado con el IVA o con impuestos al empleo. Para los Gobernadores es más fácil cabildear millones con los amigos de la capital que cobrar la millonésima parte a los predios locales.

Un catastro federal a cargo del Inegi podría estar disponible en internet y servir para consultas, para facilitar el registro público de la propiedad y dar seguridad jurídica a los propietarios, compradores y vendedores inmobiliarios. Si cada propiedad se vincula con su número predial, un clic desplegaría la información pública correspondiente: plano, superficie, clasificación, avalúo, propietario.
 
Gabriel Zaid
El Norte
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Los gobernadores son caciques que viven en completa impunidad, opacidad, nepotismo, y corrupción. No cobran impuestos y se la pasan gastando lo que consiguen de la federación en completa irresponsabilidad. Y para el colmo, no pueden ni siquiera brindar una mínima seguridad a sus ciudadanos. Quieren que sea el gobierno federal, quien lleve el desgaste en la lucha contra el crimen organizado. No pueden ni controlar las cárceles. Pero eso si, gastan en imagen, obras de relumbrón, elefantes blancos, y una pesada y gorda burocracia. Para ejemplos evidentes ahí están Coahuila y Nuevo León, sumidos en pesadas deudas, hipotecados por 20 o más años. ¿Hasta cuando?

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