viernes, mayo 06, 2011

 

Paradojas nacionales

Pregunte usted a quien tenga la edad necesaria respecto a si percibe que hoy el País está mejor que hace 30 ó 40 años.
Verá usted que más de los que cree le van a decir que no, que hace tres o cuatro décadas el País estaba mejor.
Sin embargo, quienes dejaron de ver a México por mucho tiempo no opinan lo mismo.

Hace unos días hablaba con una persona que trabajó en nuestra nación a principios de los 90 y que apenas regresó, y me señalaba que resultaba impresionante el cambio positivo que se percibe en nuestro País en los últimos 20 años.
Sucede algo parecido con los inversionistas extranjeros. Aunque no dejan de reconocer los problemas que existen, en muchas ocasiones tienden a ver múltiples ventajas en nuestra economía, como la habilidad de la mano de obra o el tamaño de nuestro mercado interno, lo que pocas veces apreciamos localmente.

Veamos algunos ejemplos de diferencias de largo plazo.

El PIB per cápita en términos reales de 1981, hace tres décadas, era de 69 mil 174 pesos a precios del 2008. Este año se estima en 84 mil 469, lo que significa que hoy existe un ingreso mayor en 22 por ciento.

Pero veamos otro indicador relevante.

En 1970, sólo el 6.3 por ciento de la población mayor de 15 años tenía un nivel de escolaridad media o superior. En 2010, ese porcentaje fue de 35.8 por ciento, casi seis veces más que la proporción de hace tres décadas.

En el otro extremo, el 70.5 por ciento de la población mayor de 15 años estaba sin escolaridad o apenas con primaria incompleta. Ese porcentaje es ahora de 19.8 por ciento, es decir, una caída de 71 por ciento.

La tasa de mortalidad infantil es otro de los indicadores de desarrollo más relevantes. Apenas en 1990 había 39.2 fallecidos antes de un año por cada mil nacidos. Ese parámetro resultó de 13.7 por mil el año pasado.

No quiero aburrirlo con más indicadores, pero los indicadores de desarrollo pueden mostrarse en abundancia.
Ello, desde luego, no significa que ignore el 50 por ciento de pobres que hay en el País, ni tampoco el lento crecimiento de la economía de las últimas dos décadas.
¿Cómo explicar el hecho de que frente a estos avances haya una percepción de que las cosas hayan empeorado en México?

Me parece que hay dos explicaciones.

Una de ellas tiene que ver con la inseguridad. No sólo la inseguridad pública, sino la jurídica, en el empleo, en las relaciones sociales, en las familias, en el futuro.
El aumento de la inseguridad deteriora nuestra calidad de vida y nos hace creer que el pasado fue mejor.
El otro aspecto tiene que ver con expectativas frustradas. Más allá de las mejoras obtenidas, hemos acumulado la sensación de oportunidades perdidas.
Quienes tienen la edad suficiente podrán recordar que en los 90 se percibía la posibilidad de convertir a México en una nación desarrollada, lo que se frustró con la crisis de 1995 y el desastre que causó.
Luego, cuando ocurrió la alternancia política en el año 2000 también pareció surgir una oportunidad de dar un gran salto, que igualmente se frustró.

Todo indica que por años viviremos con esa paradoja de la que hablamos, pues no se percibe en el corto plazo alguna posibilidad real de que el País pueda dar ese gran salto que nos convenza de que realmente hoy estamos mejor.
Enrique Quintana
enrique.quintana@reforma.com

Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?