miércoles, mayo 04, 2011
Porqué México no crece
México avanza a un ritmo muy mediocre desde hace varias décadas, no obstante diversas reformas estructurales que se instrumentaron entre 1985 y 1994. Este pobre desempeño ha despertado interés dentro y fuera del País.
Un ejemplo reciente es el número de diciembre de 2010 del Journal of Economic Literature, donde aparecen dos artículos sobre México ("Why Isn't Mexico Rich?", escrito por Gordon H. Hanson, y "Why Have Economic Reforms in Mexico not Generated Growth?", por Timothy J. Kehoe y Kim J. Ruhl).
Estos trabajos plantean preguntas cruciales y sus conclusiones, sin ser definitivas, coinciden en los obstáculos más notorios para el crecimiento de nuestro país. Los artículos son similares, por lo que comento el primero de ellos.
Hanson dice que las reformas económicas durante la década de 1990 lograron la estabilidad macroeconómica y financiera, pero no han podido generar un ritmo acelerado de crecimiento económico. Una comparación con otros países muestra un panorama desalentador.
El rezago de México, dice Hanson, no se explica por las deficiencias institucionales que comparte con el resto de la región Latinoamericana, donde algunos países han podido crecer en forma acelerada. Tampoco se explica por la violencia asociada a la creciente criminalidad, puesto que ésta se hizo más evidente a partir de 2006, demasiado tarde para explicar el marasmo económico de nuestro país.
Hanson considera que nuestro bajo crecimiento se debe a impedimentos estructurales profundos, más que a problemas de corto plazo, como sería la sobrevaluación del peso. Él repasa diversos trabajos sobre el tema, varios por autores mexicanos, para concluir que nuestros problemas se deben a factores internos como mercados de crédito ineficientes, distorsiones en la provisión de insumos no comerciables, e incentivos perversos que favorecen la informalidad y frenan el crecimiento de la productividad.
El crédito es crucial para el desarrollo económico. Un país no puede aprovechar las oportunidades de inversiones productivas si no existen mecanismos efectivos para desplazar los recursos de los acreedores a los deudores.
Un creciente número de estudios menciona la debilidad de los mercados de crédito en México como un factor importante detrás del bajo crecimiento de la productividad. El autor señala que un problema ha sido el riesgo de expropiación y otro una pobre vigilancia de los créditos bancarios. Las reformas financieras que siguieron a la crisis de 1994-95 mejoraron las regulaciones, pero poco hicieron para estimular el crédito comercial.
Hanson concluye que la razón principal de este rezago es la dificultad que tienen los acreedores para hacerse de los activos de los deudores, no obstante la nueva Ley de Concursos Mercantiles, que en la práctica no brinda una adecuada protección a los derechos de los acreedores.
En cuanto a la provisión de insumos no comerciables, Hanson apunta que México destaca por tener precios altos de electricidad, altos precios para servicios de telecomunicación y escasez de mano de obra calificada, debido a las deficiencias de las escuelas públicas y las regulaciones y rigideces del mercado laboral.
Este autor destaca que el pobre desempeño educacional en México puede atribuirse a la captura del sistema educativo por parte del sindicato de maestros. Cerca del 90 por ciento del gasto en educación en México se va en compensaciones al personal, dejando muy poco para edificios, computadoras y el resto de la infraestructura educativa.
En relación con la informalidad, Hanson menciona que hay evidencia de que la mayor cobertura de seguridad social para los trabajadores informales aumenta el empleo en el sector informal. Por consiguiente, los programas de protección social de México pueden estar aumentando los incentivos para la informalidad, posiblemente limitando el crecimiento.
El artículo de Kehoe y Ruhl llega a conclusiones similares, al identificar como obstáculos al crecimiento la existencia de instituciones financieras ineficientes, débil estado de derecho y rigideces en el mercado laboral.
Con base en estos estudios, ¿qué tipo de reformas necesita aplicar México para reiniciar un crecimiento acelerado? En principio, mejorar la operación del sistema financiero, fortalecer el estado de derecho, acotar el poder de los sindicatos públicos, así como formalizar y flexibilizar el mercado laboral. Se necesita, además, impulsar el crecimiento de la productividad mediante una mayor competencia en petróleo, electricidad, telecomunicaciones y transporte.
Estas reformas no difieren de las que por años se han propuesto en el País. El verdadero problema es, por tanto, que nuestros políticos no han tenido la capacidad o la voluntad para ponerlas en práctica, y no hay motivos para pensar que eso cambiará en el futuro próximo.
Salvador Kalifa
salvadorkalifa@prodigy.net.mx
Un ejemplo reciente es el número de diciembre de 2010 del Journal of Economic Literature, donde aparecen dos artículos sobre México ("Why Isn't Mexico Rich?", escrito por Gordon H. Hanson, y "Why Have Economic Reforms in Mexico not Generated Growth?", por Timothy J. Kehoe y Kim J. Ruhl).
Estos trabajos plantean preguntas cruciales y sus conclusiones, sin ser definitivas, coinciden en los obstáculos más notorios para el crecimiento de nuestro país. Los artículos son similares, por lo que comento el primero de ellos.
Hanson dice que las reformas económicas durante la década de 1990 lograron la estabilidad macroeconómica y financiera, pero no han podido generar un ritmo acelerado de crecimiento económico. Una comparación con otros países muestra un panorama desalentador.
El rezago de México, dice Hanson, no se explica por las deficiencias institucionales que comparte con el resto de la región Latinoamericana, donde algunos países han podido crecer en forma acelerada. Tampoco se explica por la violencia asociada a la creciente criminalidad, puesto que ésta se hizo más evidente a partir de 2006, demasiado tarde para explicar el marasmo económico de nuestro país.
Hanson considera que nuestro bajo crecimiento se debe a impedimentos estructurales profundos, más que a problemas de corto plazo, como sería la sobrevaluación del peso. Él repasa diversos trabajos sobre el tema, varios por autores mexicanos, para concluir que nuestros problemas se deben a factores internos como mercados de crédito ineficientes, distorsiones en la provisión de insumos no comerciables, e incentivos perversos que favorecen la informalidad y frenan el crecimiento de la productividad.
El crédito es crucial para el desarrollo económico. Un país no puede aprovechar las oportunidades de inversiones productivas si no existen mecanismos efectivos para desplazar los recursos de los acreedores a los deudores.
Un creciente número de estudios menciona la debilidad de los mercados de crédito en México como un factor importante detrás del bajo crecimiento de la productividad. El autor señala que un problema ha sido el riesgo de expropiación y otro una pobre vigilancia de los créditos bancarios. Las reformas financieras que siguieron a la crisis de 1994-95 mejoraron las regulaciones, pero poco hicieron para estimular el crédito comercial.
Hanson concluye que la razón principal de este rezago es la dificultad que tienen los acreedores para hacerse de los activos de los deudores, no obstante la nueva Ley de Concursos Mercantiles, que en la práctica no brinda una adecuada protección a los derechos de los acreedores.
En cuanto a la provisión de insumos no comerciables, Hanson apunta que México destaca por tener precios altos de electricidad, altos precios para servicios de telecomunicación y escasez de mano de obra calificada, debido a las deficiencias de las escuelas públicas y las regulaciones y rigideces del mercado laboral.
Este autor destaca que el pobre desempeño educacional en México puede atribuirse a la captura del sistema educativo por parte del sindicato de maestros. Cerca del 90 por ciento del gasto en educación en México se va en compensaciones al personal, dejando muy poco para edificios, computadoras y el resto de la infraestructura educativa.
En relación con la informalidad, Hanson menciona que hay evidencia de que la mayor cobertura de seguridad social para los trabajadores informales aumenta el empleo en el sector informal. Por consiguiente, los programas de protección social de México pueden estar aumentando los incentivos para la informalidad, posiblemente limitando el crecimiento.
El artículo de Kehoe y Ruhl llega a conclusiones similares, al identificar como obstáculos al crecimiento la existencia de instituciones financieras ineficientes, débil estado de derecho y rigideces en el mercado laboral.
Con base en estos estudios, ¿qué tipo de reformas necesita aplicar México para reiniciar un crecimiento acelerado? En principio, mejorar la operación del sistema financiero, fortalecer el estado de derecho, acotar el poder de los sindicatos públicos, así como formalizar y flexibilizar el mercado laboral. Se necesita, además, impulsar el crecimiento de la productividad mediante una mayor competencia en petróleo, electricidad, telecomunicaciones y transporte.
Estas reformas no difieren de las que por años se han propuesto en el País. El verdadero problema es, por tanto, que nuestros políticos no han tenido la capacidad o la voluntad para ponerlas en práctica, y no hay motivos para pensar que eso cambiará en el futuro próximo.
Salvador Kalifa
salvadorkalifa@prodigy.net.mx
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Siguen haciendo falta reformas estructurales de fondo, entre ellas la laboral, así como un ataque frontal a la informalidad (reforma fiscal) y cero monopolios públicos (reforma energética, apertura sector energía) y privados (principalmente comunicaciones, reforma telecomunicaciones), además de una reforma educativa. Todas tareas pendientes del Congreso. Y ya vimos, con la reciente congelación de la propuesta de reforma laboral así como de la política por parte del PRI, quiénes son los que se oponen a los cambios en México. Al PRI no le interesa que se den las reformas estructurales, pues dichas reformas acabarían con sus cotos de poder, con su acceso a grandes sumas de dinero del Erario vía los sindicatos y monopolios (PEMEX y CFE). Medítenlo.