lunes, noviembre 04, 2024

 

Rumbo Errado

Rumbo errado por FRICASÉ / El Abogado del Pueblo

 

Existe suficiente evidencia, independientemente del tiempo transcurrido desde el cambio de Gobierno, como para afirmar, sin temor a dudas, que avanzamos por el sendero equivocado.

 

Por si no fuese suficiente la crisis CONSTITUCIONAL en la que entramos, en la que nadie parece saber cuál es la ley, y si lo saben no les importa, pues ni la atienden ni la acatan, surgen señales de una voluntad autoritaria impositiva reñida con las buenas prácticas democráticas.

 

Ejemplo claro de esto es la decisión de desaparecer la independencia y autonomía del INAI para convertirlo en una dependencia gubernamental.

 

Esto conforma una tremenda aberración.

 

La transparencia es una parte indispensable de la democracia y forma dupla sinérgica con el concepto de la rendición de cuentas.

 

La transparencia, digámoslo claro, NO ES UNA GRACIOSA CONCESIÓN DEL GOBERNANTE, sino un DERECHO CIUDADANO.

 

La única forma de garantizar que esto sea así es si el derecho a la información que asiste al ciudadano lo garantiza un organismo autónomo e independiente, no del Gobierno.

 

Para ese propósito y de acuerdo con las más elementales reglas que rigen los procedimientos democráticos es que en Gobiernos más iluminados se creó -precisamente- un INAI.

 

La idea es que no puede ser el Gobierno mismo el que decide qué información da a los ciudadanos y cuál no.

 

La regla de oro de la transparencia es que donde está el dinero del ciudadano (todo lo que gasta el Gobierno central y los locales) deben estar también los OJOS de los ciudadanos.

 

Nada que haga un Gobierno, en el que está involucrado dinero del erario, puede OPACARSE o esconderse.

 

Garantizar transparencia en la operación gubernamental no puede depender del Gobierno mismo: un SUBORDINADO del Poder Ejecutivo, que recibe órdenes del mismo, se coloca en evidente conflicto de interés, pues una orden de su "jefe" supera cualquier petición ciudadana requiriendo información.

 

Lo que pretende este nuevo Gobierno, pues, está completamente reñido con la integridad de los elementos que forman un sistema democrático.

 

Sumando todo lo que está pasando en México, esto es, la desaparición de la independencia del Poder Judicial, atisbos de un total desacato a las resoluciones de la Suprema Corte y la extinción del INAI y de otros organismos autónomos creados para hacer efectiva en México la rendición de cuentas a la que están OBLIGADOS nuestros gobernantes, todo eso resulta ser un TRÁNSITO HACIA EL TOTALITARISMO, mismo que forja una enorme brecha con las mejores prácticas democráticas.

 

Nos duele mucho decirlo, pues nuestra esperanza era la opuesta, pero lo que hasta hoy se percibe, haciendo a un lado el DISCURSO, asemeja mucho el talante tiránico más cercano a Gobiernos totalitarios como Cuba, Nicaragua y Venezuela, que los democráticos en las naciones más avanzadas.

 

Invoca nuestra clase gobernante en el discurso -de hecho ése es su PRETEXTO principal- que todo lo que hace es porque "el pueblo así lo manda".

 

Constantemente afirman actuar a nombre del pueblo y a favor de él, todo ello mientras TOMAN DECISIONES totalmente OPUESTAS a los intereses del pueblo.

 

Ningún pueblo, voluntariamente, prefiere el YUGO de la dictadura por encima de la LIBERTAD que sólo las prácticas democráticas incorporan a su forma de Gobierno.

 

Violar la ley no es democrático, desaparecer la separación de Poderes no es democrático, encubrir y opacar el uso y destino del dinero que aportan los ciudadanos no es democrático, como tampoco lo es SIMULAR elecciones de jueces en los que sólo Morena los escoge y sólo Morena los vota, como tampoco afirmar actuar a nombre del pueblo con el nefasto fin de RETIRARLE o restringirle sus LIBERTADES.

 

A los gobernantes ni la historia ni los ciudadanos los juzgan por su discurso o las buenas intenciones que en ellos plasman.

 

Se les juzga por sus ACTOS, por sus decisiones.

 

El nuevo Gobierno habla bonito, pero actúa feo, no sólo en las decisiones que toma, contrarias a las buenas prácticas de la democracia, sino hasta en la manera en que las toma: totalmente chicharronera, sin acato alguno a opiniones que no provengan del mismo círculo oficialista, y lo peor es que ni consideran a los expertos en jurisprudencia que con toda claridad les explican la inconstitucionalidad de sus actos.

 

Ello, seguramente, porque -de facto- claramente se inclinan por un Gobierno autoritario.

 


lunes, octubre 14, 2024

 

Tómbola y guillotina

Tómbola y guillotina

Fue un espectáculo lamentable en el que un régimen cada vez más autoritario ordenó la destitución de cientos de jueces y magistrados por haber cumplido con su trabajo.

 

Para subrayar su desprecio por los juzgadores, lo hizo en un Senado convertido en casino.

 

En medio de la confusión producida por la falta de claridad de las reglas, y con bolas de tómbola rodando por el piso, la Cuarta Transformación, representada por el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, dio un paso más en la destrucción de la independencia del Poder Judicial y la concentración del poder en el Ejecutivo.

 

"Hoy mi nombre ha salido en una tómbola para terminar mi carrera judicial... una "tómbola", con Noroña haciéndola de niño gritón, así de surreal como se lee", escribió JS (@JS_mma_), un juez de distrito en materia de trabajo. "Pero esto no se acaba hasta que se acaba. Mi ética, dignidad e integridad siguen intactas".

 

Magdalena Victoria Oliva (@magvico29), oaxaqueña, doctora en derecho, primera juez de distrito con certificación internacional en "neurolaw", señaló: "Decliné participar. Soy una juez que siempre portó la toga con dignidad y convicción. Nunca me corrompí y así seguiré. Me quitarán el nombramiento, pero nunca mi esencia. Siempre seré una juez digna y de carrera judicial, que cree en una justicia de calidad y de excelencia".

 

Marlén Ángeles, juez de distrito en Culiacán, protestó ante el Senado y declaró a los medios: "Yo hice 20 años de carrera judicial y en una tómbola están destruyendo lo que yo me gané con todo el esfuerzo".

 

La Presidenta Claudia Sheinbaum, en cambio, afirmó en Nezahualcóyotl este 12 de octubre: "Ahora, fíjense, lo que quiso el pueblo. Quiso que no sólo ganáramos la Presidencia, sino también la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, en la Cámara de Senadores, en la mayoría de los Congresos locales y por eso el próximo año vamos a elegir a jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de la Nación. Porque con el pueblo todo y sin el pueblo...".

 

Decir que Morena y sus aliados ganaron la mayoría de dos tercios en el Legislativo es una mentira: obtuvieron sólo 54 por ciento de los votos, pero recurrieron a una serie de maniobras para darle la vuelta a la Constitución y compraron a los Senadores que les faltaban para completar la mayoría.

 

La Presidenta se ha comprometido a cumplir con las ocurrencias de su predecesor, López Obrador, quien en 2006 prometió mandar "al diablo sus instituciones" y que como Presidente espetó a los ministros de la Corte: "que no me salgan con el cuento de que la ley es la ley".

 

Hay una lógica detrás de la decisión de destruir la carrera judicial y despedir a todos los jueces. La 4T quiere juzgadores a modo, que acepten sin chistar las órdenes del Ejecutivo. No acepta ninguna visión que no sea la suya. Por eso quiere despedir a los jueces de carrera y después tener "elecciones" con candidatos seleccionados por el propio régimen.

 

El golpe de Estado se ha hecho de manera desaseada: se han impuesto mayorías calificadas que no se obtuvieron en las urnas, las reformas constitucionales se aprobaron al vapor y con contradicciones, una indigna tómbola se usó para anunciar la guillotina de jueces y magistrados.

 

Son tiempos tristes para nuestro País. No sabemos cuánto tiempo durará este periodo de oscurantismo. La historia nos recuerda, sin embargo, que el ambicioso Maximilien de Robespierre que guillotinó a más de 17 mil personas para lograr el poder absoluto en Francia terminó pagando sus crímenes en la misma guillotina.

 

 

NO OIGO

"Ni los veo ni los oigo", dijo Salinas de Gortari en 1994. "No oigo", reiteró López Obrador en 2023. No con la oposición, "yo voy a estar dialogando con el pueblo de México", declaró ayer Sheinbaum. Estas frases resumen, "como pocas, la actitud de toda una clase gobernante frente a quienes no (comparten) su visión del mundo", como escribió Lorenzo Meyer sobre Salinas.

 

Sergio Sarmiento

 

 


sábado, septiembre 21, 2024

 

¿Qué cambió?

Desde el punto de vista del Presidente y muchos de sus seguidores, el país es cada vez más democrático, pues es a través de las urnas como se accede al poder y se toman decisiones. Ello, según AMLO, hace que el país esté viviendo, por primera vez, "una democracia verdadera". En el otro extremo, para los opositores de Morena y para quienes simplemente difieren de lo que dice el Presidente, la mayoría calificada y la reforma judicial transformaron nuestro régimen político y estamos ante una "autocracia", un "régimen autoritario" o, incluso, una "tiranía" o una "dictadura". ¿Qué está pasando?

 

En contextos polarizados y populistas como en los que estamos insertos se pierde el lenguaje compartido. Por ello, además de la discusión del tipo de régimen político que sin duda es muy relevante, también valdría la pena describir exactamente qué cambia y por qué resulta amenazante la mayoría calificada de Morena.

 

¿Qué sucede cuando una sola fuerza política puede cambiar unilateralmente la Constitución? Lo más obvio es que esa fuerza política detenta más poder que sus antecesores, lo cual se traduce en que puede hacer cosas que los otros no hubiesen podido hacer aunque se lo hubiesen propuesto. En ese sentido, la mayoría calificada en una sola fuerza política es por definición incierta y amenazante.

 

Desde Zedillo hasta la fecha, ningún partido político había podido reformar la Constitución unilateralmente. En términos prácticos significa que Morena puede modificar cualquier restricción o impedimento constitucional a su ejercicio del poder, el que sea. Las 18 reformas constitucionales del Presidente se pueden aprobar como la reforma judicial: sin incorporar ninguna de las objeciones de quienes no estén de acuerdo con la misma. Todas las voces opositoras de la reforma judicial -jueces, estudiantes, inversionistas, socios comerciales, empresarios, abogados, legisladores- fueron invisibilizadas en el nuevo texto constitucional. Eso es lo que puede hacer una fuerza política con la mayoría calificada.

 

¿Qué significa que las normas constitucionales que por definición buscan darle forma y acotar el ejercicio del poder se puedan cambiar unilateralmente por su principal destinatario? Ello significa al menos que las fronteras entre lo prohibido y lo permitido para las y los detentadores del poder están moviéndose de la arena jurídica a la política.

 

Morena hoy puede modificar prácticamente cualquier norma jurídica en México, local y federal. Por ello, los límites más importantes al ejercicio del poder ya no pueden estar asentados principalmente en las normas jurídicas interpretadas por los tribunales. Menos con lo que está pasando en la SCJN. Tales límites, en este contexto, se determinan más por las restricciones de la realidad (las finanzas públicas, la inversión, la gobernabilidad, el T-MEC, etc.) y por las pugnas y divisiones políticas internas. Estamos ante un nuevo régimen político porque no existen límites constitucionales infranqueables para la autoridad; las fronteras entre lo prohibido y lo permitido para quienes ejercen el poder son más inciertas.

 

Por su parte, en términos individuales, el poder que concentra la mayoría calificada también resulta más intimidante. Con ese poder se puede remover a cualquier juez o fiscal, también se puede desaforar y procesar penalmente a cualquier opositor; al mismo tiempo, esa mayoría hace más difícil e improbable que pueda darse una defensa jurídica efectiva para resistir y protegerse individualmente frente a la arbitrariedad de una decisión de gobierno. La historia demuestra que los grados de arbitrariedad y de concentración del poder casi siempre van de la mano. Muchos miramos así la reforma judicial.

 

Un poder Ejecutivo y Legislativo con mayorías para cambiar la Constitución y con un Poder Judicial muy debilitado pueden remover cualquier obstáculo jurídico para salirse con la suya. Ello genera miedo, desconfianza e incertidumbre colectivos. La mayoría calificada se administra con mesura y autocontención. Todo lo contrario de lo que han hecho hasta hoy. Confío en que ello va a cambiar con la llegada de Claudia Sheinbaum.

 

Ana Laura Magaloni Kerpel

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Dudo que algo vaya a cambiar con Sheinbaum. Al contrario, seguirá con el mismo guión de se jefe y profundizarán aun mas las reformas para asegurar quedarse en el poder por décadas.

Espero equivocarme.

Al tiempo.


lunes, septiembre 02, 2024

 

Envenenándose

Envenenándose

Nelson Mandela acuñó una frase sabia que debería ser memorizada por el oficialismo y los oficialistas: "El resentimiento es como beber veneno y después esperar que mate a tus enemigos".

 

Lo que impulsa la demolición disfrazada de transformación no es corregir el sistema judicial, asegurar la austeridad republicana, fortalecer al Estado, enfrentar a los oligarcas, o jalar a Claudia Sheinbaum a la izquierda del espectro político. La motivación es mucho más pedestre y primitiva. La venganza. El rencor. El despecho. El poder presumir que el lopezobradorismo descabezó a las élites y colgará sus cabezas en la puerta de la Suprema Corte. Detrás de cada una de las iniciativas que se aprobarán próximamente en el Congreso no hay un atisbo de esperanza. La pulsión predominante es la venganza.

 

La amargura porque Norma Piña no se paró de manera protocolaria para honrar al Presidente. El resquemor porque ministros, magistrados y jueces federales le colocaron cercos constitucionales a un Presidente que quería gobernar saltándoselos. El odio a periodistas independientes que no le aplaudieron en la mañanera y obtenían datos vía el INAI para exhibir los privilegios de la nueva mafia en el poder, el espionaje de la Sedena o por qué no fuimos Dinamarca. El desprecio a las viejas élites de quienes ahora quieren ocupar su lugar y obtener los mismos contratos, los mismos espacios mediáticos, las mismas consultorías gubernamentales y las mismas adjudicaciones directas. El revanchismo se vende como reformismo, acompañado de un discurso construido sobre la instrumentalización del agravio.

 

Como ha escrito Vero Teigeiro, lo que se ve todo el tiempo es "gente celebrando que 'se chingaron' a los no simpatizantes, a la oposición, al PRIAN, a la SCJN". No se habla de lo que se va a descomponer con la desaparición de los órganos autónomos, con la elección de los jueces o con la militarización permanente de la seguridad pública.

 

En privado, los morenistas reconocen que la reforma judicial no es una buena idea, pero en público la justifican o la critican tímidamente. Porque lo que importa no es la mejora del País, sino la mofa del "opositor". Lo que predomina no es el análisis, sino la burla. La consigna no es auscultar al Gobierno sino demoler a quien lo cuestiona.

 

En esta lógica del resentimiento que se impone sobre el entendimiento, la posible desestabilización del país no proviene de reformas improvisadas, mal diseñadas, elaboradas con premura y sin medir las consecuencias. La culpa es de "la derecha" y del PRIAN, como si todavía existieran o fueran relevantes.

 

El lopezobradorismo a punto de controlarlo todo no es capaz de hacerse cargo de sus propias decisiones o de sus implicaciones. Las ha señalado el Banco de México, Morgan Stanley, Bank of America, Fitch, Human Rights Watch, la ONU, The Washington Post, The Economist, The Wall Street Journal, Amnistía Internacional y hasta el imberbe Embajador Ken Salazar. El Plan C es autodestructivo. La reforma judicial es suicida. La eliminación de los órganos autónomos es violatoria de compromisos suscritos en el T-MEC. López Obrador no va a constreñir a Claudia Sheinbaum. La obligará a beber cicuta o ella lo hará voluntariamente.

 

Y quienes niegan la intoxicación inducida lo hacen por ignorancia, mala fe, nacionalismo mal entendido, lealtad tribal o deshonestidad intelectual. Basta con leer el reporte "Turning Point: The Impact of AMLO's Reforms on USMCA and Nearshoring", publicado por el Mexico Institute del Wilson Center. Un análisis minucioso, independiente, no partidista, de cómo las reformas que el Presidente empuja vengativamente debilitarán el entorno regulatorio, degradarán el clima de inversión, reducirán la competitividad internacional y pondrán en jaque miles de millones de dólares en inversión.

 

Al Gobierno no le molestan las críticas sobre la destrucción democrática. Pero sí debería preocuparle las múltiples advertencias sobre las consecuencias económicas del Plan C. Sin confianza no hay inversión. Sin inversión no hay crecimiento económico. Sin crecimiento económico no hay dinero para seguir financiando programas sociales. Sin respeto a las reglas no hay nearshoring ni T-MEC que nos salven de nosotros mismos.

 

Con el Plan C, AMLO y Claudia Sheinbaum esperan aniquilar a sus adversarios "neoliberales". Pero de paso están envenenándose a sí mismos y al pueblo de México.

 

Denise Dresser

 


 

El país de AMLO

"Por salud mental, busquen la forma de protegerse ante el bombardeo de mentiras en la prensa, la radio y TV, en vísperas del informe de EPN". Andrés Manuel López Obrador, 27 agosto 2014

 

¡Qué bonito sería vivir en ese país que describe el Presidente!, un país de prosperidad y felicidad en el que "se ha demostrado que, por el bien de todos, primero los pobres", con enormes avances en educación, salud, empleo, salarios y beneficios sociales.

 

Los subsidios sociales han sido el instrumento fundamental para construir ese paraíso.

 

"A 30 millones de hogares, de 35 millones que existen en nuestro País, les llega cuando menos un programa de bienestar o reciben una pequeña porción del presupuesto público", dijo ayer López Obrador.

 

No sé si esos programas han mejorado la situación del País, pero sí le han dado una gran popularidad al gran líder.

 

El Presidente afirmó en su sexto informe que "en 23 Estados el sistema de salud universal y gratuito para personas sin seguridad social conocido como IMSS Bienestar... ya es el más eficaz del mundo... No va a ser como en Dinamarca, es mejor que en Dinamarca".

 

Quizá el Presidente no ha tenido oportunidad de que lo atiendan en una clínica del IMSS Bienestar. Ahora, sin embargo, contamos con el apoyo de "5 mil médicos de la hermana república de Cuba, que les agradecemos mucho". Parece broma.

 

"Antes, la compra de medicinas era un sucio negocio de traficantes de influencia y de políticos corruptos, hasta de comunicadores, dije comunicadores, no, mercenarios de la información... Hoy, con el mismo presupuesto, se otorgan medicamentos gratuitos a todos los mexicanos sin seguridad social".

 

No se ha enterado AMLO de que el anterior sistema de compras de medicamentos del sector púbico funcionaba bastante bien, pero él lo mandó primero a la Oficialía Mayor de Hacienda, después a la UNOPS, más tarde al INSABI y hoy al IMSS Bienestar, y en el camino provocó una escasez brutal de medicamentos.

 

AMLO dijo que el programa Sembrando Vida, que entrega "jornales permanentes" a "433 mil campesinos", permitió "plantar mil 158 millones de árboles frutales y maderables. Es el programa, que se oiga bien, que se escuche lejos, es el programa de reforestación más importante del mundo".

 

No hay, sin embargo, ningún estudio que lo confirme. Las comparaciones internacionales publicadas colocan en primer lugar a China, pero no miden la reforestación por árboles, sino por hectáreas.

 

¿Qué significaría plantar mil 158 millones de árboles en México en cinco años? Equivaldría a 634 mil 520 árboles cada día, incluyendo sábados, domingos y festivos. Es una cifra imposible. En todo el mundo se plantan unos mil 900 millones de árboles al año (Pauline Kwamboka, Medium).

 

Fueron tantas las afirmaciones falsas en el informe que este espacio no alcanza para mencionar todas. Pero debo destacar una por el tema.

 

Ayer, López Obrador pidió una consulta a mano alzada para saber si es mejor que jueces, magistrados y ministros sean electos por el pueblo y no por el Presidente y los Senadores. Nadie levantó la mano para oponerse a la elección del pueblo bueno.

 

AMLO, además, advirtió a diplomáticos y políticos de nuestro vecino del norte: en "Estados Unidos así comenzó la democracia, eligiendo el pueblo a los jueces, y si quieren bibliografía que busquen "La democracia en América", de Tocqueville, ahí está cómo se fundó esa gran nación, a partir de la democracia".

 

Alexis de Tocqueville, sin embargo, dice exactamente lo contrario en esa obra: "Que se tenga mucho cuidado, porque un poder electivo que no está sometido a un Poder Judicial escapa tarde o temprano a todo control, o es destruido".

 

Quizá el Presidente no ha podido leer la obra que citó.

 

GÉNERO

El Tribunal Electoral de la CDMX anuló la elección en Cuauhtémoc porque supuestamente la opositora Alessandra Rojo de la Vega usó expresiones de "violencia de género" contra la candidata oficialista Catalina Monreal. La violencia de género de AMLO contra Xóchitl Gálvez, en cambio, no mereció siquiera una mención en el dictamen de la elección presidencial del Tribunal Electoral federal.

 

Sergio Sarmiento

 


domingo, agosto 25, 2024

 

Nuevo régimen

El País va rumbo a un régimen autoritario que limitará nuestros derechos, incluido el derecho al voto. Los Gobiernos que controlan el sistema electoral no suelen reconocer una derrota. Nuestra democracia estaba llena de defectos, pero la vamos a extrañar.
Muchos, sin embargo, estarán contentos e incluso creerán que esta centralización del poder tiene ventajas. En teoría debería, por ejemplo, ayudar a combatir al crimen organizado, aunque ya vimos que en este sexenio con un Presidente con tanto poder el crimen organizado se expandió.
Es tan débil la oposición y tan desorganizada la sociedad que crueldades impensables, como la de un grupo criminal lanzando drones con explosivos en una comunidad en la sierra de Guerrero en abril pasado, o escándalos como el contubernio de grupos criminales con el Gobierno de Sinaloa, no tienen mayor costo político. Morena refrendó la gubernatura en Morelos, la segunda entidad con más homicidios por cada 100 mil habitantes, y le arrebató al PAN la de Yucatán, el estado con menos homicidios.
El éxito económico de China ha generado la ilusión de que el autoritarismo es más eficiente que la democracia. En efecto, el país asiático empezó a crecer tras la muerte de Mao en 1976 gracias a que su sucesor Deng Xiaoping abandonó la planificación centralizada socialista. Pero el autoritarismo de Mao dejó innumerables tragedias, como los más de 40 millones de chinos muertos por hambre por la destrucción de la agricultura a fines de los años cincuenta. China tiene hoy nuevamente un líder tan poderoso que cambió las reglas para poderse perpetuar en el poder. Se hace lo que él dice. Eso suele terminar mal.
Llevarle la contra a un líder fuerte es complicado. En la mañanera del 2 de agosto de 2023, AMLO esbozó su solución a la crisis de la distribución de medicinas: una megafarmacia: "un banco de reserva de medicina para que nunca falte ningún medicamento. Ayer lo estaba yo pensando [...]". Hubo voces que criticaron la propuesta, pero en cuatro meses ya estaba lista la megafarmacia. ¿Nadie al interior del Gobierno se atrevió a decirle que sería un fiasco?
Stalin deportaba a Siberia a quienes lo contradecían. Acá AMLO congela a los funcionarios críticos. Quienes ven los errores de sus propuestas han aprendido a callarse y aplaudir. Las 18 reformas constitucionales que se dictaminan a toda velocidad no sólo son el fundamento de un sistema autoritario, sino un reflejo de la manera de AMLO de ver el mundo que tendrá altos costos económicos.
Por ejemplo, se quiere prohibir en la Constitución el fracking, la técnica para explotar yacimientos petrolíferos no convencionales que requiere fracturar las piedras donde está el crudo. Gracias al fracking, Estados Unidos logró posicionarse como el mayor productor mundial. Texas produce 5.7 millones de barriles de petróleo al día, frente a 1.8 de México. La mitad de las reservas prospectivas de nuestro País son no convencionales. Hoy importamos desde Texas dos tercios del gas que consumimos porque no extraemos el mexicano. AMLO, el presunto defensor de la soberanía energética de México, está condenando al País a no desarrollar gran parte de sus reservas.
Este es uno de los costos económicos directos de las reformas de AMLO. Los más graves son los colaterales, como la menor inversión privada que vendrá tras el desmantelamiento del Poder Judicial. ¿Hay corrupción en ese poder? Seguro. Pero con lo que se quiere aprobar, se va a poner mucho peor, amén de que no habrá juez dispuesto a oponerse al Gobierno. Hay inversionistas para todo tipo de entorno, pero entre mayor la incertidumbre, más utilidades buscan y suelen apoyarse en prácticas más corruptas.
Salvo que Claudia ponga el freno, varias de las reformas estarán aprobadas en septiembre. No parece importarles o quizá no se dan cuenta de las implicaciones económicas de su deseo de tener todo el poder.

Carlos Elizondo Mayer-Serra
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#disfrutenlovotado 


sábado, agosto 24, 2024

 

Vacío de justicia

"No se puede gobernar a base de impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes". Benito Juárez
Nuestro sistema de justicia no es el mejor del mundo. Se parece tan poco al de Dinamarca como el sistema de salud de López Obrador al de ese país nórdico.
La justicia mexicana no es ni pronta ni expedita, pese a que lo ordena la Constitución, lo que demuestra por enésima vez que poner algo en la Carta Magna no lo hace realidad.
Es verdad que es gratuita; ni los ministerios públicos, ni las fiscalías, ni los tribunales cobran por sus servicios, los cuales sufragan los contribuyentes, pero los pobres difícilmente logran que se les haga justicia, ya que no tienen dinero para pagar abogados.
Son tan graves los males de la justicia de nuestro País que habría que aplaudir la decisión del Presidente de lanzar una iniciativa de reforma judicial. El problema es que no resuelve uno solo de los problemas. Es un simple ajuste de cuentas con los tribunales que no han querido violar la ley para obedecerlo y que generará todavía más problemas en la justicia.
El que el pueblo bueno y sabio vote por jueces, magistrados y ministros no va a resolver ninguno de los problemas de la justicia: ni la va a hacer más pronta y expedita, ni permitirá que los más pobres tengan acceso a ella.
Es tan obvio que no hay conexión entre los problemas y esta supuesta solución que uno podría pensar que el Presidente la sugirió sólo como una broma, pero los lopezobradoristas, que ya lloran ante el inminente fin del sexenio, han abdicado del uso de la razón.
El proceso electoral con el que piensan escoger a los juzgadores se advierte ya como una costosa pesadilla burocrática que será manipulada por el Gobierno y por quienes tengan dinero, entre ellos el crimen organizado.
Que una tómbola se considere como uno de los procedimientos de selección de los aspirantes parecería también un mal chiste, pero el chiste ha sido de inmediato incorporado a la iniciativa para quedar bien con el iluminado de Palacio Nacional.
Acabar con la carrera judicial en nada ayudará a mejorar la calidad de la justicia en nuestro País. Tener jueces sin conocimiento ni experiencia, preocupados más por hacer campaña y ganar popularidad, tampoco nos ayudará a conseguir una mejor justicia.
Al contrario, los que lleguen se interesarán en todo menos la justicia. Serán ambiciosos políticos, pero sin vocación de juzgadores.
El despido de todos los jueces, tanto federales como del fuero común, generará un vacío judicial extraordinario que puede durar mucho tiempo. Numerosos juicios llevan años en litigio y acumulan decenas de volúmenes de actuaciones.
Los nuevos jueces podrían tardar años nada más en leer los expedientes, pero lo más probable es que incluso después de leerlos ofrezcan fallos sin considerar todos los elementos del proceso, ya que no tendrán el conocimiento acumulado en años de estudio y ejercicio de la jurisprudencia. La justicia mexicana se volverá más incierta y sometida a decisiones caprichosas. México vivirá un tiempo largo sin ley ni justicia.
La iniciativa misma es caprichosa. Dice, por ejemplo, que los aspirantes deben tener un promedio mínimo de 8 en la carrera y uno de 9 en "las materias específicas a su cargo". ¿Cuáles son las materias específicas de las carreras de derecho para un juez? Pues todas.
Pero no es lo mismo un 8 del Centro Universitario Cúspide, donde el encargado de la Fiscalía de la Ciudad de México obtuvo su título de derecho en unas cuantas horas, que uno de la UNAM, la Escuela Libre de Derecho o la Universidad Panamericana.
López Obrador ha cometido muchos errores en su sexenio, pero ninguno va a dejar una huella tan negativa como su reforma judicial. Quiere acabar de un plumazo con la justicia del País. Lo hace por una venganza personal, pero a un costo elevadísimo para la República.

Sergio Sarmiento 


domingo, agosto 18, 2024

 

Sin límites

Para que un país se desarrolle se requiere un Estado fuerte y
competente capaz de ofrecer seguridad y servicios públicos de calidad.
Es igualmente necesaria una sociedad fuerte capaz de poner límites a
ese poder estatal, para que no sea usado arbitrariamente en su contra.

En su libro "El pasillo estrecho", Daron Acemoglu y James Robinson
analizan cuán difícil es llegar a ese equilibrio. En muchos países el
Gobierno no tiene los instrumentos para enfrentar a individuos
poderosos, en particular a quienes encabezan grupos criminales, caso
extremo es la República Democrática del Congo. En otros, el poder del
Estado es sólido, pero se usa para controlar a la población, como en
Corea del Norte. Sólo unos cuantos países han logrado transitar por
ese estrecho pasillo por suficiente tiempo como para generar un
bienestar compartido y sostenible.

Morena quiere quitar las restricciones al Ejecutivo que se fueron
construyendo en el tránsito hacia una democracia y una economía de
mercado regulada a través de instituciones profesionales y menos
discrecionales. Por ello están por desaparecer al actual Poder
Judicial; eliminar todos los órganos autónomos incluyendo al INE;
ampliar los delitos que ameritan prisión preventiva oficiosa y
entregarle la seguridad pública a las Fuerzas Armadas. Buscan darle
fundamentos constitucionales a un proyecto de Gobierno autoritario.

Muchos morenistas dirán: "Pero ganamos la elección. Es un mandato
popular". Es pura retórica. Los ciudadanos quieren mayor seguridad y
bienestar. Esos objetivos no son los de las reformas planteadas.
Además, cuando queden más claras las implicaciones de estos cambios,
la incertidumbre sobre su funcionamiento generará menos inversiones y,
por lo tanto, un menor crecimiento económico.

También saben que la Constitución parte del principio de que ningún
grupo político debe poder reformarla por sí solo. Sin embargo, con la
complacencia de un INE y un Tribunal Electoral a modo, le están dando
la vuelta a esa norma para alcanzar una brutal sobrerrepresentación de
Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados.

Lo pueden hacer por la debilidad de la sociedad mexicana. Una parte
está contenta con el pacto que les propuso AMLO: más gasto social y
mejores salarios mínimos, aunque se deterioren aún más los servicios
públicos. Están satisfechos porque además habla en su nombre y hace
enojar a quienes siempre habían mandado. El Poder Judicial de la
Federación nunca les ha servido para gran cosa. En general se
desconoce que gracias a éste los ciudadanos tienen garantizados una
serie de derechos, como la interrupción voluntaria del embarazo o el
derecho a la privacidad y la intimidad.

Los que podrían oponerse a las reformas andaban de vacaciones o están
sin ánimo de participar. En el caso de los partidos políticos de
oposición, su energía está drenada por los pleitos internos.
Únicamente Movimiento Ciudadano ha hecho un esfuerzo político visible
para tener una representación acorde con los votos que ganaron, aunque
sin mucho éxito. Era previsible que, si la oposición iba dividida a
las elecciones, la sobrerrepresentación sucedería.

Tenemos un Gobierno que hoy no enfrenta restricciones importantes de
la sociedad ni de los partidos de oposición, pero que no puede o no
quiere enfrentar al crimen organizado. La detención en Estados Unidos
del "Mayo" Zambada; la confesión de que iba a una reunión con el
gobernador de Sinaloa y la reacción de AMLO que ha oscilado entre la
confusión respecto a lo sucedido y la negación sobre cualquier
relación entre el crimen organizado y el Gobierno morenista de
Sinaloa, muestra que su prioridad no es enfrentar al crimen
organizado.

Un Estado cada vez más poderoso frente a la sociedad, pero débil
frente al crimen, es la peor combinación posible. Atenta contra la
libertad y el bienestar de sus ciudadanos, contra la democracia y
contra la posibilidad de crecer económicamente.

Carlos Elizondo Mayer-Serra
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Para las licuadoras de 2 velocidades (on/off) un "Estado fuerte" NO
significa un "Estado grande" que se meta en todos los temas de la vida
social y económica de una Nación.

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Confidencial

domingo, agosto 11, 2024

 

Una anécdota

Iba a ser el Gobierno que transformaría a México, el Gobierno que
echaría para atrás los males que caracterizaban al País y que le
habían impedido la grandeza que le corresponde. La ambición era
grande: sería una transformación del tamaño de la independencia o de
la revolución maderista: para qué limitarse con avanzar decididamente
el desarrollo del País, el crecimiento de la economía o el bienestar
de la población cuando se podía aspirar a LA cuarta transformación. Al
final, lo que queda no es más que otro más de los muchos Gobiernos
mediocres que han distinguido a México: una anécdota más en una larga
historia de penas y pocas glorias.

El Presidente López Obrador llegó a la presidencia en su tercer
intento. Llegó luego de que la ciudadanía agotó todas las
alternativas: al PAN y al PRI. En 2018, un electorado exhausto optó
por darle el beneficio de la duda al candidato que persistía en su
intento por triunfar con la promesa de que corregiría el rumbo y
sentaría las bases para una gran transformación. En repetidas
ocasiones ofreció que no alteraría el orden institucional, que
mantendría proyectos básicos como el aeropuerto y que sería el
Presidente de todos los mexicanos.

En realidad, México necesitaba (sigue necesitando) un Presidente
disruptivo que atacara a los grupos e intereses que han impedido que
el País se desarrolle de una manera equilibrada. Por la forma sesgada
en que se fue desenvolviendo el proyecto reformador que inició en los
ochenta, y cuya lógica era no alterar el orden político imperante, el
País se saturó de grupos políticos, sindicales y empresariales (y
ahora del crimen organizado) dedicados a proteger cotos de caza. Dado
que muchos de éstos eran pilares significativos del viejo orden
priista, las reformas los habían protegido, tolerado o eludido. En
muchos casos, por su capacidad de movilización, especialmente con
algunos sindicatos, había una relación de dependencia (y de amor y
odio) respecto a esos intereses. Sólo un actor político hábil y
dedicado, y no comprometido con el "viejo" orden, podía desmontar ese
entramado para realmente liberar las fuerzas, recursos y capacidades
de una sociedad que, en muchos sentidos, seguía dominada y controlada
por pequeños cacicazgos, como ilustran los estados de Oaxaca y
Chiapas.

Un Presidente disruptivo como López Obrador pudo haber sido el gran
reformador de México, la persona libre de vínculos con aquellos
cacicazgos y, por lo tanto, excepcionalmente capaz de actuar de manera
decidida. Pero no fue así. Priista hasta la médula, así fuese de un
ancestral partido dominante que hacía tiempo dejó de existir, el
Presidente no sólo no actuó en contra de esos grupos, sino que los
arropó y convirtió en parte de su propia estrategia. Una estrategia
dedicada al culto a la personalidad, a la concentración del poder y,
pues, a no mucho más.

Es de reconocérsele al Presidente que, pudiendo haber hecho un daño
monumental, su mayor efecto ha sido el de dividir y polarizar todavía
más a la sociedad mexicana. Sin embargo, ahora amenaza con reformas
que le darían al traste hasta a lo poco que hizo bien. Exhibió muchas
de las falacias que se habían convertido en "mantra" de la endeble
democracia mexicana, especialmente las entidades regulatorias y los
órganos autónomos, promovió proyectos de dudosa viabilidad en el largo
plazo y atacó dogmas arraigados que ameritaban ser desafiados. Es
decir, un récord variopinto en el que dominan los grises. Su gestión
se abocó a generar popularidad, pero no condiciones para un mayor
crecimiento económico, una productividad más elevada o, lo peor de
todo, una mayor probabilidad de que el mexicano menos favorecido vaya
a tener una mejor oportunidad en el futuro, especialmente por su
indisposición a transformar al sistema educativo que tanto le urge al
País, a la vez que destruyó el acceso de la mayoría de los mexicanos
al sistema de salud. La mediocridad no se hizo esperar, así fuese muy
popular. El problema es que no hay nada más efímero que la
popularidad.

Hasta hace algunas décadas, México había sido un foco de atención. En
alguna época lo fue por sus valientes posturas en materia de política
exterior, en otra por haber emprendido importantes reformas
económicas. La atención le granjeaba respecto y acceso; ese acceso
facilitó la transformación de la economía, especialmente de las
manufacturas, llegando a conformar una base exportadora que, junto con
la inversión extranjera, sostiene a la economía del País. En una de
esas paradojas de la historia, el gran beneficiario de las reformas
económicas de las últimas décadas acabó siendo su principal detractor.

En el camino, México prácticamente desapareció del mapa. La
incertidumbre respecto a las reglas del juego, la inseguridad y la
falta de inversión en infraestructura y el ataque sistemático a
quienes son indispensables para el desarrollo del País (como los
generadores de electricidad), han provocado la sigilosa salida de
innumerables inversionistas y, con ellos, de oportunidades futuras.

Se acerca el final de un sexenio por demás mediocre pero no sin
consecuencias, muchas de ellas malas y que, en septiembre, podrían ser
letales. Ojalá que la próxima Presidenta derive las lecciones
relevantes para que su sexenio comience bien y no acabe siendo una
mera anécdota -o una gran crisis.

Luis Rubio

--
Confidencial

domingo, julio 28, 2024

 

Renunciar

Es muy difícil renunciar al poder. Es adictivo y quien lo ejerce cree que mantenerse en la silla es indispensable para el buen futuro de su patria. Rodeado de barberos que disfrutan y se aprovechan del poder de su jefe, le dan cuerda para que no lo deje. No quieren quedarse desamparados.

 

Proyectos y hasta países enteros, hay que ver el desastre en Venezuela donde hoy hay elecciones, se han arruinado por líderes renuentes a renunciar al poder. Un líder eterno va haciendo del país un reflejo de sus manías, sin importar mucho cuán disfuncionales sean. La edad va deteriorando las capacidades cognitivas y el miedo a morir o a ser destronado fácilmente lleva a la paranoia. Entre más tiempo se haya gobernado, más agravios se generan contra quienes están ansiosos de vengarse en el momento oportuno.

 

Por eso es notable la decisión de Joe Biden de finalmente cumplir la promesa que hizo durante la campaña presidencial del 2020 de no postularse para un segundo mandato. Aunque el haberlo hecho tan tarde dificulta al partido elegir al mejor candidato posible a través de un proceso electoral abierto, es mejor más tarde que nunca. Su vicepresidenta, Kamala Harris, no sólo se quedará con la nominación, sino que está agarrando tracción entre el electorado.

 

El contraste con México es revelador. La regla de la no reelección, que hasta donde se sabe AMLO nunca propuso cambiar, lo obliga a dejar la Presidencia el próximo 30 de septiembre. Pero ¿renunciará a ser el poder tras el trono?

 

En el pasado el Presidente electo poco a poco iba dominando el escenario y posicionando su agenda. AMLO empezó a tomar decisiones como cancelar el aeropuerto de Texcoco antes de tomar el poder.

 

Ahora quiere heredarle a Claudia Sheinbaum compromisos de gasto público y varias reformas constitucionales. La más visible ha sido la de desaparecer al actual Poder Judicial para construir otro a partir de la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros.

 

Es difícil saber qué tan convencida está Claudia de la pertinencia de la reforma al Poder Judicial. Su reacción inicial, el 10 de junio, fue: "Que se haga una discusión amplia en estos meses para que se conozca; por ejemplo, cuántos jueces de distrito hay, poca gente sabe cuántos hay en el País, cuántos magistrados. Que se conozca la reforma que se envió y que se abra esta discusión". Ahora parece inclinarse a que hay que aprobarla en septiembre como desea AMLO, aunque gente cercana a ella cree que la podrá matizar.

 

Contra la tradición de nombrar al gabinete la víspera del cambio de Gobierno, con lo cual el Presidente saliente tenía mucho menos influencia, hoy ya está prácticamente nombrado todo. AMLO hasta se le adelantó públicamente en varios nombramientos.

 

Hay quienes creen que a partir del 1 de octubre todo cambiará y ella se posicionará en el poder. Se verá. Pero los vínculos personales de AMLO con varios de los miembros del gabinete de su sucesora y con muchos de los liderazgos legislativos y estatales lo hace más difícil.

 

Mucho dependerá de qué decida AMLO. ¿Aceptará realmente renunciar al poder confiado de los amarres que está dejando? ¿O estará pendiente de cada movimiento que él perciba como contario a su visión de país y actuará en consecuencia?

 

A diferencia con el caso de Biden, acá no hay fuerzas visibles pidiéndole, y menos exigiéndole, a AMLO contener su poder. Biden terminó por ceder ante los altos jerarcas del Partido Demócrata y sus principales donantes. No es dueño de su partido, como AMLO lo es de Morena.

 

Suele decirse que el hombre más poderoso del mundo es el Presidente de Estados Unidos. No es cierto. Enfrenta todo tipo de restricciones, las más importantes internas. Biden reconoció las suyas. AMLO sí es el Presidente más poderoso que ha tenido México, ante una sociedad que acata sus ocurrencias sin rechistar.

 

Carlos Elizondo Mayer-Serra

 

 

 


domingo, julio 21, 2024

 

La mayoría

La democracia es la regla de la mayoría. Su peso político depende de cómo se transformen los votos en asientos legislativos.

 

En la reciente elección en Reino Unido, los laboristas, con el 33.7 por ciento del voto (casi igual que en el 2019, cuando obtuvieron 32 por ciento) se llevaron el 63.3 por ciento de los asientos parlamentarios (frente al 31 en el 2019). En un sistema de mayoría relativa por distritos, si un partido grande logra distribuir su voto a lo largo de todo el territorio, cuando la oposición está dividida, se magnifica artificialmente la victoria.

 

Para evitar esto, los sistemas electorales han diseñado reglas para tener una distribución de escaños más equitativa. En Israel hay un sistema de representación proporcional pura: los asientos en el Parlamento son espejo del porcentaje de votos obtenidos.

 

México tiene un sistema mixto. Se buscaba mantener la relación directa entre distrito y legislador (que ha sido más teórica que real, en parte por décadas de no reelección) y a la par, darle a la mayoría una sobrerrepresentación que provea gobernabilidad en la elaboración de leyes. Con los diputados de representación proporcional se procuraban espacios a la minoría.

 

Como parte de los acuerdos de la transición a la democracia, se acordó limitar la sobrerrepresentación y evitar que un partido pudiera, por sí solo, cambiar la Constitución. En el 2012 con el Pacto por México, cuatro partidos (incluido el PVEM) lograron ponerse de acuerdo en reformas profundas, cada uno a partir de su agenda. Sumando los votos en esa elección obtuvieron el 86.7 por ciento. En contraste, el 2 de junio pasado, la coalición oficialista, en una elección donde se violó la equidad que mandata la Constitución, obtuvo el 54.7 por ciento de los votos en la Cámara de Diputados. Pretenden quedarse con el 74 por ciento de las curules.

 

El Gobierno alega que su coalición son tres partidos (Morena, PT, PVEM) por lo cual es constitucional sobrepasar los 8 puntos de sobrerrepresentación. De forma estratégica pusieron en ciertos distritos a candidatos de los partidos minoritarios de la coalición para entre los tres partidos poder pasar esos 8 puntos. Pero se trata realmente de un grupo en el poder dividido en tres partidos. A lo largo del sexenio, han votado en el Legislativo como una sola fuerza; con más disciplina que los legisladores del PAN cuando era Gobierno.

 

Si Morena fuera oposición y tuviera 46 por ciento de los votos y enfrentara una coalición de partidos oficialistas pretendiendo la mayoría constitucional, sobre todo tras una elección donde el Presidente hubiera intervenido como AMLO, alegarían fraude, simulación y engaño a la Constitución. Harían plantones para evitarlo.

 

Pero la oposición hoy está dividida y disminuida. El PAN y el PRI están inmersos en profundas crisis y el electorado opositor, pasmado. AMLO domina el debate público. El Tribunal Electoral, actualmente dividido e incompleto, tendrá la última palabra sobre este asunto.

 

De prosperar esta mayoría artificial, y si logran obtener los tres votos que les faltan en el Senado, el Gobierno podrá modificar nuestro pacto fundamental en cualquiera de sus partes, por ejemplo, la no retroactividad de las leyes. Pueden aplastar cualquier derecho del otro 45 por ciento del electorado o hacer cualquier tipo de reforma.

 

Aun con su amplio triunfo en el Parlamento británico, los laboristas no se atreverán a hacer cambios constitucionales de fondo que supusieran quebrar el principio democrático fundamental de que las minorías de hoy puedan ser mayorías mañana. La mayoría debe usarse para poder implementar ciertas políticas públicas, no para transformar unilateralmente el régimen político del país.

 

Si prospera la estrategia gubernamental, la única restricción será la voluntad presidencial. Hoy es la de AMLO. A partir de octubre debería ser la de Claudia Sheinbaum.

 

Carlos Elizondo Mayer-Serra

 


viernes, julio 12, 2024

 

Ogro filantrópico

"Salvo los interregnos de anarquía y guerra civil, los mexicanos hemos vivido a la sombra de gobiernos alternativamente despóticos o paternales, pero siempre fuertes". Octavio Paz, "El ogro filantrópico", 1978

 

No sorprende que Suiza sea el país de la OCDE con mayor confianza en su Gobierno, 61.9 por ciento. Este país pequeño y de abrupta orografía ha construido una gran prosperidad sin recursos naturales. Su sistema de Gobierno altamente descentralizado se ajusta al espíritu independiente de los suizos.

 

Luxemburgo ocupa el segundo lugar con 55.6 por ciento. Es un país de apenas 672 mil habitantes, pero el más rico de Europa. El gran duque Enrique preside el Estado, el Gobierno lo maneja un Primer Ministro con un Parlamento electo democráticamente.

 

La gran sorpresa es el tercer lugar, México, donde un 53.6 por ciento de los habitantes expresa confianza alta o moderadamente alta a su Gobierno. Ya el Presidente López Obrador presumió el resultado en la mañanera del 10 de julio: "El nivel de México se encuentra sólo debajo de Suiza y de Luxemburgo. ¡Estamos bien!".

 

Los mexicanos siempre han mostrado una actitud favorable a los Presidentes y los Gobiernos en turno. La gran excepción ha sido Enrique Peña Nieto, pero todos los demás han concluido sus sexenios con altas cifras de aprobación.

 

López Obrador ha logrado una cercanía especial con "el pueblo" por medio de las mañaneras. Con él "la gente entiende cómo funciona el Gobierno, el Presidente es un gran traductor", me dice en una entrevista en radio Eduardo Bohórquez, director ejecutivo de Transparencia Mexicana.

 

"Si tienes un gran traductor, tienes confianza, sientes que estás participando... Te identificas con el discurso y te traduce la función gubernamental".

 

Otra razón de la popularidad de AMLO es la añoranza de muchos mexicanos por los "viejos tiempos" del PRI. La sociedad mexicana ha sido escéptica de la democracia y sus contrapesos.

 

Es un caso similar al de Rusia, que sufrió incertidumbre cuando dejó atrás la era soviética y optó por un nuevo dictador, Vladimir Putin, cuando tuvo oportunidad.

 

Así, los mexicanos han encontrado en López Obrador un gobernante fuerte, como Luis Echeverría, José López Portillo o Carlos Salinas, que les da más confianza.

 

El mexicano añora "el rey sacerdote azteca, el virrey, el dictador, el señor presidente", escribió Octavio Paz en su ensayo "El ogro filantrópico" de 1978. "Los liberales trataron de limar las garras del Estado heredado de la Nueva España", "burocracia y ejército", porque "querían una sociedad fuerte y un Estado débil. Tentativa ejemplar que pronto fracasó: Porfirio Díaz invirtió los términos e hizo de México una sociedad débil dominada por un Estado fuerte".

 

Después de la turbulencia de la Revolución, Plutarco Elías Calles restableció el Estado fuerte al crear un partido que dominaría la vida política a través de una serie de Presidentes con poderes absolutos, pero sin posibilidad de reelegirse.

 

De esta manera surgió el ogro filantrópico, el Gobierno fuerte, incluso autoritario, que se ganaba la buena voluntad del pueblo a través de sus dádivas.

 

"La modernización de México, iniciada a fines del siglo XVIII por los virreyes de Carlos III, sigue siendo un proyecto realizado sólo a medias y que afecta solo a la superficie de las conciencias", sentenció Paz en 1978.

 

La nostalgia por un pasado autoritario ha regresado hoy a México después de un breve periodo de apertura. La libertad atemoriza a millones, que prefieren un gobernante poderoso, sin contrapesos, pero que se muestre filantrópico al repartir recursos del Estado.

 

Sergio Sarmiento

 

 


domingo, junio 30, 2024

 

Cuestiona el WSJ: ¿quién gobernará?

Cuestiona el WSJ: ¿quién gobernará?

Advierten inversionistas que Presidente se ve lejos del retiro. Alertan por regreso de partido único y la concentración del poder

José de Córdoba / The Wall Street Journal

 

HUATULCO.- Este verano, en todo el País, el Presidente saliente Andrés Manuel López Obrador realiza una gira de despedida: mítines de fin de semana en los que sus partidarios más fervientes compran muñecos hechos a su imagen, ondean pancartas y corean su nombre.

La habilidad de López Obrador para conseguir apoyo, y su gusto por disfrutar de él, tiene a inversionistas y opositores preocupados de que no sólo esté entregando la estafeta a su sucesora y protegida, la virtual Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, sino que, en vez de ello, gobernará el País tras bambalinas.

A principios de junio, Sheinbaum ganó la Presidencia con casi el 60 por ciento de los votos.

La coalición del partido gobernante, Morena, obtuvo suficientes escaños en la Cámara de Diputados para realizar cambios constitucionales sin el respaldo de la Oposición, y está a dos escaños de la mayoría de dos tercios que necesita en el Senado.

El Presidente parece estar fijando la agenda inicial de Sheinbaum mientras se prepara para echar mano de la mayoría de su partido para reformar la Constitución antes de dejar el cargo en octubre, comentan analistas políticos.

"A México le espera un camino nublado", declaró Alejo Czerwonko, ejecutivo de mercados emergentes en UBS Global Wealth Management, en referencia a la posible concentración de poder.

Sheinbaum se ha comprometido a apoyar los cambios constitucionales propuestos por López Obrador, generando inquietudes sobre un resurgimiento del Gobierno de partido único iniciado por el PRI que gobernó México durante 71 años hasta el año 2000.

Encabezando la lista de preocupaciones está una propuesta para que los mexicanos elijan a los Jueces, incluida la Suprema Corte.

La bienvenida entusiasta que reciben ambos es una señal del grado al que Sheinbaum le debe su victoria a la popularidad perdurable de López Obrador, dicen observadores.

"Una cosa es segura, él dista mucho de ser un Presidente saliente", apuntó Carlos Heredia, un ex legislador y activista político que conoce a López Obrador desde hace décadas.

López Obrador ha dicho que se retiraría a su rancho en la selva del sur de México. La Constitución mexicana prohíbe la reelección presidencial.

La semana pasada, López Obrador y Sheinbaum llevaron su gira a Huatulco, donde unos 4 mil seguidores extasiados se arremolinaron bajo una enorme carpa.

Muchos dudan que se enfile a un retiro apacible. La Oposición y algunos inversionistas temen que pueda convertir su exuberante hacienda en una oficina central que podría eclipsar a Sheinbaum.

López Obrador guió la trayectoria de Sheinbaum durante las últimas dos décadas.

Poco después de que el Movimiento de Regeneración Nacional de López Obrador, conocido como Morena, nominara a Sheinbaum para reemplazarlo, el Presidente le entregó un bastón ceremonial.

Esta vez "está entregando la estafeta sin dejar de aferrarse a ella", afirmó Eric Farnsworth, quien encabeza la oficina en Washington del Consejo de las Américas, un grupo de expertos.

Recientemente, Sheinbaum minimizó la idea de que López Obrador la dirigiría una vez que asuma el cargo.

"Nuestros adversarios dicen que López Obrador va a tener un teléfono rojo para darme instrucciones todos los días", criticó en una rueda de prensa, pero agregó que podría pedirle consejo si algo terrible sucediera en el País.

López Obrador formó a Morena a partir de varias facciones izquierdistas en 2014.

"(Es) un movimiento político creado por López Obrador para llegar a la Presidencia", dijo Heredia.

"Sheinbaum está bajo la sombra del caudillo", añadió.

Tras la aplastante victoria de Sheinbaum, el peso mexicano, una de las monedas de mejor desempeño y más negociadas en los mercados emergentes, cayó hasta un 10 por ciento frente al dólar.

El margen de victoria de Sheinbaum, de alrededor de 30 puntos porcentuales sobre su rival más cercana, fue el más alto en una elección presidencial en México desde 1982.

"Ciertamente estamos en el territorio de un Gobierno de partido único, y esta vez todo está basado en López Obrador", comentó Duncan Wood, un experto en México del Wilson Center, un grupo de investigación con sede en Washington.

López Obrador ha dicho que una vez que los nuevos legisladores tomen posesión de sus cargos el 1 de septiembre, planea impulsar cambios constitucionales antes de entregar el poder en octubre.

Sheinbaum hizo públicos los resultados de tres encuestas encargadas por Morena que arrojan que los mexicanos apoyan el plan para reformar el Poder Judicial.

Algunos críticos temen que el vasto poder político de Morena le permita capturar el Poder Judicial en su totalidad, incluida la Suprema Corte del País, poniendo en riesgo la democracia.

Otras iniciativas incluyen reducir el tamaño del Congreso, eliminar los reguladores autónomos y reformar el instituto electoral. López Obrador y Sheinbaum dicen que los cambios propuestos mejorarán la democracia de México.

"La cuestión de quién gobernará México, especialmente al principio, es difícil", manifestó Ryan Berg, director del Programa de las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington.

ADVERTENCIAS

"Está entregando la estafeta sin dejar de aferrarse a ella".

Eric Farnsworth

Director de la oficina en Washington de The Council of the Americas

"Estamos en el territorio de un Gobierno de partido único, esta vez todo basado en AMLO".

Duncan Wood experto en México

 


 

El lenguaje

"Yo tengo otros datos", "La verdadera doctrina de los conservadores es la hipocresía". AMLO ha sido capaz de inventar frases pegajosas y moldear la realidad con su discurso.

 

Lo hacen todas las fuerzas políticas. Los republicanos en Estados Unidos han etiquetado la atención médica universal y gratuita como socialista. Así mantienen un sistema de salud disfuncional que privilegia a quienes más tienen.

 

Sin embargo, es más visible cuando se pretende transformar un régimen. De ahí que al Gobierno de AMLO le importen más los principios ideológicos en los libros de texto de educación básica que enseñar bien matemáticas.

 

Los cambios conceptuales en el debate público pueden ser para bien. Cuando las sufragistas se movilizaron desde fines del siglo XIX en Estados Unidos para presionar por el derecho de la mujer al voto tuvieron que luchar contra la concepción hegemónica del momento sobre el papel de la mujer en las decisiones colectivas como sufragar. El problema es cuando tales cambios limitan derechos, como probablemente sucedería si se aprueba la reforma al Poder Judicial, a juzgar por las recientes reformas a la ley de amparo que eliminan las suspensiones contra actos presuntamente inconstitucionales del Gobierno y erosionan los efectos generales de las sentencias.

 

Una vez ideado un concepto, este promueve que la discusión gire en torno a esa forma de nombrar la realidad. La soberanía energética es un invento mexicano, pues en la Agencia Internacional de Energía, de la cual somos miembros, la obligación es garantizar la seguridad energética. Esta se refiere a contar con suficiente almacenamiento para poder sortear una interrupción del suministro, sea nacional o importado.

 

AMLO tiene otra forma de verlo. Para él lo importante es que la gasolina y el diesel que se consumen en México se produzcan aquí. No importa si Pemex pierde 800 mil millones de pesos refinando, como ha sucedido en los primeros 5 años del sexenio. Tampoco si el dinero invertido en Dos Bocas habría ayudado mucho más a Pemex si se hubiera canalizado a exploración y producción de crudo. Lo mejor hubiera sido gastar ese dinero en pagar su deuda.

 

La verdadera dependencia de México es con el gas de Estados Unidos, que da energía a nuestra industria y a la generación eléctrica. Si dejara de fluir, se paralizaría el País. Si nuestro vecino bloqueara la exportación de gasolina, la podríamos comprar en cualquier lugar del mundo, pues llega por barco. Con el gas, no hay alternativa.

 

Esta capacidad de moldear el lenguaje lleva a que muchas de las noticias sobre Pemex giren en torno a si estamos o no alcanzando la soberanía energética. No se suele discutir el costo de buscar ese absurdo objetivo.

 

La 4T es buena para la creatividad lingüística. La más reciente muestra se la debemos a Claudia Sheinbaum. El lunes pasado respecto a la militarización de la seguridad pública dijo: "¿Quién dicta la política de seguridad? La Presidenta de la República. Todos aquellos que dicen que esto es militarización, no es militarización. Militarización sería si quien dictara toda la política de seguridad fuera solamente el Ejército, y no es así".

 

Razonamiento impecable, pero falso. La seguridad nacional es responsabilidad de un cuerpo militar. Se organiza con reglas distintas a las civiles, tiene fuero y se juzgan a sí mismos, porque su misión es eliminar al enemigo. La seguridad pública es otra cosa. En ninguna democracia es responsabilidad de las Fuerzas Armadas. Increíble que cuando eran oposición luchaban contra la militarización, mucho más limitada que la actual. También el Presidente era civil, aunque no era de Morena.

 

Cuando se imponen nuevos conceptos, se decide en función de estos. Sirven para legitimar decisiones. Sin embargo, suelen terminar escondiendo los problemas. Normalmente la realidad acaba emergiendo.

 

Carlos Elizondo Mayer-Serra

 

 

 


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