martes, marzo 04, 2025

 

Llegan los aranceles

"Como la historia ha probado en repetidas ocasiones, un arancel genera otro, luego otro, hasta que se tiene una guerra comercial. Nadie gana nunca, y los consumidores son los que pagan". Mark McKinnon

 De nada sirvió que los gobiernos de México y Canadá le dieran a Donald Trump todo lo que exigía. Este ordenó que, a partir de hoy, se apliquen aranceles de 25 por ciento a los productos de ambos países. La medida viola el T-MEC que el propio Trump negoció y firmó. Quebranta también las reglas de la Organización Mundial de Comercio. Trump es de esos gobernantes que piensa que nadie debe salirle con "el cuento de que la ley es la ley".

 

Los aranceles no tienen sentido económico. Surgen de una visión mercantilista, muy en boga a fines del siglo XIX, que consideraba que el comercio es un juego de suma cero en el que hay necesariamente un ganador, que obtiene un superávit, y un perdedor, que incurre en un déficit.

 

Esta visión es falsa. Estados Unidos tuvo un persistente déficit comercial de 1800 a 1870, cuando se convirtió por primera vez en una potencia económica, y ha registrado también uno de 1976 a la fecha. Esto no ha impedido que tenga un crecimiento superior al de otros países desarrollados.

 

El déficit comercial estadounidense ha sido compensado en la balanza de pagos por un superávit en servicios y en la balanza de capitales. Si el país lograra un superávit comercial como quiere Trump, aunado al superávit de las otras balanzas, el resultado sería una acumulación de recursos que elevaría el valor del dólar, lo cual volvería más baratas las importaciones y llevaría nuevamente a un déficit comercial. La única manera en que Trump puede generar un superávit comercial permanente es si impide la entrada de capitales del exterior; pero no solo no lo está haciendo, sino que está ofreciendo visas de residencia "doradas" para quienes inviertan más de 5 millones de dólares en el país. La reducción del impuesto corporativo que pretende, por otra parte, generaría también un mayor ingreso de capitales. La otra opción sería provocar una recesión profunda en Estados Unidos que redujera el poder de compra de los consumidores, como ocurrió la última vez que la Unión Americana decretó aranceles punitivos en 1930.

 

David Ricardo, el economista británico que definió originalmente los equilibrios del comercio internacional, advirtió desde el siglo XIX que los países se benefician del comercio exterior porque pueden especializarse en la producción de los bienes en los que tienen "ventajas comparativas": "En un sistema de comercio perfectamente libre, cada país naturalmente dedica su capital y mano de obra a aquellos empleos que son más benéficos para cada uno... Es este principio el que determina que el vino será hecho en Francia y Portugal, que el maíz será cultivado en Estados Unidos y en Polonia, y que la maquinaria y otros bienes serán manufacturados en Inglaterra".

 

Con su visión mercantilista, Trump parece empeñado en convertir a Estados Unidos en una autarquía, en un país que no importa nada de nadie, como Corea del Norte; pero los resultados podrían ser similares a los que hoy registra ese país comunista, uno de los más pobres del planeta. El aislamiento comercial no genera riqueza, solo empobrece.

 

La ignorancia económica, tristemente, tiene costos reales para todos. La decisión de Trump de imponer aranceles a sus socios comerciales, contra toda lógica económica, hará daño a México y a Canadá, pero también a Estados Unidos. Esperemos que la situación no se vuelva tan grave como en 1930, cuando la Ley Arancelaria Smoot-Hawley de Estados Unidos provocó la Gran Depresión mundial. Por lo pronto ayer se desplomaron los mercados bursátiles estadounidenses ante el anuncio de los aranceles.

 

HONDA

Honda instalará una nueva planta para producir el Civic híbrido en Indiana en vez de Guanajuato. Será la primera empresa que ubica una fábrica en Estados Unidos y no en México por los aranceles de Trump. Los costos de producción, sin embargo, serán más elevados y los consumidores estadounidenses tendrán que pagar más por estos autos.


Sergio Sarmiento

 


sábado, marzo 01, 2025

 

¿A quién ha beneficiado el apoyo de Estados Unidos a Ucrania?

"eskedeke EEUU le ha dado a #Ucrania $300 mil millones de dólares en ayuda a cambio de nada"

Eso afirma #Trump y lo repiten como disco rayado los #trumplovers pero, ¿es verdad?

No, no es verdad. Es una de las tantas mentiras o datos exagerados con los que Trump siempre engaña a no pocos.

Ucrania ha recibido 267,200 millones de Euros en los 3 años de guerra con #Rusia

De ese monto EEUU ha aportado solo el ~43%, algo así como 114 mil millones de Euros. Los países de Europa en general han aportado más que EEUU, y el resto han sido países como Japón, Canadá, Australia, entre otros.

 

Pero eso NO es lo más interesante. La mayor parte de la ayuda de EEUU a Ucrania ha sido en especie, es decir en armas y municiones. ¿Dónde creen que se fabrican esas armas y municiones? Exacto, en EEUU. La mayor parte del dinero se ha quedado en el PIB de EEUU, en sus empresas y trabajadores.

Y si le sumamos que el ayuda que otros países han dado, en dinero y en especie, al final termina siendo usado para comprar armas y municiones fabricados en EEUU, el monto de esos casi $300 mil millones de dólares en ayuda a Ucrania se quedó en EEUU!!!

 

"pero eskedeke por qué los otros países no aportan igual que EEUU..." dicen algunos Trumplovers. Pues quizá en dinero no aportan igual, pero si comparamos ese dinero como proporción del PIB de cada país, vemos que muchos países han aportado igual o más que EEUU.

Estados Unidos ha aportado 0.5% de su PIB anual en los últimos 3 años. Pero Reino Unido (0.5%), Canadá (0.5%), Dinamarca (2.2%), Países Bajos (0.8%), Suecia (0.9%), Polonia (0.8%), Noruega (0.8%), Finlandia (1.0%!!!), República Checa (0.5%), Lituania (1.8%!!!!), Estonia (2.2%!!!!), Eslovaquia (0.7%), Letonia (1.5%!!!), y Croacia (0.5%) han aportado igual o más.

Quizá quienes no han aportado tanto y debería son Alemania (0.4%) y Francia (0.2%), pero esos % no consideran el apoyo de la Unión Europea de 49 mil millones de Euros en los cuales esos 2 países quizá tengan más peso por el tamaño de sus economías.

 

Entonces, si EEUU se ha visto beneficiado con ese gasto militar que ha terminado en buena parte en su PIB, ¿por qué tanto interés de Trump en terminar la guerra y andar de amigo de #PutinVladimir?

#preguntascabronas

Ah, esa es la pregunta más interesantes de todas. Habría que irnos unos 10 años hacia atrás y ver todos los intereses económicos de Trump y sus amigos en inversiones en Rusia y esa zona del mundo.

#aguzados

 

PD, todo esto son datos que cualquiera puede verificar en 10-15 minutos haciendo las búsquedas correctas en internet.

 

PD2. Y no se azoten licuadoras de 2 velocidades, nadie se opone a una paz y que termine la guerra. El punto es cómo terminar la guerra y con qué costo para el país que fue invadido. ¿Renunciar a una enorme porción de su territorio? Evidentemente Rusia aceptará inmediatamente un trato así, sobre todo si en 5 o 10 años puede volver a invadir sin represalias e ir poco a poco apropiándose de Ucrania, un mordisco a la vez.

 


lunes, febrero 24, 2025

 

corrupción

Insistir en la fidelidad eterna es la muestra más clara de la necesidad del distanciamiento. Claudia Sheinbaum se ve obligada a decirlo casi a diario: no romperé con el Presidente (todavía lo llama así) López Obrador. Es el mejor Presidente de la historia; somos parte del mismo proyecto. El barco que heredó hace agua por todos lados, pero ella repite que no necesita reparación alguna.

La continuidad es la marca de la administración de Sheinbaum. Su política es reiteración de la política inaugurada por su antecesor. Reiteración de sus fórmulas y sus frases; reiteración de sus políticas y sus estrategias; reiteración de sus planes y reflejos. En el gobierno anterior está el manual de comunicación y el instructivo ante cualquier crisis. Ahí está el desprecio a la crítica y el ninguneo, la convicción de que los adversarios políticos internos no merecen ni ser vistos. Pero más grave que la insistencia en el camino trazado por López Obrador es la dependencia de la coalición formada por él. Las prioridades del gobierno, el itinerario de la administración ha sido marcada por la coalición mafiosa del nuevo régimen. El escándalo que levanta la afiliación de los Yunes o los Murat al partido oficial es absurdo. Como si fueran los primeros pillos que trepan al lopezobradorismo. Es curioso que provoquen escándalo esas dos credenciales y se pase por alto la trayectoria de tantos y tantos legisladores, gobernadores, alcaldes y ahora jueces del oficialismo. ¿Indigna que el exgobernador de Oaxaca se afilie a Morena, pero no que el exgobernador de Tabasco que, de acuerdo a su sucesor, entregó su estado al crimen organizado sea coordinador de los senadores del partido oficial? La exigencia ética es, si acaso, un resorte ocasional del nuevo régimen. Se pueden activar los órganos de vigilancia del partido para revisar el ingreso de un panista que cambia de camiseta, pero se mantiene dormido ese mecanismo para examinar todos los indicios de pacto entre el gobernador de Sinaloa y el crimen organizado.

 

La corrupción no está en los márgenes del nuevo régimen: es su médula. El único PRIAN que está vivo en este momento está dentro del partido oficial. El PAN y el PRI están prácticamente muertos, solamente dentro de Morena pueden encontrarse panistas y priistas activos. En ese partido caben todos: los panistas de peor reputación, los bandidos del PRI y los sátrapas sindicales. Por eso no puede sorprender a nadie el reporte más reciente de Transparencia Internacional que exhibe el gravísimo retroceso en materia de lucha contra la corrupción. Después de unos años en que parecía que la popularidad del gobierno ayudaba a limpiar su imagen, el país ha dado pasos hacia atrás. En la boleta de percepciones México obtuvo una calificación de 2.6. Si la máxima calificación es de 10 en esa escala, nuestro país no alcanzó ni el 3. Estamos peor que al final del gobierno de Peña Nieto. México está en los últimos lugares del mundo en materia de corrupción. De 180 países evaluados, nuestro país se ubica en el lugar 140. No hay nadie peor en el club de la OCDE y pocos en el espacio latinoamericano debajo de nosotros. Solamente Guatemala, Paraguay, Honduras, Nicaragua y Venezuela están peor que México.

 

La estrategia de López Obrador fue el sermón. Catecismo todas las mañanas y una vanidosa ostentación de austeridad. Los resultados de esa prédica que desprecia las reglas y que detesta las instituciones están a la vista. Cuando se piensa que la administración debe ser un cuartel de leales y se desestima la preparación del servicio público, se tienen esos resultados. No podría haber sido de otra manera. Menos aún si se da rienda suelta al capricho, si se depositan carretadas de dinero en el ámbito más opaco de la administración que es el Ejército, si la obra pública se brinca la exigencia de los concursos para asignarse directamente a los favoritos.

 

El gobierno que se propuso la regeneración moral del país no solamente fracasó en su empeño de moralizar la vida pública. Sus resultados dieron como resultado mayor opacidad, mayor discrecionalidad, mayor corrupción. Y no hay razón para imaginar que las cosas pueden mejorar con una Presidenta que nos llama a confiar en que el gobierno será el vigilante de sí mismo.

 

Jesús Silva-Herzog Márquez

 

 


domingo, febrero 23, 2025

 

¿Miopía?

México tiene poca capacidad para almacenar gas natural. Es nuestra mayor vulnerabilidad económica frente a Estados Unidos. No se preocupe. Se avizora una solución: utilizar el gasoducto privado Puerta al Sureste para almacenarlo. La CFE no terminó a tiempo la planta termoeléctrica que utilizaría ese gas y se encuentra vacío.

 

Seguramente es un contrato de tipo "take or pay", es decir, si quien encarga el gas, en este caso la CFE, no tiene la planta lista, le tiene que pagar a quien construyó el gasoducto cierta cantidad acordada, pues es quien puso el dinero, y este capital tiene un costo. A AMLO y a Bartlett les indignaban estos contratos. En su opinión, es un robo cobrar por un servicio que no se está usando, aunque si la CFE hubiera terminado a tiempo la termoeléctrica estarían simplemente pagando por el gas. Nadie obligó a la CFE a firmar en los tiempos acordados. ¿Son miopes?

 

Desde el gobierno tampoco parecen ver que cuando el gobierno hace una obra y no está funcionando, están (bueno, estamos todos) pagando el costo del capital. Sólo que este costo, a diferencia de un contrato "take or pay", no es explícito.

 

A AMLO le gustaba presumir que sus obras no se hicieron con deuda. Sin embargo, en el 2024 el gobierno incurrió en un endeudamiento adicional de 2 billones 560 mil pesos. Si se usó para pagar pensiones o para hacer la refinería es lo de menos. Hay que pagar los intereses y eventualmente el capital. Se calcula que el gobierno ha gastado en Dos Bocas, y aún faltan más gastos para que opere, poco más de 400 mil millones de pesos. El gobierno paga hoy una tasa de interés de Cetes a 10 años de plazo a 9.5 por ciento. Es decir, incluso sin pagar capital, los meros intereses anuales del costo de Dos Bocas son 38 mil millones de pesos.

 

¿No ven este costo cuando el gobierno no termina una obra? Hay una razón: el dinero no es suyo. No entienden que el dinero tiene un precio. También hay un costo de oportunidad, es decir, la ganancia para el país si esos recursos se hubieran usado en algo que sí funcionara y que fuera rentable.

 

Pero no son miopes. Saben que cuando a un privado se le encarga una obra y el gobierno paga por el servicio (la use o no), se queda sin trabajo esa red de contratistas vinculados al partido en el poder. Su modelo preferido es ser contratado directamente por el gobierno y vender bienes y servicios con sobreprecio y muchas veces inútiles.

 

Las empresas privadas bien administradas contratan a los mejores. El gasoducto Puerta al Sureste se terminó a tiempo y, según notas de prensa, costó 13 por ciento menos de lo estimado originalmente. No hay proyecto del gobierno donde suceda esto.

 

El Tren Maya ha costado hasta ahora unos 500 mil millones de pesos. Esto implica solo por intereses casi 48 mil millones de pesos por año. Sus ingresos no dan ni para sus costos operativos, mucho menos para el pago de intereses. De pagar el capital ni hablamos...

 

Pero se está desarrollando el sureste, dirán algunos. Es difícil ver cómo. Un ejemplo: en el segmento del Tren Maya que va de Chetumal a Escárcega, en la parte baja de la península de Yucatán, zona que todos sabíamos que se iba a usar muy poco dada la baja densidad de población y la distancia a los centros turísticos, hay sólo tres corridas a la semana. Qué desperdicio.

 

El presupuesto total de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes de los estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán fue de poco más de mil 390 millones de pesos para el ejercicio fiscal 2024. Esto es el 3.4 por ciento del servicio de la deuda implícita por el Tren Maya. ¿Se imaginan cómo podrían estos gobiernos estatales promover el desarrollo y el bienestar de la población de la península si cada año el fisco les diera ese dinero que hoy utiliza para pagar los intereses por el dinero que costó el Tren Maya? Bueno, si lo gastaran bien. Soy miope.

 

Carlos Elizondo Mayer-Serra

 


lunes, febrero 10, 2025

 

Populistas al mando

"Una de las paradojas recurrentes del #populismo es que empieza por advertirnos que las élites humanas son impulsadas por una peligrosa hambre de poder, pero con frecuencia termina entregando todo el poder a un solo humano ambicioso". Yuval Noah Harari, "Nexus"

 

Cada vez son más los populistas que toman el control. En México tuvimos a Andrés Manuel López Obrador desde 2018 hasta el 30 de septiembre de 2024, pero a veces parece que sigue al mando. Sus políticas, por lo pronto, son las que está aplicando el Gobierno de Claudia Sheinbaum.

 

En Estados Unidos, Donald Trump ha regresado al poder con mayor fuerza que nunca y con ideas más disparatadas que en su primer mandato.

 

En El Salvador reina Nayib Bukele, que ya cambió las leyes para reelegirse. En Venezuela se mantiene en el poder Nicolás Maduro, pese a haber sido derrotado en la elección de 2024. En Hungría está Viktor Orbán y parece que no pasará mucho tiempo para que Marine Le Pen tome el poder en Francia.

 

Los populistas no son necesariamente de izquierda o de derecha. Cas Mudde, el politólogo neerlandés, ha escrito: "Defino populismo como una ideología de delgado centro que considera que la sociedad está finalmente separada en dos grupos homogéneos y antagonistas, 'los puros' y la 'élite corrupta', y que argumenta que la política debe ser una expresión de la volonté générale del pueblo... Los populistas afirman que ellos, y solo ellos, representan a todo el pueblo, mientras que la élite representa a 'intereses especiales'".

 

Sin embargo, el populismo no es nuevo. Lo representó Julio César en la Roma antigua. Benito Mussolini afirmaba que, "como revuelta espiritual, el fascismo ha sido expresión directa del pueblo".

 

López Obrador se presentaba a sí mismo como el representante del pueblo: "Es el pueblo el que manda y el que decide", dijo en 2022 para defender las decisiones de su Gobierno. "La voz del pueblo es la voz de Dios y es la voz de la historia", afirmó en 2021. Solo él, por supuesto, estaba calificado para escuchar e interpretar esa voz del pueblo.

 

Donald Trump es igual. En su discurso del 6 de enero de 2021, cuando una turba rechazaba su derrota electoral ante Joe Biden, declaró: "Ustedes son el pueblo real, el pueblo que construyó esta nación". También en ese discurso repitió su descripción habitual de la prensa crítica como "el enemigo del pueblo".

 

En su discurso inaugural de este 20 de enero de 2025 declaró: "Tenemos un Gobierno que... se niega a defender las fronteras o, más importante, a su propio pueblo".

 

Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, advirtió de los riesgos desde un principio: "La vieja práctica de los tiranos es usar una parte del pueblo para tener sometida a la otra". Por eso buscó que la Unión Americana tuviera un Gobierno federal limitado y pequeño, con contrapesos en el Poder Judicial y en las facultades de los estados.

 

En México hemos sufrido las consecuencias de muchos gobernantes populistas sin contrapesos, desde Santa Anna hasta Echeverría, desde López Portillo hasta López Obrador.

 

Quizá el peor problema de los populistas es que gobiernan con ocurrencias, no con políticas públicas diseñadas de manera racional. Piensan, además, que las leyes no deben ser obstáculo para cumplir sus deseos.

 

Vemos así que López Obrador decidió deshacerse del Poder Judicial para tener nuevos jueces que no salieran "con el cuento de que la ley es la ley". Trump usa los aranceles como armas de extorsión para obtener lo que quiere de otros Gobiernos o anuncia que va a tomar control del Canal de Panamá, Groenlandia o Gaza sin importar el derecho internacional.

 

Son tiempos de populistas. No es la primera vez. Ya sufrimos a Hitler y a Mussolini. Esperemos que el pueblo sabio no se deje engañar más por ellos.

 

Sergio Sarmiento

 

 

 


domingo, febrero 02, 2025

 

Reformar la 'reforma'

Los dichos y hechos de Donald Trump con respecto a México son acaso los más agresivos desde que hace casi 179 años Polk ordenó la invasión de nuestro país cobijado en la doctrina del "Destino Manifiesto". La guerra que plantea tiene varios aspectos que eran ya previsibles desde 2015 (cuando hablaba genéricamente de los mexicanos como "violadores y criminales") y que ahora son manifiestos. Se trata de un conflicto real de seguridad pero también una injusta querella comercial y migratoria.

 

¿Qué hacer? Fortalecernos internamente, fortalecernos de verdad. Pero para ello es preciso, ante todo y sobre todo, salvar el Estado de derecho.

 

Alguna vez tuvimos una política interior que respetaba al menos las formas de una república. Ahora nuestra política interior ha destruido la división de poderes, negando doscientos años de tradición jurídica y constitucional. La demagogia ha socavado, desvirtuado y corrompido la democracia. El imperio de la mentira suplanta los datos evidentes, y todas las libertades (tránsito, asociación, trabajo, pensamiento, prensa, crítica) están al arbitrio del régimen arrogante y autocrático que dice tener el monopolio de la Historia, la verdad y el bien. Es el momento de corregir.

 

Alguna vez tuvimos una política exterior inteligente, eficaz y sensata que nos permitió sortear las tormentas del siglo XX. Ahora nuestra política exterior es desastrosa: hemos peleado con casi toda América Latina (salvo con los regímenes "progresistas" de Nicaragua, Cuba y Venezuela). Nos hemos enemistado absurdamente con España, alejado de Europa, abandonado a Ucrania, coqueteado con Rusia. Nos dimos el lujo de desdeñar a Biden (el mandatario más indulgente con México en mucho tiempo) y olvidamos la sociedad con Canadá. Es preciso cambiar.

 

Alguna vez vivimos relativa paz y concordia. A esa civilidad debemos volver, pero no bajo las serviles condiciones de "unión" que querría imponer el régimen sino mediante un cambio radical cuyo primer acto, ineludible, imprescindible, deber ser reformar antes de que termine de consumarse, esa farsa llamada "reforma" judicial.

 

Trump nos plantea tres problemas cruciales: la seguridad, la migración y el comercio. El primero tiene justificación, es un problema nacional y binacional. No así los otros dos: Trump está siendo irracional, racista y punitivo.

 

En el fondo, los mexicanos no tenemos diferencias de opinión sobre los tres temas. Sabemos que amplias zonas del país están dominadas por el crimen organizado. Más allá de las malas políticas anteriores, es evidente que la estrategia (llamémosla así) de "Abrazos, no balazos" ha sido -para decir lo menos- un fracaso. Aunque el gobierno actual parece haber virado lentamente, será necesaria una colaboración mucho más estrecha con los estadounidenses y canadienses para combatir los ejércitos del crimen. Pero además, hay que devolver al Ejército y la Armada a las tareas que les son propias. Gabriel Zaid ha propuesto que entre esas tareas esté la vigilancia de las cárceles (escuelas de crimen) y las aduanas. Habría que agregar la conversión, largamente esperada, de la Guardia Nacional en una fuerza policial capacitada para investigar y perseguir el crimen (en sus infinitas facetas) y la consolidación de un aparato judicial que lleve a los criminales a juicio. Nada de esto es posible si culmina el atraco de la "reforma" judicial.

 

Si se cumple cabalmente la amenaza de Trump sobre la deportación de cientos de miles o millones de compatriotas, el problema será (ya es) mayúsculo, no solo por la presión al mercado de trabajo sino por la escasez de todos los satisfactores elementales: vivienda, seguridad, educación. ¿Qué ocurrirá con las remesas? En cuanto al comercio, Trump ha impuesto los aranceles contraviniendo y quizá sepultando el T-MEC. Nuestras exportaciones pesan en la balanza americana, pero nuestra dependencia es de tal magnitud que será difícil evitar una crisis. ¿Cuál es la alternativa? Seguir compitiendo, pero para ello es preciso alentar el crecimiento con nuestras propias fuerzas. Será imposible lograrlo si persiste un estatismo improductivo y anacrónico. Será imposible sin confianza para el trabajo, la sociedad civil y la inversión privada.

 

"Una casa dividida contra sí misma no sobrevivirá", dijo Lincoln. Nuestra casa no sobrevivirá si seguimos divididos. Pero el único responsable de la división es el régimen. La reconciliación está en sus manos. Comiencen por poner la casa en orden. Con actos, no con retórica. Reformen la "reforma".

 

Enrique Krauze

 

 


viernes, enero 31, 2025

 

Igualitos

Ya habrán notado, mis estimados, las coincidencias que existen entre la 4T y Trump.

 

Una de las más sobresalientes es que nunca nada es culpa o responsabilidad de ellos.

 

Para muestra un botón: tras el lamentable accidente aéreo en Washington cuando un helicóptero militar colisionó en el aire con un avión de pasajeros, matando a todos, Trump culpó ¡a Obama y a Biden!

 

Ayer, en nuestro México Mágico, un vocero de la Secretaría de Hacienda culpó del magro desempeño de nuestra economía en el último cuarto del 2024 a "huracanes y huelgas".

 

Ni por asomo son capaces de reconocer sus propias contribuciones a la zozobra e incertidumbre que han causado con la destrucción de la autonomía del Poder Judicial, y la clara andanada para acabar con los organismos autónomos, incluyendo el INE y el INAI.

 

Para los de la 4T no existieron, nunca se dieron ni acarrearon nocivos efectos, la división social, polarización y abusos de poder cometidos desde el púlpito presidencial contra ciudadanos, ya empresarios, ya políticos de otros partidos, y medios.

 

Estos ataques fueron de carácter personal, con saña, ello contra comentaristas, noticieros y medios en general.

 

Nunca antes en México se había empleado la investidura presidencial para atacar en lo personal a ciudadanos, para difamarlos y acusarlos sin fundamento alguno de hechos y delitos que jamás cometieron.

 

Se llegó incluso a que desde esa investidura se difundieran datos personales y bancarios de personajes cuyo único pecado fue ejercer la libertad de expresión y que investigaban y divulgaban contratos, o negocios ilícitos de los políticos en el poder o sus familiares.

 

Ustedes bien saben de quiénes hablamos, la lista es larga.

 

En suma, se creó en el País un ambiente de división y pugna que jamás será conducente al crecimiento de ningún tipo: ni económico ni social.

 

Quiera Quetzalcóatl que nunca regresemos a esa época en que se rebajó la investidura presidencial, la cual en lugar de ejercerse como lo haría un estadista, se hizo como si fuese un pleito entre franeleros de Izta.

 

Si se habla de la violencia que padecemos, la culpa no es de los "abrazos, no balazos", sino de Calderón y García Luna: gente que tiene más de DOCE AÑOS de haber dejado el poder.

 

¿Y qué nos dicen de los últimos SEIS?

 

¿Quién visitó Badiraguato, Sinaloa, SEIS veces?

 

¿Quién se reunió con la madre de "El Chapo" y abuela de "Los Chapitos"?

 

¿Quién les puso carreteras para que estuvieran mejor comunicados con Sinaloa y el resto del País?

 

¿Quién dio la orden para que liberaran a uno de los Chapitos en el "Culiacanazo" del 2019?

 

Tengan por seguro que no fueron ni Calderón ni García Luna, y sin embargo, de todo lo que hoy pasa, tras siete años de amlato, les siguen echando la culpa.

 

Al emplear el recurso de recurrir al chivo expiatorio es lo mismo que afirmar que quien tiene que resolver la violencia en México ¡es Calderón!

 

Pero no, chatos, quienes llevan las riendas son ellos, por lo tanto, la responsabilidad de desaparecer la violencia es de ellos.

 

Quien ejerce el poder es quien debe rendirle cuentas al pueblo de logros y fracasos por igual.

 

No se vale andar esquivando responsabilidades culpando de lo que nos pasa a quien no gobierna, o a "factores externos" incontrolables como huracanes y huelgas.

 

Si nuestra economía se empina es porque llovió y si aminora su marcha es porque no ha llovido.

 

Qué conveniente es desestimar el impacto que causa en la economía las medidas que toman, los errores que cometen, como por ejemplo haber retirado ayudas al campo, prohibir insecticidas, desaparecer mecanismos de financiamiento y permitir fomentando la impunidad que nuestro campo, en muchas zonas del País, se convirtiera en madriguera para maleantes.

 

Para que México crezca se requiere fomentar internamente un entorno amigable al emprendimiento, a la creación de nuevas empresas y nuevos empleos.

 

Las prohibiciones, límites, violaciones al T-MEC son tan graves que de SIETE reclamos legales que nos hicieron sobre el maíz transgénico PERDIMOS LOS SIETE, ¡y aún así están por votar su prohibición en suelo mexicano, siendo que es cuatro o cinco veces más productivo que el maíz nativo!

 

De acuerdo, que se preserve el maíz nativo, pero como caso de excepción, no dentro de una meta manifiesta de lograr la autosuficiencia alimentaria, misma que prometió y no logró ¿quién?: el antecesor de la Dra. Sheinbaum.

 

Cualquier aprendiz de desarrollo organizacional sabe que la PRIMERA regla para solucionar un problema es ACEPTAR que se tiene el problema.

 

Y lo que se debe EVITAR es recurrir a la falsa puerta de poner excusas o culpar a otros en lugar de buscar SOLUCIONES.

 

Las recetas ya existen, no tienen que inventar nada, sólo crear certidumbre y confianza: pleiteen si quieren, pero así jamás avanzaremos.

 

Fricasé, el abogado del pueblo.

 

 


 

Sin crecimiento

"A los tecnócratas liberales sí nos obsesiona el crecimiento, porque lo que queremos es equidad en la prosperidad y no igualdad en la miseria". Isaac Katz

 

Andrés Manuel López Obrador prometió en 2018 que la economía mexicana crecería 4 por ciento durante su mandato. Hoy resulta que la expansión fue de 5.5 por ciento.

 

¿Otra más de sus promesas cumplidas? No, porque prometió 4 por ciento anual y el 5.5 por ciento es el acumulado en sus seis años de Gobierno. Ya con las cifras de 2024 que el Inegi, dio a conocer ayer, el crecimiento del sexenio fue de 0.9 por ciento anual, menos que el aumento de la población y la cifra más baja desde Miguel de la Madrid.

 

No sólo fue el crecimiento de López Obrador una gran decepción, sino que el cuarto trimestre de 2024 concluyó con una contracción trimestral de 0.6 por ciento.

 

Es verdad que ya este periodo le tocó a Claudia Sheinbaum como Presidenta, pero todavía prevalecían las políticas de AMLO. Es una mala forma de empezar un "segundo piso".

 

Las comparaciones son odiosas, pero el 0.9 por ciento de expansión anual de López Obrador se ve pequeño frente al 2 por ciento de Enrique Peña Nieto que tanto criticó AMLO.

 

Andrés Manuel enfrentó una pandemia, es cierto, pero también Felipe Calderón, quien logró de todas formas un crecimiento de 1.5 por ciento anual.

 

Ernesto Zedillo sufrió una fuerte crisis económica en 1995, pero acumuló una expansión promedio de 3.6 por ciento. Y el innombrable, Carlos Salinas, concluyó su sexenio con 4 por ciento, la misma cifra que prometió López Obrador, sólo que él sí la obtuvo anualmente.

 

Ahora bien, si la economía mexicana no está creciendo, ¿por qué tenemos la tasa de desempleo más baja del mundo, como presumió ayer en la mañanera la Presidenta Sheinbaum? Por la forma en que medimos la desocupación y porque no tenemos seguro de desempleo.

 

El 2.4 por ciento de desocupación abierta que mide el Inegi no es comparable con el 2.5 de Japón, el 3.4 de Alemania, el 4.1 por ciento de Estados Unidos o el 11.2 por ciento de España.

 

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi considera como empleada a una persona que "trabaja" cuando menos una hora en una semana, aun cuando no perciba ingresos.

 

Un mexicano despedido de su empleo, pero que limpió parabrisas una hora en un alto, sin recibir una sola propina, está "ocupado" bajo esta metodología.

 

En los países con seguro de desempleo, un trabajador no tomaría un "empleo" como limpiaparabrisas, o no lo reportaría, para no perder los beneficios de su seguro.

 

En México la tasa de informalidad laboral asciende a 53.7 por ciento de la población económicamente activa. Los 38.1 millones que trabajan de manera informal tienen empleo, según las estadísticas oficiales.

 

En septiembre de 2024, 2.9 millones de mexicanos laboraron sin recibir ingreso alguno, pero aun así el Inegi los clasificó como "con ocupación".

 

¿Por qué crece tan poco la economía nacional? Hay muchas razones, pero una es que no hay suficiente inversión productiva. El Gobierno de López Obrador, en lugar de ayudar, se dedicó a frenar la inversión en campos cruciales, como el energético, mientras desperdiciaba recursos públicos en proyectos faraónicos sin posibilidades de rentabilidad.

 

Ninguna de sus "grandes obras" tuvo un estudio previo de factibilidad. Otra razón, que viene de lejos, es la dificultad de llevar a cabo proyectos productivos en nuestro País.

 

¿Por qué es tan popular López Obrador a pesar de la falta de crecimiento? Porque entendió que podía comprar popularidad y votos con programas sociales. La Presidenta Sheinbaum lo está haciendo también.

 

El problema es que una economía que no crece tarde o temprano se quedará sin recursos para financiar estos programas.

 

Sergio Sarmiento

 

 


martes, enero 14, 2025

 

Potencia científica

Potencia científica

"El principal ingrediente en la salsa secreta que lleva a la innovación es la libertad". Matt Ridley, How Innovation Works

 

La presidenta Sheinbaum afirmó en su informe de los primeros 100 días de gobierno que "México será una potencia científica". Ayer, además, presentó el Plan México, que se describe a sí mismo como una "estrategia nacional de industrialización y prosperidad compartida". ¡Qué maravilla que un gobierno pueda decretar tan fácilmente que seamos una potencia científica e industrial!

 

El domingo dijo que ya hay equipos "trabajando y recursos suficientes para implementar los proyectos científicos de desarrollo tecnológico, como el auto eléctrico Olinia, el taller de diseño de semiconductores, y en los siguientes días se instalan los grupos de científicos que diseñarán aviones no tripulados, boyas marinas para medición, métodos de extracción de litio, la fábrica de software libre e inteligencia artificial, entre otros desarrollos propios". El Plan México propone llegar al "top 10 de las economías" del mundo, elevar la inversión "arriba de 25 por ciento del PIB a partir de 2026 y arriba de 28 por ciento en 2030" y crear "1.5 millones de empleos adicionales en manufacturas y en sectores estratégicos".

 

El problema es que la innovación, la ciencia y la industria no florecen con programas gubernamentales. Los planes quinquenales de la vieja Unión Soviética fueron un fracaso, igual que los planes nacionales de desarrollo mexicanos. Un país como Estados Unidos, sin esos intentos de planificación central, ha crecido mucho más y con mayor solidez.

 

La innovación no se da en las burocracias gubernamentales, necesita libertad para florecer. Steve Jobs y Steve Wozniak desarrollaron los primeros prototipos Apple en una cochera en Los Altos, California. Larry Page y Sergey Brin crearon el primer algoritmo de búsqueda de internet, Google, cuando eran estudiantes de Stanford. Los científicos del Conahcyt, en cambio, no han podido fabricar ni los respiradores mecánicos ni la vacuna Patria que prometieron el sexenio pasado, pese a que eran simples imitaciones.

 

Los avances tecnológicos no se logran con monopolios o prohibiciones. LitioMx no desarrollará nuevas tecnologías de extracción y procesamiento de litio si no tiene competencia. Al prohibir el uso de la biotecnología no tendremos mejores semillas ni cosechas. De nada sirve financiar el Instituto Mexicano del Petróleo si descartamos la fractura hidráulica, el avance más importante en la producción de hidrocarburos de las últimas décadas.

 

El Plan México propone el regreso a la ya fracasada sustitución de importaciones. Supone, como los economistas de la Cepal de los cincuenta, que la situación de los mexicanos mejorará si se frena la importación de productos buenos y baratos para sustituirlos con otros de peor calidad y más caros, pero locales.

 

Este plan reconoce la importancia de contar con más y mejor electricidad, pero se queda muy corto. Propone "crecer la capacidad instalada de generación eléctrica en más de 20 mil MW" cuando tan solo en el sexenio de Peña Nieto se autorizaron 37,444 MW y sin considerar que debe compensarse la caída a 11,620 MW del sexenio de AMLO (IMCO). Víctor Ramírez, de P21 Energía, me dice que "se requieren 45 mil MW solo de energía limpia..., 55 mil MW en total". Además, para la transmisión, monopolio de la CFE, se requieren unos 10 mil millones de dólares adicionales. La Comisión no tiene para todo. El Plan México propone llevar a nuestro país al "top 10 de países en valor de la producción aeroespacial", pero también "liderar la primera misión 100 por ciento latina al espacio". ¡Costoso sueño guajiro!

 

Los planes nacionales de desarrollo no valen más que el papel en el que han sido impresos. El camino para ser una potencia científica e industrial no pasa por la planificación central. Obliga a una mayor libertad.

 

 

TOP 10

El Plan México dice que la economía nacional llegará "al top 10" (así, con ese anglicismo). Actualmente México está en el lugar 14, pero de la suma total. En términos per cápita estamos apenas en 68.

 

Sergio Sarmiento

 


lunes, enero 06, 2025

 

¿Dejaremos que nos sigan engañando?

El gobierno de López Obrador se caracterizó por la mentira sistemática. Más de cien mil mentiras, imprecisiones y “otros datos” sostuvo en sus conferencias matutinas.

 

La mentira como forma de gobierno trasciende a la administración anterior; es algo propio de los gobiernos populistas. Lo esencial de su forma de gobierno está basado “en una gran mentira: que hay un solo pueblo que solamente ellos representan” (J.W. Müller, ¿Qué es el populismo? Grano de sal).

 

En el caso mexicano, la mentira estuvo —y está— apoyada en un poderoso sistema de difusión, público y privado. Los medios de comunicación masivos difundieron las mentiras del gobierno sin análisis alguno, sin confrontarlas con la verdad, sin desmentirlas. Lo hicieron porque es lo que hacían desde los tiempos del priismo clásico: lo que diga el presidente es la ley y hay que difundirlo. Sin importarles que ese mecanismo servil recordara la sentencia leninista: proporcionaron la soga con la que finalmente serán ahorcados.

 

No es que Claudia Sheinbaum haya heredado la mentira metódica de su antecesor o que sea una más de las cosas que le copia. Forma parte medular de su estilo de gobierno, del gobierno populista. No importa la verdad, que es cosa de pocos, sino la mentira que se pueda difundir masivamente.

 

Lo acabamos de ver. The New York Times publica un sólido reportaje sobre la producción de fentanilo en Culiacán. Al día siguiente, Sheinbaum dice que es falso y en una segunda ocasión lleva a “expertos” que supuestamente lo desmienten. Las redes se encienden. Publican varios reportajes (BBC, PBS, Le Monde y hasta un reportaje de Televisa) que muestran con claridad que el reportaje del New York Times dice la verdad: en México se produce el fentanilo que luego se exporta a Estados Unidos y que es el responsable de la muerte de decenas de miles de jóvenes norteamericanos.

 

Sheinbaum —como antes López Obrador— sabe que miente. Sabe también que sus mentiras no tendrán consecuencias. Sabe que puede mentir impunemente. Las voces de sus críticos llegarán solo a un sector vociferante pero reducido de la población. Lo que ella diga, en cambio, será transmitido por todos los canales de televisión y todas las estaciones de radio, por todos los medios y las redes sociales; cientos de bots se encargarán además de arrojar lodo a los que difundan lo contrario de lo que ella dice.

 

El modelo de las conferencias sistemáticas lo copió López Obrador de Hugo Chávez (“Aló, presidente”), lo probó cuando fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México y lo desarrolló a plenitud en su periodo como presidente. Al asumir Sheinbaum el poder, dijo que cambiaría el modelo de las conferencias, pero ante el nulo impacto que provocó el nuevo formato, volvió a la fórmula conocida y efectiva. Así, cada mañana la vemos decir chistes sosos, descalificaciones a sus críticos y mentiras descaradas. No, México no es autosuficiente en combustibles. No, México no alcanzó en diciembre su más alto nivel de empleo. No, México no es el país más democrático del mundo. Y por supuesto: es falso que México no sea el primer productor de fentanilo en el mundo.

 

El asunto es: ¿qué hacemos con esas mentiras que inundan los medios y que la sociedad mayoritaria cree a pie juntillas porque en México al presidente se le cree y “si lo dicen en la televisión debe ser cierto”? Millones de personas creen que el AIFA es el mejor aeropuerto del mundo, que el Tren Maya es la mayor proeza de ingeniería del planeta y que Dos Bocas refina cientos de miles de barriles de gasolina. Puras mentiras.

 

Lo que dice Sheinbaum en sus conferencias no va dirigido al público extranjero, tampoco se dirige al público enterado; su objetivo es su público base, sus simpatizantes, sus votantes cautivos.

 

¿De qué sirve decir la verdad en un país de mentiras? ¿De qué sirve tener la razón si millones beben y comen todos los días las mentiras del gobierno?

 

Propuse hace tiempo un sitio de Internet dedicado a desmentir puntualmente cada una de las mentiras de la presidenta. Ese servicio ya existe, se le puede seguir en Twitter: El Sabueso, una herramienta de Animal Político. Pero no es suficiente.

 

¿Qué hacer? Animar a los medios masivos de comunicación parece inútil. Si se mueven, les agita el fantasma de las concesiones. Además, les va muy bien difundiendo las mentiras de la Presidencia, ¿para qué moverle?

 

Anegados en la mentira oficial, la sociedad chapotea estérilmente en un pantano de desinformación. ¿Cómo salir de ahí? No lo sé. Pero seguiré insistiendo en este tema, que es central. De él depende que algún día podamos salir de la oscuridad antidemocrática y autoritaria que nos cubre con su manto espeso de mentiras.

 

Fernando García Ramírez

 


sábado, diciembre 07, 2024

 

La 'kakistocracia'

"La caquistocracia protege a los cleptócratas. Todos llevan los malvados y manipuladores guantes de la codicia y el juego de poder". Angelica Hopes

 

El semanario The Economist ha declarado que kakistocracy es "la palabra del 2024".

 

Para muchos es novedosa, aunque en realidad sus primeros usos registrados en inglés se remontan al siglo 17.

 

En español "kakistocracia" se ha vuelto también popular en las ciencias sociales y la política. Se acuñó por la necesidad de tener un antónimo para "aristocracia", que viene de los términos griegos aristos, lo mejor, y kratos, poder o Gobierno.

 

Kakistocracy mezcla también dos raíces griegas: kakistos, lo peor, y kratos, poder o Gobierno.

 

La voz no está registrada en el Diccionario de la Real Academia Española, aunque en sus consultas en redes sociales ésta ha aclarado que eso no significa "que se desaconseje su empleo".

 

La Academia define la palabra en redes como el "Gobierno de los peores o los menos capaces" y ha señalado que su inclusión en el Diccionario está siendo considerada. Recomienda la grafía "caquistocracia", que "se ajusta mejor al sistema gráfico del español", pero su uso actual en nuestro idioma es usualmente como "kakistocracia".

 

En 1996 el pensador italiano Michelangelo Bovero publicó en México, en la revista Este País, un artículo titulado "Kakistocracia: la pésima república", que 22 años después José Woldenberg calificaría de "erudito, provocador y juguetón".

 

The Economist consideró a kakistocracy como palabra del año por la forma masiva en que se buscó en Google y se empleó en redes sociales tras el triunfo electoral de Donald Trump, particularmente cuando éste empezó a nombrar a quienes ocuparían cargos en su Gabinete a pesar de que eran patentemente incapaces para las funciones que tendrían. La revista señaló que Trump está eligiendo a sus colaboradores "por su lealtad, por encima de todas las cosas".

 

Quizá Trump ha estado imitando a su amigo López Obrador, quien eligió también para su Gabinete a muchos con poca o nula capacidad. El propio AMLO lo reconoció al principio de su Gobierno: "A mí lo que más me importa, más que la experiencia, es la honestidad. Ya para irnos entendiendo mejor. Si hablamos en términos cuantitativos, 90 por ciento honestidad, 10 por ciento experiencia".

 

"Honestidad", sin embargo, no es la palabra correcta, sino "lealtad" y, sobre todo, "obediencia" al jefe. Ignacio Ovalle, amigo de décadas de López Obrador, empezó el sexenio como director de Segalmex, institución que sufrió el mayor fraude de corrupción del sexenio de AMLO (hasta donde sabemos, ya que la opacidad en las obras del Gobierno ha hecho difícil documentar otros casos).

 

En vez de actuar contra Ovalle, empero, el Presidente lo exoneró sin ninguna investigación. Es verdad que lo removió de Segalmex, pero le dio, para protegerlo, un nuevo cargo público como coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo.

 

Así, a través del amiguismo y el nepotismo, López Obrador convirtió al Gobierno en una caquistocracia. Si bien algunas de las designaciones de la nueva Presidenta Sheinbaum son mejores, muchas otras mantienen la filosofía de su predecesor: ha escogido para los cargos públicos a personas sin capacidad para ejercerlos.

 

Malo es que tengamos en México una caquistocracia, pero ésta se volverá peor por la decisión de la Presidenta Sheinbaum de avanzar en la concentración de Poderes que promovió López Obrador con su Plan C.

 

Lo peor es que en enero habrá otra caquistocracia en Estados Unidos con el Gobierno de Trump. Difícilmente saldrán bien las cosas cuando los peores y los más incapaces ejercen el Gobierno de estos dos vecinos distantes.

 

EMPLEO

En noviembre hubo un aumento de 24 mil 696 puestos de trabajo registrados en el IMSS, un avance de sólo 0.1 por ciento desde octubre. Si la comparación es con noviembre de 2023, el alza es de 1 por ciento. Se confirma la desaceleración económica, pero preocupa más la caída en el número de patrones, de un millón 077 mil 883 en noviembre de 2023 a un millón 060 mil 486 en 2024, 17 mil 397 menos, porque ellos son quienes crean empleos.

 

Sergio Sarmiento

 


lunes, diciembre 02, 2024

 

El populismo ante el espejo

La Presidenta Sheinbaum debe reconocer en los dichos de Donald Trump los resortes de su propia voz. Los argumentos de la mexicana para defender y acelerar la reforma judicial, el desprecio de una apabullante evidencia que exigía reconsiderar una decisión que a su juicio tiene la marca inapelable de aprobación electoral, la facilidad con la que ella descarta la razón del otro como la voz ilegítima de un enemigo o como la pataleta de los derrotados tienen eco directo en el demagogo del norte.

 

Tiene gracia que Sheinbaum pretenda convencer a Trump presentando datos e invocando súbitamente la racionalidad técnica cuando ha sido hermética a las fundadas advertencias de lo que significa la destrucción institucional en la que se ha empeñado.

 

¿De qué han servido los argumentos frente a la cerrazón ideológica? ¿Qué valor tienen los datos cuando gobierna la obsesión? ¿Qué efecto han tenido en ella las advertencias de expertos de aquí y de fuera sobre el impacto ruinoso de su proyecto de devastación constitucional? Para el voluntarismo populista el argumento técnico y el dato son nada.

 

A Sheinbaum no le faltaron documentos y estudios que anticiparan el impacto esperable de la anulación judicial. Juristas de todas las persuasiones ideológicas, abogados de aquí y de fuera advertían el efecto desastroso del desmoche integral del tercer poder. No se trataba solamente del estamento jurídico: instituciones financieras, organismos internacionales levantaron la alarma.

 

Esta reforma es un disparo en el pie, le dijeron: con el debilitamiento institucional, el Gobierno cierra la oportunidad que pudo haber abierto la economía de cercanías. Sheinbaum no se detuvo un segundo a ponderar los argumentos que contrariaban su prejuicio. A los críticos los desplazó al campo de los enemigos y cerró cualquier posibilidad de diálogo. Repitió incesantemente un par de frasecitas demagógicas. Recurrió a las más burdas trampas retóricas para detener el arsenal de argumentos críticos. La democracia es el gobiernodelpueblo y no hay nada más que agregar. Todo aquel que se oponga a la elección de jueces defiende la corrupción y el privilegio.

 

Si cumple usted sus amenazas, le dicen ahora a Trump, se dará un tiro en el pie: la economía que quiere impulsar entrará en crisis por la escasez de trabajadores y por la elevación de los precios. Tal parece que el efecto que el argumento y el dato tendrán en Trump será igual al que tuvieron en Sheinbaum. La razón populista tiene razones que la razón ignora.

 

Lo que le importa a Trump es dar un golpe escénico, una demostración de poder, un gesto de ruptura. El populista del norte no hace cálculo de rentabilidad como, curiosamente, le pide ahora la populista del sur. Pero, ¿no invita Sheinbaum a Trump a desconocer el "mandato" de las urnas cuando lo llama a reconsiderar los aranceles que propone? ¿No votaron los norteamericanos por el levantamiento de muros comerciales para impulsar un nuevo nacionalismo económico? ¿No son sus amenazas el cumplimiento estricto de lo que ofreció en campaña?

 

Sheinbaum usó el alegato del mandato para sugerir que la reforma judicial era, simplemente, innegociable. La reconsideración de la propuesta de campaña habría sido, para ella, una auténtica traición. La gente votó por mi programa. No tengo más espacio que cumplir con lo prometido. Bajo la lógica de la democracia sheinbaumista, Trump está obligado a desacoplar la plataforma norteamericana, deportar millones cuanto antes e intervenir militarmente en México. Si ésa fue su oferta, ése tiene que ser su programa.

 

Un populismo se mira en el espejo del otro. El régimen que pudo ignorar el daño patrimonial que significaba el abandono de un aeropuerto para cumplir el capricho del patriarca, el régimen que decidió por antojo sus obras emblemáticas, el régimen que desoyó todas las advertencias, que canceló cualquier diálogo con la crítica, el régimen que recurrió a los datos alternativos para desconocer la realidad mensurable pide asentar la negociación con Estados Unidos en la mesa de las evidencias.

 

Sheinbaum verá en Trump la sombra de su tutor y la silueta de su propia cerrazón argumentativa.

 

Jesús Silva-Herzog Márquez

 


lunes, noviembre 25, 2024

 

Así murió la república

Hemos confundido o amalgamado democracia y república. Deberían ser, y en muchos casos han sido, compatibles y complementarias, pero no son idénticas. La democracia es la tarea política de los ciudadanos; la república es el andamiaje institucional y legal que la hace posible. Pero la democracia corre siempre el peligro de corromperse en demagogia, y es entonces cuando república y democracia pueden volverse antitéticas. Por desgracia, es el caso de México. Hoy.

 

La democracia, invento de los griegos, responde en esencia a la pregunta ¿quién tiene derecho a gobernar? La respuesta es: la mayoría. Pero para prevenir la corrupción demagógica idearon reglas diversas para separar de sus cargos a los líderes que, abusando de la popularidad, buscaban una concentración excesiva del poder o azuzaban revoluciones. Aunque al final Atenas sucumbió en manos de las tiranías y el posterior dominio macedonio y romano, su historia no registra una sola tesis filosófica, un solo episodio o un personaje que haya defendido la supresión política de la minoría en nombre de la propia democracia. Esa supresión tenía un nombre: tiranía, y ningún tirano lo fue "en nombre" de la democracia. Por desgracia, ese es el caso de México. Hoy.

 

La república, invento de los romanos, responde en esencia a la pregunta: ¿cuáles son los límites que deben anteponerse al poder? La respuesta: todos los necesarios. Temerosa de la tiranía de muchos y de uno, Roma discurrió la división tripartita de los poderes: Senado, Asambleas Legislativas y Magistrados ejecutivos (dos Cónsules, no uno, y renovables cada año). Ese orden republicano, trabajado a lo largo de cinco siglos, llevó el derecho y, con él, la civilización romana a todos los confines de aquel mundo. Finalmente se derrumbó a manos de un líder y su cauda popular. Lo siguió el Imperio que globalizó la ciudadanía y, en sus mejores momentos, bajo Augusto, Adriano o Marco Aurelio, rindió homenaje formal a la república. No obstante, en largos períodos predominaron los Calígula, Nerón o Cómodo, los endiosados del poder que pisotearon el legado histórico. Por desgracia, este es el caso de México. Hoy.

 

El régimen mexicano ha usado la democracia para acabar con la república. ¿Cómo lo ha hecho? Interpretando la democracia, con evidente mala fe, como la tácita voluntad del pueblo depositada en el régimen para hacer lo que le venga en gana, suprimiendo los derechos de la (inmensa) minoría.

 

En latín, este recurso de la demagogia se denomina "falacia ad populum". Consiste en pretender que la verdad depende de la cantidad de gente que cree en ella. Pero la verdad no es cuantitativa: no importa cuántos opinen esto o aquello, la verdad es un acuerdo entre el dicho y la realidad.

 

Los voceros del régimen practican ad nauseam la falacia ad populum. A menudo se ponen etimológicos: "demos, pueblo; cratos, poder". O se sienten latinistas: "Vox populi, vox Dei". O sentenciosos: "El pueblo nunca se equivoca". En el fondo, su inspiración -acaso no involuntaria- es Carl Schmitt, el filósofo del nazismo: "la distinción específica de la política es la confrontación del amigo y el enemigo".

 

Cuando ese pueblo que nunca se equivoca llevó a Hitler al poder en 1933 y vio con regocijo la destrucción de la República de Weimar, Schmitt creyó ver convertida su doctrina en una profecía universal. Todos conocemos los resultados de aquella voz divina, de aquel demos alemán depositando el cratos en el Führer. Pero nadie piensa en ese desvarío del pueblo alemán como una hazaña de la democracia. Por desgracia, México vive su propio desvarío. Hoy.

 

Precisamente como una hazaña de la democracia se ha querido presentar ese acto de barbarie (cruelmente) llamado Reforma judicial. "El pueblo la pidió para acabar con la corrupción y el nepotismo", se proclama demagógicamente. Doble falacia: ¿dónde consta que "el pueblo" pidió la reforma? Y aun si así fuera, esa opinión no probaría la verdad sobre su pertinencia. Y, para colmo, el cinismo: el régimen que ha abusado del nepotismo y la corrupción lava su conciencia invocando al pueblo.

 

El endiosamiento del poder produce esos engendros. Grecia nunca recobró su democracia. Roma sacrificó por siempre a su república. Ahí, inverosímilmente, sin división de poderes ni respeto a la ley ni órganos autónomos, con las hordas del crimen a nuestras puertas, en el espectáculo del pan y circo, en el vasto reino de la mentira, precarias las libertades, desvirtuada la democracia, destruidas las instituciones republicanas, por desgracia, está México. Hoy.

 

Enrique Krauze


domingo, noviembre 24, 2024

 

Recesión democrática

En México y Nuevo León, crece la preocupación por el respaldo al autoritarismo como solución a problemas estructurales de la sociedad. Según Latinobarómetro, el 33 por ciento de los mexicanos considera que los Gobiernos autoritarios son más eficaces que los democráticos, incluso violando leyes, un aumento de 11 puntos desde 2020. Al mismo tiempo, el apoyo a la democracia cayó del 43 al 35 por ciento hoy.

 

Este fenómeno refleja una tendencia preocupante hacia la "recesión democrática", donde la desconfianza hacia los sistemas democráticos y los partidos políticos fomenta el autoritarismo y el populismo.

 

Cuando un régimen se inclina hacia el autoritarismo, las instituciones del Estado pierden su capacidad de mediación y fortalecimiento. Sin ellas, los Estados se convierten en entidades débiles, incapaces de proporcionar seguridad, servicios básicos o de actuar como árbitros imparciales en los conflictos sociales.

 

El autoritarismo promete decisiones rápidas y centralizadas, pero estas soluciones son temporales. Steven Levitsky advierte que los Gobiernos autoritarios concentran el poder, erosionan derechos ciudadanos y limitan la rendición de cuentas. Sin libertades no hay desarrollo y un Gobierno recién electo que se vuelve insensible a las críticas demuestra incapacidad, temor y camina hacia el autoritarismo.

 

En Nuevo León, el enfrentamiento entre poderes refleja cómo la falta de cohesión institucional paraliza el desarrollo. Las disputas entre Ejecutivo y Legislativo frenan políticas públicas, afectando el dinamismo económico y social, y dejando a los ciudadanos vulnerables ante problemas como la movilidad urbana y la creciente inseguridad.

 

Douglass North, Premio Nobel de Economía, resalta que las instituciones son las reglas del juego que generan confianza y garantizan el desarrollo. Estas reglas, más allá del marco legal, son las reglas de honestidad, decencia e integridad que practicamos o dejamos de ejercer a diario los mexicanos. Su debilitamiento, evidenciado en México con la desaparición de órganos autónomos y en Nuevo León con la manipulación presupuestal, limita programas sociales y políticas públicas efectivas, agravando la desigualdad y la incertidumbre.

 

Reconstruir la relación entre sociedad e instituciones es urgente, complejo y cuesta arriba. Las pugnas por el poder, al concentrarse solo en el pleito, generan un sistema fragmentado, agraviado e ineficaz. Hoy es más urgente el perdón, la disculpa, que los cálculos políticos.

 

Ejemplos como Finlandia y Canadá demuestran que invertir en instituciones inclusivas y transparentes impulsa beneficios económicos y sociales.

 

El autoritarismo puede parecer una solución rápida, pero sus costos a largo plazo son insostenibles. Como señala Amartya Sen, el desarrollo no se limita al crecimiento económico; requiere libertad, participación y justicia. Concentrar el poder erosiona estos principios y priva a la sociedad de un futuro digno.

 

Aristóteles ya advertía de las depravaciones de los sistemas de gobierno: tiranía, oligarquía y demagogia, donde solo unos pocos se benefician. Hoy, estas distorsiones son evidentes en México y en Nuevo León. Pericles, líder de la democracia ateniense, lo advirtió hace más de 2 mil 500 años: la democracia, aunque valiosa por su participación ciudadana, no siempre garantiza decisiones sabias. Esto exige limitar y ordenar el poder para lograr Gobiernos justos y eficientes.

 

La democracia enfrenta un grave desgaste. La falta de límites claros, como la división de poderes y la transparencia, la ha debilitado.

 

Aún hay tiempo para revertir esta tendencia. Cuando los ciudadanos se organizan y exigen rendición de cuentas, las instituciones pueden revitalizarse. Reconstruir nuestra democracia hoy erosionada no es un lujo, es una necesidad urgente. Es hora de construir un sistema en el que la justicia, la equidad y la participación sean los pilares para un México con esperanza de un desarrollo para todos.

 

Vidal Garza Cantú

 


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